+ En el nombre
del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo. Amén.
Oración inicial
No
había estudiado en ninguna escuela rabínica. No se dedicaba a explicar la ley.
No le preocupaban las discusiones doctrinales. No se interesó por los ritos del
templo. La gente lo veía como un maestro que enseñaba a entender y vivir la
vida de manera diferente. A Jesús no se le puede entender desde fuera. Hay que
entrar en contacto con Él. Dejar que nos enseñe cosas tan decisivas como la
alegría de vivir, la compasión o la voluntad de crear un mundo más justo. Dejar
que nos ayude a vivir en la presencia amistosa y cercana a Dios. Cuando uno se
acerca a Jesús, no se siente atraído por una doctrina, sino invitado a vivir de
manera nueva.
Del santo Evangelio según san Marcos 6, 1-6
En aquel tiempo, Jesús fue a su tierra en compañía de sus discípulos. Cuando llegó el sábado, se puso a enseñar en la sinagoga, y la multitud que lo escuchaba se preguntaba con asombro: "¿Dónde aprendió este hombre tantas cosas? ¿De dónde le viene esa sabiduría y ese poder para hacer milagros? ¿Qué no es éste el carpintero, el hijo de María, el hermano de Santiago, José, Judas y Simón? ¿No viven aquí, entre nosotros, sus hermanas?". Y estaban desconcertados.
Pero Jesús les dijo: "Todos honran a un
profeta, menos los de su tierra, sus parientes y los de su casa". Y no
pudo hacer allí ningún milagro, sólo curó a algunos enfermos imponiéndoles las
manos. Y estaba extrañado de la incredulidad de aquella gente. Luego se fue a
enseñar en los pueblos vecinos.
Palabra del Señor.
Reflexión
h
Hoy la liturgia nos ayuda a
descubrir los sentimientos del Corazón de Jesús: «Y se extrañó de su falta de
fe». Sin lugar a dudas, a los discípulos les debió impresionar la falta de fe
de los conciudadanos del Maestro y la reacción del mismo. Parecía lo más normal
que las cosas hubieran sucedido de otra manera: llegaban a la tierra donde
había vivido tantos años, habían oído contar las obras que realizaba, y la
consecuencia lógica era que le acogieran con cariño y confianza, más dispuestos
que los demás a escuchar sus enseñanzas. Sin embargo, no fue así, sino todo lo
contrario: «Y se escandalizaban a causa de Él».
La
extrañeza de Jesús por la actitud de los de su tierra, nos muestra un corazón
que confía en los hombres, que espera una respuesta y al que no deja
indiferente la falta de la misma, porque es un corazón que se da buscando
nuestro bien. Lo expresa muy bien san Bernardo, cuando escribe: «Vino el Hijo
de Dios e hizo tales maravillas en el mundo que arrancó nuestro entendimiento
de todo lo mundano, para que meditemos y nunca cesemos de ponderar sus
maravillas. Nos dejó unos horizontes infinitos para solaz de la inteligencia, y
un río tan caudaloso de ideas que es imposible vadearlo. ¿Hay alguien capaz de
comprender por qué quiso morir la majestad suprema para darnos la vida, servir
Él para reinar nosotros, vivir desterrado para llevarnos a la patria, y
rebajarse hasta lo más vil y ordinario para ensalzarnos por encima de todo?».
Podría
pensarse en lo que hubiera cambiado la vida de los habitantes de Nazaret si se
hubieran acercado a Jesús con fe. Así, tenemos que pedirle día a día como sus
discípulos: «Señor, aumenta nuestra fe», para que nos abramos más y más a su
acción amorosa en nosotros.
Para la reflexión personal
a)
¿Qué
experiencia tenemos en nuestra vida de lugares religiosos que no son tales?
b)
¿Qué
añade la fe a cualquier situación o lugar para descubrir la presencia de Dios en
él?
c)
Jesús
es rechazado en su casa y entre los suyos; ¿en qué momentos rechazamos nosotros
a Jesús? ¿Cómo cambiar el rechazo en acogida?
Medita la oración hecha canción.
ORACIÓN: ¿Qué le digo a Dios?
Orar,
es responderle al Señor que nos habla primero. Estamos queriendo escuchar su
Palabra Salvadora. Esta Palabra es muy distinta a lo que el mundo nos ofrece y
es el momento de decirle algo al Señor.
Reza un Padre Nuestro, un Ave María y un Gloria
Pidámosle a Santa María, nuestra Madre, su ayuda.
Madre
mía: ante
el desprecio yo necesito tu consuelo, tu auxilio, tu cercanía, tu abrazo de
madre, para cumplir con mi misión, sin importarme el qué dirán. ¡Ayúdame!
Amén.
+ En el nombre
del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo. Amén.
Padre José Luis Romero Landeros IJS
Referencias:
Espada de dos
filos.
Mi vida en Xto.
La oración
nuestra de cada día.
Jóvenes
católicos.
Ocarm.
Rezandovoy
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