+ En el nombre
del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo. Amén.
Oración inicial
Señor,
en este rato de oración que voy a realizar sobre el evangelio del día, me llama
poderosamente la atención lo que se dice de Ti. “Miles de personas se agolpaban
hasta pisarse unos a otros”. Me pregunto: ¿Qué tenía tu persona que tanto
atraía a la gente? ¿Por qué la gente se pisaba por escucharte? Había en Ti algo
inefable, misterioso. Brillaban tus ojos con luz propia. De tus labios salían
palabras de bondad, de sabiduría, de gracia. Y, sobre todo, de verdad, de
coherencia, de no decir nada que antes no lo hubieras hecho vida. Enséñame a
vivir como Tú para poder dar un auténtico testimonio de Ti ante el mundo.
Del santo Evangelio según san Lucas 12, 1-7
En
aquel tiempo, la multitud rodeaba a Jesús en tan gran número que se atropellaban
unos a otros. Entonces Jesús les dijo a sus discípulos: "Cuídense de la
levadura de los fariseos, es decir, de la hipocresía. Porque no hay nada oculto
que no llegue a descubrirse, ni nada secreto que no llegue a conocerse.
Por eso, todo lo que ustedes hayan dicho en la oscuridad, se dirá a plena luz, y lo que hayan dicho en voz baja y en privado, se proclamará desde las azoteas. Yo les digo a ustedes, amigos míos: No teman a aquellos que matan el cuerpo y después ya no pueden hacer nada más. Les voy a decir a quién han de temer: Teman a aquel que, después de darles muerte, los puede arrojar al lugar de castigo. Se lo repito: A él sí tienen que temerlo.
¿No
se venden cinco pajarillos por dos monedas? Sin embargo, ni de uno solo de
ellos se olvida Dios; y por lo que a ustedes toca, todos los cabellos de su
cabeza están contados. No teman, pues, porque ustedes valen mucho más que todos
los pajarillos".
Palabra del Señor.
Reflexión
h Hoy contemplamos a
Nuestro Señor Jesucristo dirigiéndose a las gentes después de haberse
confrontado con las autoridades religiosas judías, es decir, los fariseos y los
escribas. El Evangelio nos cuenta que el gentío era tan grande que se pisaban
unos a otros. Ahí queda claro que estaban hambrientos de la Palabra de Jesús,
el cual hablaba con tan extraordinaria autoridad a sus líderes religiosos.
Pero san Lucas nos
informa que antes de nada, Jesús empezó hablando a sus discípulos diciendo: «Cuídense
de la levadura de los fariseos, que es la hipocresía». Nuestro Señor desea
conducirnos a la práctica de la sinceridad y transparencia, superando la
hipocresía con que se manejaban los fariseos y escribas. Puesto que ellos
mostraban una actitud externa no conforme con su camino interior de vida: ellos
pretendían ser lo que no eran.
Es contra esto
sobre lo que Jesucristo nos quiere prevenir en el Evangelio de hoy cuando dice:
«Nada hay encubierto que no haya de ser descubierto ni oculto que no haya de
saberse». Sí, todo va a ser revelado. Por este motivo nosotros debemos luchar
por ajustar nuestra vida según lo que profesamos y proclamamos. Obviamente,
esto no es fácil. Pero no debemos temer, pues nuestro Dios está atento. Tal como
dijo san Juan Pablo II, «el amor de Dios no impone cargas que nosotros no
podamos llevar (…). Porque para todo lo que Él nos pida, Él nos proveerá de la
ayuda necesaria». Nada ocurre sin que Él lo conozca. ¡Incluso nuestros cabellos
están contados! Sí, nosotros tenemos un precio ante Dios. No tengamos miedo,
pues su amor no tiene límites.
Señor, concédenos
la sabiduría para llevar bien nuestra vida hacia las exigencias de nuestra fe,
incluso en medio de las dificultades de este mundo. Amén.
Para la reflexión personal
«No teman». En varias ocasiones Jesús repite esta frase a
sus discípulos en el evangelio de hoy. Jesús también nos invita a nosotros a
confiar en la providencia divina, en un Padre que no se olvida de cada uno de
nosotros.
a)
¿Qué rostro de Dios nos revela Jesús en el texto evangélico?
b)
«No teman». ¿Cuáles son nuestros miedos en estos momentos,
aquellos que nos quitan la paz interior?
c)
¿En qué medida somos capaces de descubrir la grandeza de Dios en
la contemplación de la naturaleza?
d)
«Dios no se olvida ni de uno solo de ellos». ¿Qué mensaje de
esperanza transmite esta frase del evangelio, especialmente para los más pobres
y desvalidos?
Medita la oración hecha canción.
ORACIÓN: ¿Qué le digo a Dios?
Orar,
es responderle al Señor que nos habla primero. Estamos queriendo escuchar su
Palabra Salvadora. Esta Palabra es muy distinta a lo que el mundo nos ofrece y
es el momento de decirle algo al Señor.
Reza un Padre Nuestro, un Ave María y un Gloria
Pidámosle a Santa María, nuestra Madre,
su ayuda.
Madre
mía: tus
hijos sacerdotes te necesitamos mucho para cumplir con nuestra misión. No
solamente para que nos consigas las gracias que necesitamos para ejercer
nuestro ministerio, sino porque no faltan todo tipo de peligros a los que
debemos enfrentarnos, y agradecemos mucho contar con la ayuda de una buena
madre, como lo eres tú, para encontrar refugio.
Las
palabras de Jesús nos dan seguridad. Sabemos que valemos mucho más que todos
los pajarillos, pero tu cercanía materna nos da paz en momentos de turbación.
Madre,
te pido que a todos nos guardes bien en tu Inmaculado Corazón.
Amén.
+ En el nombre
del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo. Amén.
Padre José Luis Romero
Landeros IJS
Referencias:
Espada de dos
filos.
Mi vida en Xto.
La oración
nuestra de cada día.
Jóvenes
católicos.
Ocarm.
Rezandovoy
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