viernes, 16 de octubre de 2020

Cuídense de los fariseos.

 

+ En el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo. Amén.

 

Oración inicial

 

Señor, en este rato de oración que voy a realizar sobre el evangelio del día, me llama poderosamente la atención lo que se dice de Ti. “Miles de personas se agolpaban hasta pisarse unos a otros”. Me pregunto: ¿Qué tenía tu persona que tanto atraía a la gente? ¿Por qué la gente se pisaba por escucharte? Había en Ti algo inefable, misterioso. Brillaban tus ojos con luz propia. De tus labios salían palabras de bondad, de sabiduría, de gracia. Y, sobre todo, de verdad, de coherencia, de no decir nada que antes no lo hubieras hecho vida. Enséñame a vivir como Tú para poder dar un auténtico testimonio de Ti ante el mundo.

 

Del santo Evangelio según san Lucas 12, 1-7

En aquel tiempo, la multitud rodeaba a Jesús en tan gran número que se atropellaban unos a otros. Entonces Jesús les dijo a sus discípulos: "Cuídense de la levadura de los fariseos, es decir, de la hipocresía. Porque no hay nada oculto que no llegue a descubrirse, ni nada secreto que no llegue a conocerse.


Por eso, todo lo que ustedes hayan dicho en la oscuridad, se dirá a plena luz, y lo que hayan dicho en voz baja y en privado, se proclamará desde las azoteas. Yo les digo a ustedes, amigos míos: No teman a aquellos que matan el cuerpo y después ya no pueden hacer nada más. Les voy a decir a quién han de temer: Teman a aquel que, después de darles muerte, los puede arrojar al lugar de castigo. Se lo repito: A él sí tienen que temerlo.

¿No se venden cinco pajarillos por dos monedas? Sin embargo, ni de uno solo de ellos se olvida Dios; y por lo que a ustedes toca, todos los cabellos de su cabeza están contados. No teman, pues, porque ustedes valen mucho más que todos los pajarillos".

Palabra del Señor.

 

Reflexión

h Hoy contemplamos a Nuestro Señor Jesucristo dirigiéndose a las gentes después de haberse confrontado con las autoridades religiosas judías, es decir, los fariseos y los escribas. El Evangelio nos cuenta que el gentío era tan grande que se pisaban unos a otros. Ahí queda claro que estaban hambrientos de la Palabra de Jesús, el cual hablaba con tan extraordinaria autoridad a sus líderes religiosos.

Pero san Lucas nos informa que antes de nada, Jesús empezó hablando a sus discípulos diciendo: «Cuídense de la levadura de los fariseos, que es la hipocresía». Nuestro Señor desea conducirnos a la práctica de la sinceridad y transparencia, superando la hipocresía con que se manejaban los fariseos y escribas. Puesto que ellos mostraban una actitud externa no conforme con su camino interior de vida: ellos pretendían ser lo que no eran.

Es contra esto sobre lo que Jesucristo nos quiere prevenir en el Evangelio de hoy cuando dice: «Nada hay encubierto que no haya de ser descubierto ni oculto que no haya de saberse». Sí, todo va a ser revelado. Por este motivo nosotros debemos luchar por ajustar nuestra vida según lo que profesamos y proclamamos. Obviamente, esto no es fácil. Pero no debemos temer, pues nuestro Dios está atento. Tal como dijo san Juan Pablo II, «el amor de Dios no impone cargas que nosotros no podamos llevar (…). Porque para todo lo que Él nos pida, Él nos proveerá de la ayuda necesaria». Nada ocurre sin que Él lo conozca. ¡Incluso nuestros cabellos están contados! Sí, nosotros tenemos un precio ante Dios. No tengamos miedo, pues su amor no tiene límites.

Señor, concédenos la sabiduría para llevar bien nuestra vida hacia las exigencias de nuestra fe, incluso en medio de las dificultades de este mundo. Amén.

 

Para la reflexión personal

 

«No teman». En varias ocasiones Jesús repite esta frase a sus discípulos en el evangelio de hoy. Jesús también nos invita a nosotros a confiar en la providencia divina, en un Padre que no se olvida de cada uno de nosotros.

 

a)    ¿Qué rostro de Dios nos revela Jesús en el texto evangélico?

 

b)   «No teman». ¿Cuáles son nuestros miedos en estos momentos, aquellos que nos quitan la paz interior?

 

c)   ¿En qué medida somos capaces de descubrir la grandeza de Dios en la contemplación de la naturaleza?

 

d)   «Dios no se olvida ni de uno solo de ellos». ¿Qué mensaje de esperanza transmite esta frase del evangelio, especialmente para los más pobres y desvalidos?

 

Medita la oración hecha canción.

 

https://n9.cl/w3fv

 

ORACIÓN: ¿Qué le digo a Dios?

 

Orar, es responderle al Señor que nos habla primero. Estamos queriendo escuchar su Palabra Salvadora. Esta Palabra es muy distinta a lo que el mundo nos ofrece y es el momento de decirle algo al Señor.

 

Reza un Padre Nuestro, un Ave María y un Gloria

 

 

Pidámosle a Santa María, nuestra Madre, su ayuda.

 

Madre mía: tus hijos sacerdotes te necesitamos mucho para cumplir con nuestra misión. No solamente para que nos consigas las gracias que necesitamos para ejercer nuestro ministerio, sino porque no faltan todo tipo de peligros a los que debemos enfrentarnos, y agradecemos mucho contar con la ayuda de una buena madre, como lo eres tú, para encontrar refugio.

Las palabras de Jesús nos dan seguridad. Sabemos que valemos mucho más que todos los pajarillos, pero tu cercanía materna nos da paz en momentos de turbación.

Madre, te pido que a todos nos guardes bien en tu Inmaculado Corazón.

Amén.

 

+ En el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo. Amén.

 

 

Padre José Luis Romero Landeros IJS

 

 

Referencias:

Espada de dos filos.

Mi vida en Xto.

La oración nuestra de cada día.

Jóvenes católicos.

Ocarm.

Rezandovoy

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