+ En el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo. Amén.
Oración inicial
Señor,
hoy mi oración se torna temblorosa. Hoy, ante tu Palabra, caigo de bruces ya
desde el principio. Abrahán, el padre de los creyentes, estaba dispuesto a
obedecer a Dios y sacrificar a su propio hijo. Pero Dios no permitió que se
llevara a cabo el sacrificio. Y aquí el Padre Dios entrega al Hijo por nuestra
salvación y este hijo querido no escucha ninguna voz de lo alto que impida este
sacrificio. Señor, no entiendo nada. Dame tu gracia para internarme en este
misterio.
Del santo Evangelio según san Lucas 16, 19-31
En
aquel tiempo, Jesús dijo a los fariseos: "Había un hombre rico, que se
vestía de púrpura y telas finas y banqueteaba espléndidamente cada día. Y un
mendigo, llamado Lázaro, yacía a la entrada de su casa, cubierto de llagas y
ansiando llenarse con las sobras que caían de la mesa del rico. Y hasta los
perros se acercaban a lamerle las llagas.
Sucedió, pues, que murió el mendigo y los ángeles lo llevaron al seno de Abraham. Murió también el rico y lo enterraron. Estaba éste en el lugar de castigo, en medio de tormentos, cuando levantó los ojos y vio a lo lejos a Abraham y a Lázaro junto a él.
Entonces
gritó: ‘Padre Abraham, ten piedad de mí. Manda a Lázaro que moje en agua la
punta de su dedo y me refresque la lengua, porque me torturan estas llamas’.
Pero Abraham le contestó: ‘Hijo, recuerda que en tu vida recibiste bienes y
Lázaro, en cambio, males. Por eso él goza ahora de consuelo, mientras que tú
sufres tormentos. Además, entre ustedes y nosotros se abre un abismo inmenso,
que nadie puede cruzar, ni hacia allá ni hacia acá’.
El
rico insistió: ‘Te ruego, entonces, padre Abraham, que mandes a Lázaro a mi
casa, pues me quedan allá cinco hermanos, para que les advierta y no acaben
también ellos en este lugar de tormentos’. Abraham le dijo: ‘Tienen a Moisés y
a los profetas; que los escuchen’. Pero el rico replicó: ‘No, padre Abraham. Si
un muerto va a decírselo, entonces sí se arrepentirán’. Abraham repuso: ‘Si no
escuchan a Moisés y a los profetas, no harán caso, ni aunque resucite un
muerto’ ".
Palabra del Señor.
Reflexión
h
Hoy, el Evangelio es una
parábola que nos descubre las realidades del hombre después de la muerte. Jesús
nos habla del premio o del castigo que tendremos según cómo nos hayamos
comportado.
El
contraste entre el rico y el pobre es muy fuerte. El lujo y la indiferencia del
rico; la situación patética de Lázaro, con los perros que le lamen las úlceras.
Todo tiene un gran realismo que hace que entremos en escena.
Podemos
pensar, ¿Dónde estaría yo si fuera uno de los dos protagonistas de la parábola?
Nuestra sociedad, constantemente, nos recuerda que hemos de vivir bien, con
confort y bienestar, gozando y sin preocupaciones. Vivir para uno mismo, sin
ocuparse de los demás, o preocupándonos justo lo necesario para que la
conciencia quede tranquila, pero no por un sentido de justicia, amor o
solidaridad.
Hoy
se nos presenta la necesidad de escuchar a Dios en esta vida, de convertirnos
en ella y aprovechar el tiempo que Él nos concede. Dios pide cuentas. En esta
vida nos jugamos la vida.
Jesús
deja clara la existencia del infierno y describe algunas de sus
características: la pena que sufren los sentidos —«que moje en agua la punta de
su dedo y refresque mi lengua, porque estoy atormentado en esta llama» — y su
eternidad —«entre nosotros y vosotros se interpone un gran abismo».
Hay
que despojarse del hombre viejo y ser libre para poder amar al prójimo. Hay que
responder al sufrimiento de los pobres, de los enfermos, o de los abandonados.
Sería bueno que recordáramos esta parábola con frecuencia para que nos haga más
responsables de nuestra vida. A todos nos llega el momento de la muerte. Y hay
que estar siempre preparados, porque un día seremos juzgados.
Para la reflexión personal
Dos vidas paralelas que nunca se encuentran: el rico y el pobre.
a) ¿Cómo es nuestra relación con los pobres?
b) ¿Qué podemos hacer para acortar la distancia
entre ricos y pobres?
Medita la oración hecha canción.
ORACIÓN: ¿Qué le digo a Dios?
Orar,
es responderle al Señor que nos habla primero. Estamos queriendo escuchar su
Palabra Salvadora. Esta Palabra es muy distinta a lo que el mundo nos ofrece y
es el momento de decirle algo al Señor.
Reza un Padre Nuestro, un Ave María y un Gloria
Pidámosle a Santa María, nuestra Madre, su ayuda.
Madre de
misericordia: soy consciente de que el ministerio sacerdotal me obliga a dar la
vida por mis hermanos.
También soy
consciente de que tengo en mis manos un tesoro, una riqueza que me ha dado
Dios, configurándome con su Hijo, y que soy responsable de hacerlo fructificar.
Te pido tu ayuda
para conseguir más la gracia de la fe, la esperanza y la caridad, tan
necesarias para cumplir con mi misión.
Madre de Cristo,
Sumo y Eterno Sacerdote: ayúdame también a dar fruto, practicando las virtudes
sacerdotales, déjame entrar a tu corazón, y modela mi alma conforme a tu Hijo
Jesucristo.
Amén.
+ En el nombre
del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo. Amén.
Padre José Luis Romero
Landeros IJS
Referencias:
Espada de dos
filos.
Mi vida en Xto.
La oración
nuestra de cada día.
Jóvenes
católicos.
Ocarm.
Rezandovoy
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