+ En el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo. Amén.
Oración inicial
Dios
mío, la lectura de este evangelio me horroriza. Y más todavía al constatar que
Herodes sigue vivo y que siguen muriendo millones de niños inocentes en pleno
siglo XXI. Haz que, en este día, los cristianos del mundo entero reaccionemos
contra la cultura de la muerte y con Jesús, que es la Vida, luchemos por
conseguir el sueño de Dios al enviar su Hijo al mundo: “que todos sus hijos
tengamos vida y la tengamos en abundancia”. ¡Ayúdanos, Señor!
Del santo Evangelio según san Mateo 2, 13-18
Después
de que los magos partieron de Belén, el ángel del Señor se le apareció en
sueños a José y le dijo: "Levántate, toma al niño y a su madre, y huye a
Egipto. Quédate allá hasta que yo te avise, porque Herodes va a buscar al niño
para matarlo".
José se levantó y esa misma noche tomó al niño y a su madre y partió para Egipto, donde permaneció hasta la muerte de Herodes. Así se cumplió lo que dijo el Señor por medio del profeta: De Egipto llamé a mi hijo.
Cuando
Herodes se dio cuenta de que los magos lo habían engañado, se puso furioso y
mandó matar, en Belén y sus alrededores, a todos los niños menores de dos años,
conforme a la fecha que los magos le habían indicado.
Así
se cumplieron las palabras del profeta Jeremías: En Ramá se ha escuchado un
grito, se oyen llantos y lamentos: es Raquel que llora por sus hijos y no
quiere que la consuelen, porque ya están muertos.
Palabra del Señor.
Reflexión
h
Hoy celebramos la fiesta de los Santos Inocentes, mártires. Metidos en las
celebraciones de Navidad, no podemos ignorar el mensaje que la liturgia nos
quiere transmitir para definir, todavía más, la Buena Nueva del nacimiento de
Jesús, con dos acentos bien claros. En primer lugar, la predisposición de san
José en el designio salvador de Dios, aceptando su voluntad. Y, a la vez, el
mal, la injusticia que frecuentemente encontramos en nuestra vida, concretado
en este caso en la muerte martirial de los niños Inocentes. Todo ello nos pide
una actitud y una respuesta personal y social.
San
José nos ofrece un testimonio bien claro de respuesta decidida ante la llamada
de Dios. En él nos sentimos identificados cuando hemos de tomar decisiones en
los momentos difíciles de nuestra vida y desde nuestra fe: «Se levantó, tomó de
noche al Niño y a su madre, y se retiró a Egipto».
Nuestra
fe en Dios implica a nuestra vida. Hace que nos levantemos, es decir, nos hace
estar atentos a las cosas que pasan a nuestro alrededor, porque
—frecuentemente— es el lugar donde Dios habla. Nos hace tomar al Niño con su
madre, es decir, Dios se nos hace cercano, compañero de camino, reforzando
nuestra fe, esperanza y caridad. Y nos hace salir de noche hacia Egipto, es
decir, nos invita a no tener miedo ante nuestra propia vida, que con frecuencia
se llena de noches difíciles de iluminar.
Estos
niños mártires, hoy, también tienen nombres concretos en niños, jóvenes,
parejas, personas mayores, inmigrantes, enfermos... que piden la respuesta de
nuestra caridad. Así nos lo dice San Juan Pablo II: «En efecto, son muchas en
nuestro tiempo las necesidades que interpelan a la sensibilidad cristiana. Es
la hora de una nueva imaginación de la caridad, que se despliegue no sólo en la
eficacia de las ayudas prestadas, sino también en la capacidad de hacernos
cercanos y solidarios con el que sufre».
Que
la luz nueva, clara y fuerte de Dios hecho Niño llene nuestras vidas y
consolide nuestra fe, nuestra esperanza y nuestra caridad.
Para la reflexión personal
a) ¿Cómo nos puede ayudar el
ejemplo de san José en nuestra vida cristiana?
b) ¿Cuál puede ser la
enseñanza que nos transmite este pasaje de los niños inocentes?
c) ¿Qué podemos hacer para
evitar la injusticia de las personas que, por mantener su poder, su rango, su
puesto, son capaces de pisar, perjudicar, hacer mal a los demás? ¿En qué medida
usamos nuestra autoridad para pisar y no para hacer crecer a los demás?
Medita la oración hecha canción.
ORACIÓN: ¿Qué le digo a Dios?
Orar,
es responderle al Señor que nos habla primero. Estamos queriendo escuchar su
Palabra Salvadora. Esta Palabra es muy distinta a lo que el mundo nos ofrece y
es el momento de decirle algo al Señor.
Reza un Padre Nuestro, un Ave María y un Gloria
Pidámosle a Santa María, nuestra Madre, su ayuda.
Madre
mía: tu
corazón de madre habrá sufrido mucho con la muerte de aquellos inocentes. Eso
fue parte de lo que te había anunciado el anciano Simeón, de que una espada de
siete filos te traspasaría el alma. Ya desde recién nacido tu Hijo era signo de
contradicción.
Tu
inmaculado corazón sigue sufriendo ahora ante la muerte de tantos niños
inocentes. Te duele de manera especial cuando son las mismas madres las que le
quitan la vida a sus hijos.
¡Cuántas
vocaciones de entrega a Dios truncadas desde el seno materno! ¡Cuántas vidas
que no llegan a alabar a tu Hijo, porque el pecado de los hombres lo han
impedido!
Tú
entregaste la vida inocente de tu Hijo para la salvación de todos los hombres.
Yo comparto tu dolor, y pido tu protección, para salvar mi vida espiritual y
para que cumpla bien con mi misión, cumpliendo la voluntad de tu Hijo, para
reconducir a los hombres a Dios.
Amén.
+ En el nombre
del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo. Amén.
Padre José Luis Romero
Landeros IJS
Referencias:
Espada de dos
filos.
Mi vida en Xto.
La oración
nuestra de cada día.
Jóvenes
católicos.
Ocarm.
Rezandovoy
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