domingo, 31 de enero de 2021

Domingo con el Señor: "¡Cállate y sal de él!".

 + En el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo. Amén.

 

Oración inicial

 

No somos «escribas», que explican lo aprendido en los viejos libros de la tradición, sino discípulos de Jesús, que enseñamos lo aprendido estando a solas con Él. Hemos de comunicar su mensaje, no nuestras tradiciones. Hemos de enseñar curando la vida, no adoctrinando las mentes. Hemos de anunciar su Espíritu, no nuestras teologías, ni nuestras ideologías.  Si nuestra predicación no atrae, no seduce, no hace cambiar a las personas, no hemos predicado bien el Evangelio de Jesús.

 

Del santo Evangelio según san Marcos 1, 21-28

En aquel tiempo llegó Jesús a Cafarnaúm y el sábado siguiente fue a la sinagoga y se puso a enseñar. Los oyentes quedaron asombrados de sus palabras, pues enseñaba como quien tiene autoridad y no como los escribas.


Había en la sinagoga un hombre poseído por un espíritu inmundo, que se puso a gritar: "¿Qué quieres tú con nosotros, Jesús de Nazaret? ¿Has venido a acabar con nosotros? Ya sé quién eres: el Santo de Dios”. Jesús le ordenó: "¡Cállate y sal de él!". El espíritu inmundo, sacudiendo al hombre con violencia y dando un alarido, salió de él. Todos quedaron estupefactos y se preguntaban:"¿Qué es esto? ¿Qué nueva doctrina es ésta? Este hombre tiene autoridad para mandar hasta a los espíritus inmundos y lo obedecen”. Y muy pronto se extendió su fama por toda Galilea.

Palabra del Señor.

 

Reflexión

h Hoy, Cristo nos dirige su enérgico grito, sin dudas y con autoridad: «Cállate y sal de él». Lo dice a los espíritus malignos que viven en nosotros y que no nos dejan ser libres, tal y como Dios nos ha creado y deseado.

Si te has fijado, los fundadores de las órdenes religiosas, la primera norma que ponen cuando establecen la vida comunitaria, es la del silencio: en una casa donde se tenga que rezar, ha de reinar el silencio y la contemplación. Como reza el adagio: «El bien no hace ruido; el ruido no hace bien». Por esto, Cristo ordena a aquel espíritu maligno que calle, porque su obligación es rendirse ante quien es la Palabra, que «se hizo carne, y puso su morada entre nosotros».

Pero es cierto que con la admiración que sentimos ante el Señor, se puede mezclar también un sentimiento de suficiencia, de tal manera que lleguemos a pensar tal como san Agustín decía en las propias confesiones: «Señor, hazme casto, pero todavía no». Y es que la tentación es la de dejar para más tarde la propia conversión, porque ahora no encaja con los propios planes personales.

La llamada al seguimiento radical de Jesucristo, es para el aquí y ahora, para hacer posible su Reino, que se abre paso con dificultad entre nosotros. Él conoce nuestra tibieza, sabe que no nos gastamos decididamente en la opción por el Evangelio, sino que queremos contemporizar, ir tirando, ir viviendo, sin estridencias y sin prisa.

El mal no puede convivir con el bien. La vida santa no permite el pecado. «Nadie puede servir a dos señores; porque aborrecerá a uno y amará al otro», dice Jesucristo. Refugiémonos en el árbol santo de la Cruz y que su sombra se proyecte sobre nuestra vida, y dejemos que sea Él quien nos conforte, nos haga entender el porqué de nuestra existencia y nos conceda una vida digna de Hijos de Dios.

 

Para la reflexión personal

 

Jesús aparece en este texto poniendo en cuestión la sinagoga y el precepto del sábado, pues cura a un hombre en ese día. Esta autoridad de Jesús, a la hora de curar y liberar, radica en su profunda relación con Dios. Es el Santo de Dios.

 

a)    Nuestra relación con Dios, ¿qué cuestiones nos plantea en los ámbitos en que nos movemos habitualmente: la familia, el trabajo, el ocio, la parroquia?

 

b)   ¿Qué fuerza sanadora tiene la palabra de Jesús en nuestra vida? ¿De qué espíritus inmundos nos libera?

 

c)   ¿Para qué personas o colectivos podemos ser nosotros palabra sanadora o liberadora?

