+ En el nombre
del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo. Amén.
Oración inicial
Señor,
te pido que me enseñes a ser humilde. Cuanto más alto se quiere hacer un
edificio, más profundos han de ser los cimientos. Y el gran edificio de la vida
cristiana y de la santidad sólo se puede edificar sobre los hondos cimientos de
la humildad. Este es el camino elegido por Jesús “El que quiera ser el mayor
que se haga el más pequeño” (Mt. 20,26). Señor yo quiero ser pequeño y humilde.
Del santo Evangelio según san Mateo 13, 31-35
En aquel tiempo, Jesús propuso esta otra parábola a la muchedumbre: "El Reino de los cielos es semejante a la semilla de mostaza que un hombre siembra en su huerto. Ciertamente es la más pequeña de todas las semillas, pero cuando crece, llega a ser más grande que las hortalizas y se convierte en un arbusto, de manera que los pájaros vienen y hacen su nido en las ramas".
Les
dijo también otra parábola: "El Reino de los cielos se parece a un poco de
levadura que tomó una mujer y la mezcló con tres medidas de harina, y toda la
masa acabó por fermentar". Jesús decía a la muchedumbre todas estas cosas
con parábolas, y sin parábolas nada les decía, para que se cumpliera lo que
dijo el profeta: Abriré mi boca y les hablaré con parábolas; anunciaré lo que
estaba oculto desde la creación del mundo.
Palabra del Señor.
Reflexión
h
Hoy, el Evangelio nos presenta a
Jesús predicando a sus discípulos. Y lo hace, tal como en Él es habitual, en
parábolas, es decir, empleando imágenes sencillas y corrientes para explicar
los grandes misterios escondidos del Reino. Así podía entender todo el mundo,
desde la gente más formada hasta la que tenía menos luces.
«El
Reino de los Cielos es semejante a un grano de mostaza...». Los granitos de
mostaza casi no se ven, son muy pequeños, pero si tenemos de ellos buen cuidado
y se riegan... acaban formando un gran árbol. «El Reino de los Cielos es
semejante a la levadura que tomó una mujer y la metió en tres medidas de
harina...». La levadura no se ve, pero si no estuviera ahí, la pasta no
subiría. Así también es la vida cristiana, la vida de la gracia: no se ve
exteriormente, no hace ruido, pero... si uno deja que se introduzca en su
corazón, la gracia divina va haciendo fructificar la semilla y convierte a las
personas de pecadoras en santas.
Esta
gracia divina se nos da por la fe, por la oración, por los sacramentos, por la
caridad. Pero esta vida de la gracia es sobre todo un don que hay que esperar y
desear con humildad. Un don que los sabios y entendidos de este mundo no saben
apreciar, pero que Dios Nuestro Señor quiere hacer llegar a los humildes y
sencillos.
Ojalá que cuando nos busque a nosotros, nos encuentre no en el grupo de los
orgullosos, sino en el de los humildes, que se reconocen débiles y pecadores,
pero muy agradecidos y confiados en la bondad del Señor. Así, el grano de
mostaza llegará a ser un árbol grande; así la levadura de la Palabra de Dios
obrará en nosotros frutos de vida eterna.
Para la reflexión personal
a)
¿Qué
idea fundamental sobre el Reino de los cielos se destaca en estas parábolas?
b)
¿En qué
medida somos conscientes de que es Dios quien hace crecer su Reino en nuestro
mundo y no somos nosotros los protagonistas?
c)
¿Qué
mensaje de esperanza encierra el texto del evangelio de hoy para aquellos que
son considerados pequeños y débiles en nuestra sociedad?
Medita la oración hecha canción.
ORACIÓN: ¿Qué le digo a Dios?
Orar,
es responderle al Señor que nos habla primero. Estamos queriendo escuchar su
Palabra Salvadora. Esta Palabra es muy distinta a lo que el mundo nos ofrece y
es el momento de decirle algo al Señor.
Reza un Padre Nuestro, un Ave María y un Gloria
Pidámosle a Santa María, nuestra Madre, su ayuda.
Madre
nuestra: me cuesta subir a la Cruz de
tu Hijo, pero me doy cuenta de que, si no lo hago, no puedo identificarme
plenamente con Él.
Mi
vocación de sacerdote, configurado con Cristo, me exige seguir sus pasos, vivir
su vida, hacerme una sola cosa con Él.
Te
pido tu intercesión para que no sólo lo tenga presente, sino para que tenga la
valentía de decir que sí a la cruz, aunque me cueste.
Amén.
+ En el nombre
del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo. Amén.
Padre José Luis Romero Landeros IJS
Referencias:
Espada de dos
filos.
Mi vida en Xto.
La oración
nuestra de cada día.
Jóvenes
católicos.
Ocarm.
Rezandovoy
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