+ En el nombre del Padre, y del
Hijo, y del Espíritu Santo. Amén.
Oración inicial
Señor
Jesús, puesto nuevamente en tu presencia, te doy gracias por este nuevo
día que me has concedido y por salir a mi encuentro en esta oración. Te pido
que me hagas dócil a tu palabra, para que unido a Ti, pueda dar frutos de amor.
Hago en silencio un breve examen de conciencia.
Jesús,
sé también que muchas veces me alejo de Ti, que no te amo sobre todas las
cosas, que el mundo y las cosas que pasan me distraen y no me decido a darlo
todo por Ti. Quiero pedirte que me des la fuerza para perseverar siempre y que
renovado por tu perdón siga siempre con esperanza el camino hacia la santidad.
Del santo Evangelio según san Mateo 21, 33-43. 45-46
En aquel tiempo, Jesús
dijo a los sumos sacerdotes y a los ancianos del pueblo esta parábola:
"Había una vez un propietario que plantó un viñedo, lo rodeó con una
cerca, cavó un lagar en él, construyó una torre para el vigilante y luego lo
alquiló a unos viñadores y se fue de viaje.
Llegado el tiempo de la
vendimia, envió a sus criados para pedir su parte de los frutos a los
viñadores; pero éstos se apoderaron de los criados, golpearon a uno, mataron a
otro, y a otro más lo apedrearon. Envió de nuevo a otros criados, en mayor
número que los primeros, y los trataron del mismo modo.
Por último, les mandó a
su propio hijo, pensando: ‘A mi hijo lo respetarán’. Pero cuando los viñadores
lo vieron, se dijeron unos a otros: ‘Éste es el heredero. Vamos a matarlo y nos
quedaremos con su herencia’. Le echaron mano, lo sacaron del viñedo y lo
mataron.
Ahora díganme: Cuando
vuelva el dueño del viñedo, ¿qué hará con esos viñadores?" Ellos le
respondieron: "Dará muerte terrible a esos desalmados y arrendará el
viñedo a otros viñadores, que le entreguen los frutos a su tiempo".
Entonces Jesús les dijo:
"¿No han leído nunca en la Escritura: La piedra que desecharon los
constructores, es ahora la piedra angular. Esto es obra del Señor y es un
prodigio admirable?
Por esta razón les digo
que les será quitado a ustedes el Reino de Dios y se le dará a un pueblo que
produzca sus frutos".
Al oír estas palabras,
los sumos sacerdotes y los fariseos comprendieron que Jesús las decía por ellos
y quisieron aprehenderlo, pero tuvieron miedo a la multitud, pues era tenido
por un profeta.
Palabra del Señor.
Reflexión
Al
principio del Evangelio de Mateo, la Buena Nueva parece dirigida únicamente a
Israel. El pueblo escogido, ya en la Antigua Alianza, tiene la misión de
anunciar y llevar la salvación a todas las naciones. Pero Israel no ha sido
fiel a su misión. Jesús, el mediador de la Nueva Alianza, congregará a su
alrededor a los doce Apóstoles, símbolo del “nuevo” Israel, llamado a dar
frutos de vida eterna y a anunciar a todos los pueblos la salvación.
Este
nuevo Israel es la Iglesia, todos los bautizados. Nosotros hemos recibido, en
la persona de Jesús y en su mensaje, un regalo único que hemos de hacer
fructificar. No nos podemos conformar con una vivencia individualista y cerrada
a nuestra fe; hay que comunicarla y regalarla a cada persona que se nos acerca.
De ahí se deriva que el primer fruto es que vivamos nuestra fe en el calor de
familia, el de la comunidad cristiana. Esto será sencillo, porque «donde hay
dos o más reunidos en mi nombre, yo estoy allí en medio de ellos» (Mt 18,20).
Pero
se trata de una comunidad cristiana abierta, es decir, eminentemente misionera
(segundo fruto). Por la fuerza y la belleza del Resucitado “en medio nuestro”,
la comunidad es atractiva en todos sus gestos y actos, y cada uno de sus
miembros goza de la capacidad de engendrar hombres y mujeres a la nueva vida
del Resucitado. Y un tercer fruto es que vivamos con la convicción y certeza de
que en el Evangelio encontramos la solución a todos los problemas.
Vivamos
en el santo temor de Dios, no fuera que nos sea tomado el Reino y dado a otros..
Para la reflexión personal
a) ¿Te
has sentido alguna vez controlado/a, indebidamente, en casa, en el trabajo, en
la iglesia?
b) ¿Cuál
ha sido tu reacción?
c) ¿Cómo
la de Jesús?
d) Si
Jesús hoy volviera y contara la misma parábola, ¿cómo reaccionaría yo?
Medita
la oración hecha canción.
ORACIÓN: ¿Qué le digo a Dios?
Orar, es
responderle al Señor que nos habla primero. Estamos queriendo escuchar su
Palabra Salvadora. Esta Palabra es muy distinta a lo que el mundo nos ofrece y
es el momento de decirle algo al Señor.
ES TU MOMENTO CON DIOS. ¡ORA!
Gracias
Buen Señor por esta oración. Gracias por invitarme a participar de tu viña. Te
pido que me ayudes a que mi corazón no se embote sino que, ardiendo de amor por
Ti, pueda iluminar a todo el mundo con la Buena Nueva. Amén.
Reza un Padre
Nuestro, un Ave María y un Gloria
Pidámosle a
María su maternal ayuda.
Madre
mía, mujer eucarística: no sé cuánto tiempo
pudiste en esta tierra recibir a tu Hijo en la Sagrada Eucaristía, pero sí me
imagino que no hay un ejemplo más grande de piedad y devoción a Jesús
Sacramentado que el tuyo, porque tus misas y comuniones estarían llenas de
amor, con un deseo muy intenso de recibirlo cada día en tu corazón.
Yo quisiera recibir al Señor con
esa pureza, humildad y devoción con que tú lo recibiste.
Ayúdame también, Madre, a
manifestar mi amor a tu Hijo cuando celebro el santo sacrificio del altar. No
sólo quiero evitar la más mínima muestra de desprecio, sino que quiero tratarlo
con delicadeza de enamorado.
Amén.
+ En el nombre del Padre, y del
Hijo, y del Espíritu Santo. Amén.
Padre José Luis Romero Landeros IJS
Referencias:
Mi vida en Xto.
La oración
nuestra de cada día.
Jóvenes
católicos.
Ocarm.
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