 

Medita la oración hecha canción.

 

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ORACIÓN: ¿Qué le digo a Dios?

 

Orar, es responderle al Señor que nos habla primero. Estamos queriendo escuchar su Palabra Salvadora. Esta Palabra es muy distinta a lo que el mundo nos ofrece y es el momento de decirle algo al Señor.

 

Reza un Padre Nuestro, un Ave María y un Gloria

 

 

Pidámosle a Santa María, nuestra Madre, su ayuda.

Madre mía: sé que el demonio no puede nada contra ti, porque estás pisando todo el tiempo su cabeza.

Ayúdame a estar bien configurado con tu Hijo, para administrar dignamente el poder que he recibido desde el día de mi ordenación, para saber llevar la misericordia de Dios a los hombres, para poder expulsar demonios.

Ayúdame también a perseverar en la lucha para vencer las tentaciones y ser fortaleza para mis hermanos.

Amén.

 

+ En el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo. Amén.

 

 

Padre José Luis Romero Landeros IJS

 

 

Referencias:

Espada de dos filos.

Mi vida en Xto.

La oración nuestra de cada día.

Jóvenes católicos.

Ocarm.

Rezandovoy

sábado, 30 de enero de 2021

¿Aún no tienen fe?

 + En el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo. Amén.

 

Oración inicial

 

Señor, estoy demasiado metido en las cosas del mundo, en los trabajos de cada día, en los problemas de siempre. Y necesito oír tu palabra que me dice: “Pasemos a la otra orilla”. Es la orilla de la fe, del amor, de la paz. Es la orilla donde yo me encuentro con Dios en la oración.  Y quiero agradecerte, Señor, tu invitación: No me has dicho: ¡Pasa a la otra orilla! Sino “pasemos”. Sin ti, todo me asusta, todo me da miedo. Contigo siempre estoy dispuesto a pasar “a la orilla” que me quieras llevar.

 

Del santo Evangelio según san Marcos 4, 35-41

Un día, al atardecer, Jesús dijo a sus discípulos: "Vamos a la otra orilla del lago". Entonces los discípulos despidieron a la gente y condujeron a Jesús en la misma barca en que estaba. Iban, además, otras barcas.


De pronto se desató un fuerte viento y las olas se estrellaban contra la barca y la iban llenando de agua. Jesús dormía en la popa, reclinado sobre un cojín. Lo despertaron y le dijeron:

"Maestro, ¿no te importa que nos hundamos?" Él se despertó, reprendió al viento y dijo al mar: "¡Cállate, enmudece!" Entonces el viento cesó y sobrevino una gran calma. Jesús les dijo:

"¿Por qué tenían tanto miedo? ¿Aún no tienen fe?" Todos se quedaron espantados y se decían unos a otros: "¿Quién es éste, a quien hasta el viento y el mar obedecen?"

Palabra del Señor.

 

Reflexión

h Hoy, el Señor regaña a los discípulos por su falta de fe: «¿Cómo no tienen fe?». Jesucristo ya había dado suficientes muestras de ser el Enviado y todavía no creen. No se dan cuenta de que, teniendo con ellos al mismo Señor, nada han de temer. Jesús hace un paralelismo claro entre “fe” y “valentía”.

En otro lugar del Evangelio, ante una situación en la que los Apóstoles dudan, se dice que todavía no podían creer porque no habían recibido el Espíritu Santo. Mucha paciencia le será necesaria al Señor para continuar enseñando a los primeros aquello que ellos mismos nos mostrarán después, y de lo que serán firmes y valientes testigos.

Estaría muy bien que nosotros también nos sintiéramos “regañados”. ¡Con más motivo aun!: hemos recibido el Espíritu Santo que nos hace capaces de entender cómo realmente el Señor está con nosotros en el camino de la vida, si de verdad buscamos hacer siempre la voluntad del Padre. Objetivamente, no tenemos ningún motivo para la cobardía. Él es el único Señor del Universo, porque «hasta el viento y el mar le obedecen», como afirman admirados los discípulos.

