+ En el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo. Amén.
Oración inicial
Señor,
yo vengo hoy a Ti porque necesito ser atraído por Ti. Yo no quiero ser atraído
por el dinero, el poder, el sexo, la droga. Todo eso sé que me esclaviza. Y yo,
desde que te he conocido a Ti, mi Señor, ya no quiero ser esclavo de nada ni de
nadie. Por eso hoy sólo te pido una cosa: que me sienta encadenado siempre por
la suave y dulce cadena de tu amor.
Del santo
Evangelio según san Juan 6, 44-51
En aquel tiempo, Jesús dijo a los judíos: "Nadie puede venir a mí, si no lo atrae el Padre, que me ha enviado; y a ése yo lo resucitaré el último día. Está escrito en los profetas: Todos serán discípulos de Dios. Todo aquel que escucha al Padre y aprende de él, se acerca a mí. No es que alguien haya visto al Padre, fuera de aquel que procede de Dios. Ese sí ha visto al Padre.
Yo
les aseguro: el que cree en mí, tiene vida eterna. Yo soy el pan de la vida.
Sus padres comieron el maná en el desierto y sin embargo, murieron. Este es el
pan que ha bajado del cielo para que, quien lo coma, no muera. Yo soy el pan
vivo que ha bajado del cielo; el que coma de este pan vivirá para siempre, y el
pan que yo les voy a dar es mi carne para que el mundo tenga vida".
Palabra del Señor.
Reflexión
h
El Resucitado se presenta a su Iglesia con aquel «Yo soy el que soy» que lo
identifica como fuente de salvación: «Yo soy el pan de la vida». En acción de
gracias, la comunidad reunida en torno al Viviente lo conoce amorosamente y
acepta la instrucción de Dios, reconocida ahora como la enseñanza del Padre.
Cristo, inmortal y glorioso, vuelve a recordarnos que el Padre es el auténtico
protagonista de todo. Los que le escuchan y creen viven en comunión con el que
viene de Dios, con el único que le ha visto y, así, la fe es comienzo de la
vida eterna.
El
pan vivo es Jesús. No es un alimento que asimilemos en nosotros, sino que nos
asimila a nosotros. Él nos hace tener hambre de Dios, sed de escuchar su
Palabra que es gozo y alegría del corazón. La Eucaristía es anticipación de la
gloria celestial: «Partimos un mismo pan, que es remedio de inmortalidad,
antídoto para no morir, para vivir por siempre en Jesucristo» (San Ignacio de
Antioquía). La comunión con la carne del Cristo resucitado nos ha de
acostumbrar a todo aquello que baja del cielo, es decir, a pedir, a recibir y
asumir nuestra verdadera condición: estamos hechos para Dios y sólo Él sacia
plenamente nuestro espíritu.
Pero
este pan vivo no sólo nos hará vivir un día más allá de la muerte física, sino
que nos es dado ahora «por la vida del mundo». El designio del Padre, que no
nos ha creado para morir, está ligado a la fe y al amor. Quiere una respuesta
actual, libre y personal, a su iniciativa. Cada vez que comamos de este pan,
¡adentrémonos en el Amor mismo! Ya no vivimos para nosotros mismos, ya no
vivimos en el error. El mundo todavía es precioso porque hay quien continúa amándolo
hasta el extremo, porque hay un Sacrificio del cual se benefician hasta los que
lo ignoran.
Para la reflexión
personal
a) ¿Qué relación se da en nuestra vida entre la fe
en Jesús y los frutos de vida?
b) ¿Cómo descubrimos a Jesús dándonos vida?
c) ¿Qué frutos de vida produce en el mundo nuestra
fe en Jesús?
Medita la oración
hecha canción.
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ORACIÓN: ¿Qué le digo
a Dios?
Orar,
es responderle al Señor que nos habla primero. Estamos queriendo escuchar su
Palabra Salvadora. Esta Palabra es muy distinta a lo que el mundo nos ofrece y
es el momento de decirle algo al Señor.
Reza un Padre Nuestro,
un Ave María y un Gloria
Pidámosle a Santa María,
nuestra Madre, su ayuda.
Madre
mía, mujer eucarística: seguramente
tú fuiste la primera en recibir a Jesús al celebrar la fracción del pan,
enséñame a tratar a tu Hijo con esa delicadeza, con ese amor, con esa fe, con
que lo recibiste tú.
Madre
de Cristo, Sumo y Eterno Sacerdote: déjame entrar a tu corazón, y modela mi
alma conforme a tu Hijo Jesucristo.
Amén.
+ En el nombre
del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo. Amén.
Padre José Luis Romero Landeros IJS
Referencias:
Espada de dos
filos.
Mi vida en Xto.
La oración
nuestra de cada día.
Jóvenes
católicos.
Ocarm.
Rezandovoy
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