+ En el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo. Amén.
Oración inicial
Señor,
de nuevo los testarudos fariseos a la carga. ¡Cuánta paciencia tuviste con
ellos! Les dijiste una y otra vez que el amor es lo primero, que todo lo que se
hace sin amor no sirve; que el obrar con amor nos llena de gozo y que el mero
cumplimiento de la ley nos lleva a la tristeza. Se lo dijiste mil veces a ellos
y también nos lo dices a nosotros.
Del santo Evangelio según san Lucas 14, 1-6
Un sábado, Jesús fue a comer en casa de uno de los jefes de los fariseos, y éstos estaban espiándolo. Había allí, frente a Él, un enfermo de hidropesía, y Jesús, dirigiéndose a los escribas y fariseos, les preguntó: "¿Está permitido curar en sábado o no?" Ellos se quedaron callados. Entonces Jesús tocó con la mano al enfermo, lo curó y le dijo que se fuera. Y dirigiéndose a ellos les preguntó: "Si a alguno de ustedes se le cae en un pozo su burro o su buey, ¿no lo saca enseguida, aunque sea sábado?" Y ellos no supieron qué contestarle.
Palabra del Señor.
Reflexión
h Hoy
podemos admirar la firmeza de Jesús en el cumplimiento de la misión que le ha
encomendado el Padre del cielo. Él no se va a detener por nada: «Yo expulso
demonios y llevo a cabo curaciones hoy y mañana». Con esta actitud, el Señor
marcó la pauta de conducta que a lo largo de los siglos seguirían los
mensajeros del Evangelio ante las persecuciones: no doblegarse ante el poder
temporal. San Agustín dice que, en tiempo de persecuciones, los pastores no
deben abandonar a los fieles: ni a los que sufrirán el martirio ni a los que
sobrevivirán, como el Buen Pastor, que al ver venir al lobo, no abandona el
rebaño, sino que lo defiende. Pero visto el fervor con que todos los pastores
de la Iglesia se disponían a derramar su sangre, indica que lo mejor será echar
a suertes quiénes de los clérigos se entregarán al martirio y quiénes se
pondrán a salvo para luego cuidarse de los supervivientes.
En
nuestra época, con desgraciada frecuencia, nos llegan noticias de persecuciones
religiosas, violencias tribales o revueltas étnicas en países del Tercer Mundo.
Las embajadas occidentales aconsejan a sus conciudadanos que abandonen la
región y repatríen su personal. Los únicos que permanecen son los misioneros y
las organizaciones de voluntarios, porque les parecería una traición abandonar
a los “suyos” en momentos difíciles.
«¡Jerusalén,
Jerusalén!, la que mata a los profetas y apedrea a los que le son enviados.
Este lamento del Señor produce en nosotros, los cristianos del siglo XXI, una
tristeza especial, debida al sangrante conflicto entre judíos y palestinos.
Para nosotros, esa región del Próximo Oriente es la Tierra Santa, la tierra de
Jesús y de María. Y el clamor por la paz en todos los países debe ser más intenso
y sentido por la paz en Israel y Palestina.
Para la reflexión personal
Jesús realiza la curación en presencia de un grupo de
maestros de la ley, para mostrar que lo primero y más importante es la sanación
de una persona.
a)
Jesús no tiene miedo a entrar en cualquier casa y dialogar con
quien sea. ¿En qué medida somos también capaces nosotros de ir más allá de los
prejuicios sociales?
b)
¿En qué momentos nuestras actuaciones están motivadas o influidas
por lo que los demás puedan decir o pensar de nosotros?
c)
¿Qué mensaje de esperanza descubrimos en el evangelio de hoy para
aquellos que sufren por cualquier causa?
Medita la oración hecha canción.
ORACIÓN: ¿Qué le digo a Dios?
Orar,
es responderle al Señor que nos habla primero. Estamos queriendo escuchar su
Palabra Salvadora. Esta Palabra es muy distinta a lo que el mundo nos ofrece y
es el momento de decirle algo al Señor.
Reza un Padre Nuestro, un Ave María y un Gloria
Pidámosle a Santa María, nuestra Madre, su ayuda.
Madre
mía: tú
eres Madre de misericordia porque eres la Madre de Jesús, y porque aprendiste
de Él a entregar tu vida en servicio de Dios y de los hombres, de nosotros, tus
hijos recibidos al pie de la Cruz de Cristo.
Meditando
todas las cosas en tu corazón aprendiste que amor con amor se paga, y por eso
tus pensamientos, tus miradas, tus afectos, toda tu vida se volcó en ayudar a
tu Hijo a cumplir con su misión, y también a sus amigos, a quienes se nos pide
seguir los pasos del Maestro.
Ayúdanos,
Madre, a vencer nuestras miserias, y a olvidarnos de nosotros mismos y amar con
obras a Dios y a los demás.
Amén.
+ En el nombre
del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo. Amén.
Padre José Luis Romero
Landeros IJS
Referencias:
Espada de dos
filos.
Mi vida en Xto.
La oración
nuestra de cada día.
Jóvenes
católicos.
Ocarm.
Rezandovoy
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