Entonces, ¿qué es lo que me da miedo? ¿Son motivos tan graves como para poner en entredicho el poder infinitamente grande como es el del Amor que el Señor nos tiene? Ésta es la pregunta que nuestros hermanos mártires supieron responder, no ya con palabras, sino con su propia vida. Como tantos hermanos nuestros que, con la gracia de Dios, cada día hacen de cada contradicción un paso más en el crecimiento de la fe y de la esperanza. Nosotros, ¿por qué no? ¿Es que no sentimos dentro de nosotros el deseo de amar al Señor con todo el pensamiento, con todas las fuerzas, con toda el alma?

Uno de los grandes ejemplos de valentía y de fe, lo tenemos en María, Auxilio de los cristianos, Reina de los confesores. Al pie de la Cruz supo mantener en pie la luz de la fe... ¡que se hizo resplandeciente en el día de la Resurrección!

 

Para la reflexión personal

 

a)    La imagen de Jesús sintiendo compasión de la gente porque están como ovejas sin pastor, ¿Qué sentimientos y actitudes provoca en nosotros?

 

b)   Revisamos nuestra oración. ¿Cuánto tiempo dedicamos a estar a solas con el Señor?

 

c)   «No tenían tiempo ni para comer». ¿Cómo es nuestra entrega y compromiso como seguidores de Jesús, llamados a anunciar su evangelio a tiempo y a destiempo?

 

Medita la oración hecha canción.

 

https://n9.cl/xg8s

 

 

ORACIÓN: ¿Qué le digo a Dios?

 

Orar, es responderle al Señor que nos habla primero. Estamos queriendo escuchar su Palabra Salvadora. Esta Palabra es muy distinta a lo que el mundo nos ofrece y es el momento de decirle algo al Señor.

 

Reza un Padre Nuestro, un Ave María y un Gloria

 

 

Pidámosle a Santa María, nuestra Madre, su ayuda.

Madre mía: un hijo que tiene miedo siempre piensa en su madre. Y tú eres una madre buena que siempre está a mi lado, que me amas con amor de predilección.

Tómame de tu mano, y protégeme en todas las travesías de esta vida, para llegar a puerto seguro. Y ayúdame a darme cuenta de que el único temor que puedo tener es el de ofender a tu Hijo.

Amén.

 

+ En el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo. Amén.

 

 

Padre José Luis Romero Landeros IJS

 

 

Referencias:

Espada de dos filos.

Mi vida en Xto.

La oración nuestra de cada día.

Jóvenes católicos.

Ocarm.

Rezandovoy

domingo, 24 de enero de 2021

Conviértanse y crean en el Evangelio.

 + En el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo. Amén.

 

Oración inicial

 

Se ha cumplido el plazo». El tiempo de espera que se vive en Israel ha acabado. Ha terminado también el tiempo del Bautista. Con Jesús comienza una era nueva. No la etapa de la ira o venganza de Dios, sino la etapa de la gracia, de la misericordia, de la cercanía y de la ternura de nuestro Dios. En cada cristiano, el amor debe correr por sus venas como corre la sangre debajo de nuestra piel.

 

Del santo Evangelio según san Marcos 1, 14-20

Después de que arrestaron a Juan el Bautista, Jesús se fue a Galilea para predicar el Evangelio de Dios y decía: "Se ha cumplido el tiempo y el Reino de Dios ya está cerca. Conviértanse y crean en el Evangelio".


Caminaba Jesús por la orilla del lago de Galilea, cuando vio a Simón y a su hermano, Andrés, echando las redes en el lago, pues eran pescadores. Jesús les dijo: "Síganme y haré de ustedes pescadores de hombres". Inmediatamente dejaron las redes y lo siguieron.

Un poco más adelante, vio a Santiago y a Juan, hijos de Zebedeo, que estaban en una barca, remendando sus redes. Los llamó, y ellos, dejando en la barca a su padre con los trabajadores, se fueron con Jesús.

Palabra del Señor.

 

Reflexión

h Hoy, la Iglesia nos invita a convertirnos y, con Jesús, nos dice: «Conviértanse y crean en la Buena Nueva». Por tanto, habrá que hacer caso a Jesucristo, corrigiendo y mejorando lo que sea necesario.

Toda acción humana conecta con el designio eterno de Dios sobre nosotros y con la vocación a escuchar a Jesús, seguirlo en todo y para todo, y proclamarlo tal como lo hicieron los primeros discípulos, tal como lo han hecho y procuramos hacerlo millones de personas.

