+ En el nombre
del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo. Amén.
Oración inicial
Señor,
cada vez que estoy contigo me doy cuenta de que la vida es breve y la debo
aprovechar al máximo. No me puedo permitir una vida mediocre, vulgar, vacía.
Estando contigo y escuchando el evangelio descubro lo maravilloso que debe ser
vivir como Tú has vivido.
Del santo
Evangelio según san Juan 10, 1-10
En aquel tiempo, Jesús dijo a los fariseos: "Yo les aseguro que el que no entra por la puerta del redil de las ovejas, sino que salta por otro lado, es un ladrón, un bandido; pero el que entra por la puerta, ése es el pastor de las ovejas. A ése le abre el que cuida la puerta, y las ovejas reconocen su voz; él llama a cada una por su nombre y las conduce afuera. Y cuando ha sacado a todas sus ovejas, camina delante de ellas, y ellas lo siguen, porque conocen su voz. Pero a un extraño no lo seguirán, sino que huirán de él, porque no conocen la voz de los extraños".
Jesús
les puso esta comparación, pero ellos no entendieron lo que les quería decir.
Por eso añadió: "Les aseguro que yo soy la puerta de las ovejas. Todos los
que han venido antes que yo, son ladrones y bandidos; pero mis ovejas no los
han escuchado. Yo soy la puerta; quien entre por mí se salvará, podrá entrar y
salir y encontrará pastos. El ladrón sólo viene a robar, a matar y a destruir.
Yo he venido para que tengan vida y la tengan en abundancia".
Palabra del Señor.
Reflexión
h
Hoy continuamos considerando una
de las imágenes más bellas y más conocidas de la predicación de Jesús: el buen
Pastor, sus ovejas y el redil. Todos tenemos en el recuerdo las figuras del
buen Pastor que desde pequeños hemos contemplado. Una imagen que era muy
querida por los primeros fieles y que forma parte ya del arte sacro cristiano
del tiempo de las catacumbas. ¡Cuántas cosas nos evoca aquel pastor joven con
la oveja herida sobre sus espaldas! Muchas veces nos hemos visto nosotros
mismos representados en aquel pobre animal.
No
hace mucho hemos celebrado la fiesta de la Pascua y, una vez más, hemos
recordado que Jesús no hablaba en un lenguaje figurado cuando nos decía que el
buen pastor da su vida por sus ovejas. Realmente lo hizo: su vida fue la prenda
de nuestro rescate, con su vida compró la nuestra; gracias a esta entrega,
nosotros hemos sido rescatados: «Yo soy la puerta; si uno entra por mí, estará
a salvo». Encontramos aquí la manifestación del gran misterio del amor inefable
de Dios que llega hasta estos extremos inimaginables para salvar a cada
criatura humana. Jesús lleva hasta el extremo su amor, hasta el punto de dar su
vida. Resuenan todavía aquellas palabras del Evangelio de san Juan
introduciéndonos en los momentos de la Pasión: «La víspera de la fiesta de la
Pascua, sabiendo Jesús que había llegado su hora de pasar de este mundo al
Padre, como hubiera amado a los suyos que estaban en el mundo, los amó hasta el
fin».
De
entre las palabras de Jesús quisiera sugerir una profundización en éstas: «Yo
soy el buen pastor, conozco a las mías y las mías me conocen a mí»; más
todavía, «las ovejas escuchan su voz (...) y le siguen, porque conocen su voz».
Es verdad que Jesús nos conoce, pero, ¿podemos decir nosotros que le conocemos
suficientemente bien a Él, que le amamos y que correspondemos como es debido?
Para la reflexión
personal
a) ¿Qué sentimientos provoca en nosotros escuchar
este evangelio?
b) «El asalariado no tiene interés por las ovejas».
¿En qué momentos de nuestra vida hemos buscado solo nuestro propio interés, sin
preocuparnos de los demás?
c) «Tengo otras ovejas que no están en este redil».
¿Cómo estamos siendo testigos de que Cristo es el buen pastor que no excluye a
nadie?
Medita la oración
hecha canción.
ORACIÓN: ¿Qué le digo
a Dios?
Orar,
es responderle al Señor que nos habla primero. Estamos queriendo escuchar su
Palabra Salvadora. Esta Palabra es muy distinta a lo que el mundo nos ofrece y
es el momento de decirle algo al Señor.
Reza un Padre Nuestro,
un Ave María y un Gloria
Pidámosle a Santa María,
nuestra Madre, su ayuda.
Madre
mía, Madre del Buen Pastor: me siento
especialmente tu hijo por estar configurado con Cristo, Buen Pastor. Enséñame a
darme más cuenta de que mi vocación de sacerdote me obliga a buscar
constantemente mi plena identificación con Él.
Madre
de Cristo, Sumo y Eterno Sacerdote: tú me cuidas como buena madre. Ayúdame a
buscarte y quererte, como buen hijo. Déjame entrar a tu corazón, y modela mi
alma conforme a tu Hijo Jesucristo.
Amén.
+ En el nombre
del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo. Amén.
Padre José Luis Romero Landeros IJS
Referencias:
Espada de dos
filos.
Mi vida en Xto.
La oración
nuestra de cada día.
Jóvenes
católicos.
Ocarm.
Rezandovoy
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