+ En el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo. Amén.
Oración inicial
Señor,
en el evangelio de este día nos hablas de un tesoro. Y para mí, el único tesoro
de mi vida eres Tú. Me pregunto: ¿Y qué pasaría de mí si Tú no estuvieras? Mi
vida sería una vida malograda, una vida sin sentido. ¿Dónde dirigir mi mirada
si no pudiera verte? ¿Dónde inclinar mis oídos si no pudiera oírte? ¿Hacia
dónde elevar mis brazos si no fueras mi norte? ¿En quién inclinaría mi cabeza
cansada si tu corazón estuviera ausente? Sólo en Ti descansa mi alma.
Del santo Evangelio según san Mateo 6, 19-23
En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos:
"No acumulen ustedes tesoros en la tierra, donde la polilla y el moho los
destruyen, donde los ladrones perforan las paredes y se los roban. Más bien
acumulen tesoros en el cielo, donde ni la polilla ni el moho los destruyen, ni
hay ladrones que perforen las paredes y se los roben; porque donde está tu
tesoro, ahí también está tu corazón.
Tus ojos son la luz de tu cuerpo; de manera que, si tus ojos están sanos, todo tu cuerpo tendrá luz. Pero si tus ojos están enfermos, todo tu cuerpo tendrá oscuridad. Y si lo que en ti debería ser luz, no es más que oscuridad, ¡qué negra no será tu propia oscuridad!".
Palabra del Señor.
Reflexión
h
Hoy, el Señor nos dice que «la
lámpara del cuerpo es el ojo». Santo Tomás de Aquino entiende que con esto —al
hablar del ojo— Jesús se refiere a la intención del hombre. Cuando la intención
es recta, lúcida, encaminada a Dios, todas nuestras acciones son brillantes,
resplandecientes; pero cuando la intención no es recta, ¡que grande es la
oscuridad!
Nuestra
intención puede ser poco recta por malicia, por maldad, pero más frecuentemente
lo es por falta de sensatez. Vivimos como si hubiésemos venido al mundo para
amontonar riquezas y no tenemos en la cabeza ningún otro pensamiento. Ganar
dinero, comprar, disponer, tener. Queremos despertar la admiración de los otros
o tal vez la envidia. Nos engañamos, sufrimos, nos cargamos de preocupaciones y
de disgustos y no encontramos la felicidad que deseamos. Jesús nos hace otra
propuesta: «Amontonaos más bien tesoros en el cielo, donde no hay polilla ni
herrumbre que corroan, ni ladrones que socaven y roben». El cielo es el granero
de las buenas acciones, esto sí que es un tesoro para siempre.
Seamos
sinceros con nosotros mismos, ¿en qué empleamos nuestros esfuerzos, cuáles son
nuestros afanes? Ciertamente, es propio del buen cristiano estudiar y trabajar
honradamente para abrirse paso en el mundo, para sacar adelante la familia,
asegurar el futuro de los suyos y la tranquilidad de la vejez, trabajar también
por el deseo de ayudar a los otros... Sí, todo esto es propio de un buen
cristiano. Pero si aquello que tú buscas es tener más y más, poniendo el
corazón en estas riquezas, olvidándote de las buenas acciones, olvidándote de
que en este mundo estamos de paso, que nuestra vida es una sombra que pasa, ¿no
es cierto que —entonces— tenemos el ojo oscurecido? Y si el sentido común se
enturbia, «¡qué oscuridad habrá!».
Para la reflexión personal
a) ¿Cómo
ves tus debilidades?
b) ¿Te
acontece el considerarlas como el instrumento y el lugar de la misericordia,
sobre todo cuando se sabe asumir?
c) ¿No
sabes que pueden ser el instrumento con el cuál Dios evangeliza tu corazón, te
salva, te perdona, y te hace nacer al amor con el amor?
Medita la oración hecha canción.
ORACIÓN: ¿Qué le digo a Dios?
Orar,
es responderle al Señor que nos habla primero. Estamos queriendo escuchar su
Palabra Salvadora. Esta Palabra es muy distinta a lo que el mundo nos ofrece y
es el momento de decirle algo al Señor.
Reza un Padre Nuestro, un Ave María y un Gloria
Pidámosle a Santa María, nuestra Madre, su ayuda.
Madre
nuestra: tú
nos has traído a la tierra el más grande tesoro, tu Hijo Jesús, que se ha
quedado con nosotros en la Sagrada Eucaristía y en su palabra de vida.
Enséñanos a enriquecer nuestro corazón en esta vida con esos tesoros, para
gozar también de Él en la vida eterna.
Madre
de Cristo, Sumo y Eterno Sacerdote: déjame entrar a tu corazón, y modela mi
alma conforme a tu Hijo Jesucristo.
Amén.
+ En el nombre
del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo. Amén.
Padre José Luis Romero Landeros IJS
Referencias:
Espada de dos
filos.
Mi vida en Xto.
La oración
nuestra de cada día.
Jóvenes
católicos.
Ocarm.
Rezandovoy
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