Ahora es la oportunidad de encontrar a Dios en Jesucristo; ahora es el momento de nuestra vida que empalma con la eternidad feliz o desgraciada; ahora es el tiempo que Dios nos proporciona para encontrarnos con Él, vivir como hijos suyos y hacer que los acontecimientos cotidianos tengan la carga divina que Jesucristo —con su vida en el tiempo— les ha impreso.

¡No podemos dejar perder la oportunidad presente!: esta vida más o menos larga en el tiempo, pero siempre corta, pues «la apariencia de este mundo pasa». Después, una eternidad con Dios y con sus fieles en vida y felicidad plenas, o lejos de Dios —con los infieles— en vida e infelicidad totales.

Así, pues, las horas, los días, los meses y los años, no son para malgastarlos, ni para aposentarse y pasarlos sin pena ni gloria con un estéril “ir tirando”. Son para vivir —aquí y ahora— lo que Jesús ha proclamado en el Evangelio salvador: vivir en Dios, amándolo todo y a todos. Y, así, los que han amado —María, Madre de Dios y Madre nuestra; los santos; los que han sido fieles hasta el fin de la vida terrenal— han podido escuchar: «Muy bien, siervo bueno y fiel (...): entra en la alegría de tu señor».

¡Convirtámonos! ¡Vale la pena!: amaremos, y seremos felices desde ahora.

 

Para la reflexión personal

 

a)   ¿Cómo es nuestro nivel de comunión con Jesús?

 

b)   ¿Qué facetas de nuestra vida incluimos en el seguimiento de Jesús?

 

c)   ¿Qué otras tendríamos que incluir?

 

d)   ¿Cómo vivimos las renuncias que el seguimiento nos plantea?

 

e)   ¿A qué hemos de renunciar en nuestro actual camino de seguimiento de Jesús?

 

 

Medita la oración hecha canción.

 

https://n9.cl/gtfuq

 

 

ORACIÓN: ¿Qué le digo a Dios?

 

Orar, es responderle al Señor que nos habla primero. Estamos queriendo escuchar su Palabra Salvadora. Esta Palabra es muy distinta a lo que el mundo nos ofrece y es el momento de decirle algo al Señor.

 

Reza un Padre Nuestro, un Ave María y un Gloria

 

 

Pidámosle a Santa María, nuestra Madre, su ayuda.

Madre mía: me doy cuenta de que la elección que ha hecho Jesús de mí es para llevarle muchas almas, para ser pescador de hombres.

He meditado muchas veces la importancia de cumplir mi misión, entre otras cosas, dando ejemplo, predicando no sólo con mis palabras, sino con mis obras. Así voy a llenar las redes.

Madre, me siento muy pequeño, con muchas limitaciones, pero sé que mi vocación es para ser otro Cristo. Te necesito, para que me enseñes y me ayudes a parecerme más y más a Jesús. Te pido tu intercesión para que yo pueda tener una verdadera conversión.

Amén.

 

+ En el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo. Amén.

 

 

Padre José Luis Romero Landeros IJS

 

 

Referencias:

Espada de dos filos.

Mi vida en Xto.

La oración nuestra de cada día.

Jóvenes católicos.

Ocarm.

Rezandovoy

sábado, 23 de enero de 2021

Decían que se había vuelto loco.

 + En el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo. Amén.

 

Oración inicial

 

Señor, hoy vengo a la oración con el único afán, el único deseo de seguirte. Sólo me interesa una cosa, la que interesaba a la esposa del Cantar de los Cantares: “Dime donde pastoreas”. No me interesa el pasto que me pueden ofrecer otros pastores. Mi único manjar quiero que seas Tú, tu vida, tu estilo, tu mensaje.

 

Del santo Evangelio según san Marcos 3, 20-21


En aquel tiempo, Jesús entró en una casa con sus discípulos y acudió tanta gente, que no los dejaban ni comer. Al enterarse sus parientes, fueron a buscarlo, pues decían que se había vuelto loco.

Palabra del Señor.

 

Reflexión

h Hoy vemos cómo los propios de la parentela de Jesús se atreven a decir de Él que «está fuera de sí». Una vez más, se cumple el antiguo proverbio de que «un profeta sólo en su patria y en su casa carece de prestigio». Ni que decir tiene que esta lamentación no “salpica” a María Santísima, porque desde el primero hasta el último momento —cuando ella se encontraba al pie de la Cruz— se mantuvo sólidamente firme en la fe y confianza hacia su Hijo.

