+ En el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo. Amén.
Oración inicial
Señor,
quiero que me enseñes lo que significa eso de “dar plenitud”. Te aseguro
que no me gustan las cosas a medias. Me dejan vacío, triste, desilusionado.
Quiero llenar de sentido mi oración, mi trabajo, mi descanso, mi compromiso en
el amor, mi vida. Ayúdame, Señor, Dios mío. No quiero ser un vulgar, ni un
tibio, ni un perezoso.
Del santo Evangelio según san Mateo 5, 17-19
En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: "No crean que he venido a abolir la ley o los profetas; no he venido a abolirlos, sino a darles plenitud. Yo les aseguro que antes se acabarán el cielo y la tierra, que deje de cumplirse hasta la más pequeña letra o coma de la ley. Por lo tanto, el que quebrante uno de estos preceptos menores y enseñe eso a los hombres, será el menor en el Reino de los cielos; pero el que los cumpla y los enseñe, será grande en el Reino de los cielos".
Palabra del Señor.
Reflexión
h
Hay mucho respeto por las
distintas religiones. Todas ellas expresan la búsqueda de la trascendencia por
parte del hombre, la búsqueda del más allá, de las realidades eternas. En
cambio, en el cristianismo, que hunde sus raíces en el judaísmo, este fenómeno
es inverso: es Dios quien busca al hombre.
Como
recordó San Juan Pablo II, Dios desea acercarse al hombre, Dios quiere
dirigirle sus palabras, mostrarle su rostro porque busca la intimidad con él.
Esto se hace realidad en el pueblo de Israel, pueblo escogido por Dios para
recibir sus palabras. Ésta es la experiencia que tiene Moisés cuando dice:
«¿Dónde hay una nación tan grande que tenga unos dioses tan cercanos como el
Señor, nuestro Dios, siempre que lo invocamos?». Y, todavía, el salmista canta
que Dios «Anuncia su palabra a Jacob, sus decretos y mandatos a Israel; con
ninguna nación obró así, ni les dio a conocer sus mandatos».
Jesús,
pues, con su presencia lleva a cumplimiento el deseo de Dios de acercarse al
hombre. Por esto, dice que «no penséis que he venido a abolir la Ley y los
Profetas. No he venido a abolir, sino a dar cumplimiento». Viene a
enriquecerlos, a iluminarlos para que los hombres conozcan el verdadero rostro
de Dios y puedan entrar en intimidad con Él.
En
este sentido, menospreciar las indicaciones de Dios, por insignificantes que
sean, comporta un conocimiento raquítico de Dios y, por eso, uno será tenido
por pequeño en el Reino del Cielo. Y es que, como decía san Teófilo de
Antioquía, «Dios es visto por los que pueden verle; sólo necesitan tener
abiertos los ojos del espíritu (...), pero algunos hombres los tienen
empañados».
Aspiremos,
pues, en la oración a seguir con gran fidelidad todas las indicaciones del
Señor. Así, llegaremos a una gran intimidad con Él y, por tanto, seremos
tenidos por grandes en el Reino del Cielo.
Para la reflexión personal
a) ¿Cómo entendemos en nuestra vida los mandamientos
de la ley de Dios?
b) ¿Cómo es nuestra fidelidad en los pequeños
detalles de cada día, en aquellos mandamientos que parecen menos importantes?
c) ¿En qué medida coinciden los criterios de
grandeza y pequeñez en el reino de los cielos con los del mundo en que vivimos?
Medita la oración hecha canción.
ORACIÓN: ¿Qué le digo a Dios?
Orar, es
responderle al Señor que nos habla primero. Estamos queriendo escuchar su
Palabra Salvadora. Esta Palabra es muy distinta a lo que el mundo nos ofrece y
es el momento de decirle algo al Señor.
Reza un Padre Nuestro, un Ave María y un Gloria
Pidámosle a Santa María, nuestra Madre, su ayuda.
Madre
mía: en tu seno se hizo carne el Verbo de Dios.
Tú
eres bendita por haber escuchado siempre la palabra de tu Hijo y ponerla por
obra.
Enséñame
a escuchar con atención la voz de tu Hijo para rectificar el camino.
Madre
de Cristo, Sumo y Eterno Sacerdote: déjame entrar a tu corazón, y modela mi
alma conforme a tu Hijo Jesucristo.
Amén.
+ En el nombre
del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo. Amén.
Padre José Luis Romero
Landeros IJS
Referencias:
Espada de dos
filos.
Mi vida en Xto.
La oración
nuestra de cada día.
Jóvenes
católicos.
Ocarm.
Rezandovoy
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