+ En el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo. Amén.
Oración inicial
Señor, mi oración de hoy se dirige
a Ti que eres “nuestro hermano mayor”. Los hermanos viven con el Padre en la misma
casa, comen en la misma mesa, hacen los trabajos de casa según las
posibilidades de cada uno. Nadie se siente más que otro. Todos se ayudan y
defienden. Esa fraternidad, bajo la mirada cariñosa del Padre, es como una
bonita fiesta. Dame, hoy, la gracia de sentirme especialmente hermano de todos
y todas que tienen mi misma fe.
Del santo Evangelio según san Mateo 23, 1-12
En
aquel tiempo, Jesús dijo a las multitudes y a sus discípulos: "En la
cátedra de Moisés se han sentado los escribas y fariseos. Hagan, pues, todo lo
que les digan, pero no imiten sus obras, porque dicen una cosa y hacen otra.
Hacen fardos muy pesados y difíciles de llevar y los echan sobre las espaldas
de los hombres, pero ellos ni con el dedo los quieren mover. Todo lo hacen para
que los vea la gente.
Ensanchan las filacterias y las franjas del manto; les agrada ocupar los primeros lugares en los banquetes y los asientos de honor en las sinagogas; les gusta que los saluden en las plazas y que la gente los llame ‘maestros’. Ustedes, en cambio, no dejen que los llamen ‘maestros’, porque no tienen más que un Maestro y todos ustedes son hermanos. A ningún hombre sobre la tierra lo llamen ‘padre’, porque el Padre de ustedes es sólo el Padre celestial. No se dejen llamar ‘guías’, porque el guía de ustedes es solamente Cristo. Que el mayor de entre ustedes sea su servidor, porque el que se enaltece será humillado y el que se humilla será enaltecido".
Palabra del Señor.
Reflexión
h
Hoy, con mayor razón, debemos
trabajar por nuestra salvación personal y comunitaria, como dice san Pablo, con
respeto y seriedad, pues «ahora es el día de la salvación». El tiempo cuaresmal
es una oportunidad sagrada dada por nuestro Padre para que, en una actitud de
profunda conversión, revitalicemos nuestros valores personales, reconozcamos
nuestros errores y nos arrepintamos de nuestros pecados, de modo que nuestra
vida se vaya transformando —por la acción del Espíritu Santo— en una vida más
plena y madura.
Para
adecuar nuestra conducta a la del Señor Jesús es fundamental un gesto de
humildad, como dice el Papa Benedicto: «Que [yo] me reconozca como lo que soy,
una creatura frágil, hecha de tierra, destinada a la tierra, pero además hecha
a imagen de Dios y destinada a Él».
En
la época de Jesús había muchos "modelos" que oraban y actuaban para
ser vistos, para ser reverenciados: pura fantasía, personajes de cartón, que no
podían estimular el crecimiento y la madurez de sus vecinos. Sus actitudes y
conductas no mostraban el camino que conduce a Dios: «No imitéis su conducta,
porque dicen y no hacen».
La
sociedad actual también nos presenta una infinidad de modelos de conducta que
abocan a una existencia vertiginosa, alocada, debilitando el sentido de
trascendencia. No dejemos que esos falsos referentes nos hagan perder de vista
al verdadero maestro: «Uno solo es su Maestro; (…) uno solo es su Padre; (…)
uno solo es su Doctor: Cristo».
Aprovechemos
la cuaresma para fortalecer nuestras convicciones como discípulos de
Jesucristo. Tratemos de tener momentos sagrados de "desierto" donde
nos reencontremos con nosotros mismos y con el verdadero modelo y maestro. Y
frente a las situaciones concretas en las que muchas veces no sabemos cómo
reaccionar podríamos preguntarnos: ¿qué diría Jesús?, ¿cómo actuaría Jesús?
Para la reflexión personal
a) ¿Cómo es nuestra coherencia entre el decir y el
actuar como cristianos?
b) ¿Desde dónde nos movemos: desde la imagen que
damos a los demás o desde un convencimiento de nuestro ser cristiano?
c) Cuando nuestra conducta de cristianos no recibe
la aprobación de los demás, ¿cuál es nuestra forma de reaccionar?
Medita la oración hecha canción.
ORACIÓN: ¿Qué le digo a Dios?
Orar,
es responderle al Señor que nos habla primero. Estamos queriendo escuchar su
Palabra Salvadora. Esta Palabra es muy distinta a lo que el mundo nos ofrece y
es el momento de decirle algo al Señor.
Reza un Padre Nuestro, un Ave María y un Gloria
Pidámosle a Santa María, nuestra Madre, su ayuda.
Madre
mía: enséñame
a ver en la Sagrada Eucaristía la más grande muestra de amor de tu Hijo, la más
grande humillación.
Humildad
de Jesús que permite que lo abandonen sus discípulos, que lo dejen solo en el
Calvario; igual que permite ese abandono en algunos sagrarios, cuando falta
amor.
Madre
de Cristo, Sumo y Eterno Sacerdote: ayúdame a no dejar solo a Jesús, a
acompañarlo siempre, como lo haces tú; déjame entrar a tu corazón, y modela mi
alma conforme a tu Hijo Jesucristo.
Amén.
+ En el nombre
del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo. Amén.
Padre José Luis Romero
Landeros IJS
Referencias:
Espada de dos
filos.
Mi vida en Xto.
La oración
nuestra de cada día.
Jóvenes
católicos.
Ocarm.
Rezandovoy
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