Ahora bien, ¿y nosotros? ¡Hagamos examen! ¿Cuántas personas que viven a nuestro lado, que las tenemos a nuestro alcance, son luz para nuestras vidas, y nosotros...? No nos es necesario ir muy lejos: pensemos en el Papa San Juan Pablo II: ¿cuánta gente le siguió, y... al mismo tiempo, cuántos le interpretaban como un “tozudo-anticuado”, celoso de su “poder”? ¿Es posible que Jesús —dos mil años después— todavía siga en la Cruz por nuestra salvación, y que nosotros, desde abajo, continuemos diciéndole «baja y creeremos en ti»?

O a la inversa. Si nos esforzamos por configurarnos con Cristo, nuestra presencia no resultará neutra para quienes interaccionan con nosotros por motivos de parentesco, trabajo, etc. Es más, a algunos les resultará molesta, porque les seremos un reclamo de conciencia. ¡Bien garantizado lo tenemos!: «Si a mí me han perseguido, también les  perseguirán a ustedes». Mediante sus burlas esconderán su miedo; mediante sus descalificaciones harán una mala defensa de su “poltronería”.

¿Cuántas veces nos tachan a los católicos de ser “exagerados”? Les hemos de responder que no lo somos, porque en cuestiones de amor es imposible exagerar. Pero sí que es verdad que somos “radicales”, porque el amor es así de “totalizante”: «o todo, o nada»; «o el amor mata al yo, o el yo mata al amor».

 

Para la reflexión personal

 

a)    ¿Qué lugar ocupa en nuestra vida la dedicación a los demás? ¿Qué nivel de estrés nos produce?

 

b)   ¿Qué posibles causas detectamos y qué posibles soluciones intuimos?

 

c)   Los parientes de Jesús lo van a buscar. Una de las grandes oposiciones para seguir a Jesús viene a veces de la propia familia. ¿Qué ayudas y qué críticas recibimos de nuestra familia por ser cristianos?

 

Medita la oración hecha canción.

 

https://n9.cl/6rfy8

 

 

ORACIÓN: ¿Qué le digo a Dios?

 

Orar, es responderle al Señor que nos habla primero. Estamos queriendo escuchar su Palabra Salvadora. Esta Palabra es muy distinta a lo que el mundo nos ofrece y es el momento de decirle algo al Señor.

 

Reza un Padre Nuestro, un Ave María y un Gloria

 

 

Pidámosle a Santa María, nuestra Madre, su ayuda.

Madre nuestra: tú sufriste también esa incomprensión de los otros parientes de Jesús, y supiste mantener tu silencio, sin importarte que juzgaran de loco a tu Hijo.

Enséñanos a dar la vida como Cristo, sin importarnos el juicio de los hombres, sino buscando en todas las cosas la gloria de Dios.

Amén.

 

+ En el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo. Amén.

 

 

Padre José Luis Romero Landeros IJS

 

 

Referencias:

Espada de dos filos.

Mi vida en Xto.

La oración nuestra de cada día.

Jóvenes católicos.

Ocarm.

Rezandovoy

viernes, 22 de enero de 2021

Constituyó a los Doce.

 + En el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo. Amén.

 

Oración inicial

 

Hoy te pido, Señor, que, en este rato de oración, me hagas ver la grandeza de la elección. Me has elegido porque me amabas. Y me has elegido para que enseñe a amar a los demás. Me has elegido para crear entre los hombres y mujeres de este mundo una familia, la familia de los hijos de Dios.

 

Del santo Evangelio según san Marcos 3, 13-19

En aquel tiempo, Jesús subió al monte, llamó a los que él quiso, y ellos lo siguieron. Constituyó a doce para que se quedaran con él, para mandarlos a predicar y para que tuvieran el poder de expulsar a los demonios.


Constituyó entonces a los Doce: a Simón, al cual le impuso el nombre de Pedro; después, a Santiago y a Juan, hijos de Zebedeo, a quienes dio el nombre de Boanergues, es decir “hijos del trueno”; a Andrés, Felipe, Bartolomé, Mateo, Tomás, Santiago el de Alfeo, Tadeo, Simón el Cananeo y a Judas Iscariote, que después lo traicionó.

Palabra del Señor.

 

Reflexión

h Hoy, el Evangelio condensa la teología de la vocación cristiana: el Señor elige a los que quiere para estar con Él y enviarlos a ser apóstoles. En primer lugar, los elige: antes de la creación del mundo, nos ha destinado a ser santos. Nos ama en Cristo, y en Él nos modela dándonos las cualidades para ser hijos suyos. Sólo en vistas a la vocación se entienden nuestras cualidades; la vocación es el “papel” que nos ha dado en la redención. Es en el descubrimiento del íntimo “por qué” de mi existencia cuando me siento plenamente “yo”, cuando vivo mi vocación.

¿Y para qué nos ha llamado? Para estar con Él. Esta llamada implica correspondencia: «Un día —no quiero generalizar, abre tu corazón al Señor y cuéntale tu historia—, quizá un amigo, un cristiano corriente igual a ti, te descubrió un panorama profundo y nuevo, siendo al mismo tiempo viejo como el Evangelio. Te sugirió la posibilidad de empeñarte seriamente en seguir a Cristo, en ser apóstol de apóstoles. Tal vez perdiste entonces la tranquilidad y no la recuperaste, convertida en paz, hasta que libremente, porque te dio la gana —que es la razón más sobrenatural—, respondiste que sí a Dios.

Es don, pero también tarea: santidad mediante la oración y los sacramentos, y, además, la lucha personal. «Todos los fieles de cualquier estado y condición de vida están llamados a la plenitud de la vida cristiana y a la perfección de la caridad, santidad que, aún en la sociedad terrena, promueve un modo más humano de vivir» (Concilio Vaticano II).

Así, podemos sentir la misión apostólica: llevar a Cristo a los demás; tenerlo y llevarlo. Hoy podemos considerar más atentamente la llamada, y afinar en algún detalle de nuestra respuesta de amor.

 

Para la reflexión personal

 

a)    ¿Cuál es la misión que Jesús nos tiene encomendada a cada uno de nosotros?

 

b)   ¿Qué faceta de la vida de Jesús nos sentimos llamados a realizar en el día a día?

 

c)   ¿Cómo la llevamos a cabo?

 

d)   Para Jesús es fundamental «subir al monte» y tratar con Dios antes de tomar decisiones importantes. ¿Cómo tomamos en nuestra vida las decisiones? ¿Quién nos ayuda a tomarlas?

 

Medita la oración hecha canción.

 

https://n9.cl/18d2r

 

 

ORACIÓN: ¿Qué le digo a Dios?

 

Orar, es responderle al Señor que nos habla primero. Estamos queriendo escuchar su Palabra Salvadora. Esta Palabra es muy distinta a lo que el mundo nos ofrece y es el momento de decirle algo al Señor.

 

Reza un Padre Nuestro, un Ave María y un Gloria

 

 

Pidámosle a Santa María, nuestra Madre, su ayuda.

Madre mía, medianera de todas las gracias: tú sufriste un gran dolor por el abandono que hicieron los amigos de Jesús el día de su suplicio en la Cruz.

Aquellos hombres habían sido elegidos por tu Hijo con amor de predilección, y tú los acogiste como Madre y derrochaste tu amor por ellos durante aquellos años de vida pública de Jesús.

Los conocías muy bien a todos, porque los acompañabas, y porque ellos también abrían su corazón contigo. Te contaban sus cosas, y tú les contabas las cosas de Jesús que guardabas en tu corazón.

Fue grande tu sufrimiento cuando no estuvieron presentes a la hora del dolor, con excepción de Juan. Y sufriste especialmente por Judas. Estoy seguro de que pediste por la salvación de su alma, porque una madre nunca abandona.

Madre, yo no quiero abandonar a tu Hijo, no quiero traicionarlo: ¡dame la gracia de la fidelidad!

Amén.

 

+ En el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo. Amén.

 

 

Padre José Luis Romero Landeros IJS

 

 

Referencias:

Espada de dos filos.

Mi vida en Xto.

La oración nuestra de cada día.

Jóvenes católicos.

Ocarm.

Rezandovoy

La vida pasa rápido

  Esta vida pasará rápido,  no pelees con la gente,  no critiques tanto tu cuerpo. No te quejes tanto. No pierdas el sueño por las facturas....