lunes, 2 de agosto de 2021

Denles ustedes de comer.

 

+ En el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo. Amén.

 

Oración inicial

Señor, me impactan esas palabras tuyas del evangelio: al enterarte de la muerte del amigo, te retiraste. Para ti Juan, además de primo, era muy importante, “el mayor nacido de mujer”. Y esa muerte violenta tan injusta, tan caprichosa, tan deleznable, te impresionó tanto que necesitaste silencio y soledad para reflexionar sobre ella y ¿por qué no? Para pensar que era una premonición de tu propia muerte. Dame, Señor, sensibilidad humana ante tantas muertes violentas, injustas, que nos trae la prensa cada día y que tal vez nos vamos acostumbrando a ellas.

 

Del santo Evangelio según san Mateo 14, 13-21

En aquel tiempo, al enterarse Jesús de la muerte de Juan el Bautista, subió a una barca y se dirigió a un lugar apartado y solitario. Al saberlo la gente, lo siguió por tierra desde los pueblos. Cuando Jesús desembarcó, vio aquella muchedumbre, se compadeció de ella y curó a los enfermos.


Como ya se hacía tarde, se acercaron sus discípulos a decirle: "Estamos en despoblado y empieza a oscurecer. Despide a la gente para que vayan a los caseríos y compren algo de comer". Pero Jesús les replicó: "No hace falta que vayan. Denles ustedes de comer". Ellos le contestaron: "No tenemos aquí más que cinco panes y dos pescados". Él les dijo: "Tráiganmelos".

Luego mandó que la gente se sentara sobre el pasto. Tomó los cinco panes y los dos pescados, y mirando al cielo, pronunció una bendición, partió los panes y se los dio a los discípulos para que los distribuyeran a la gente. Todos comieron hasta saciarse y con los pedazos que habían sobrado, se llenaron doce canastos. Los que comieron eran unos cinco mil hombres, sin contar a las mujeres y a los niños.

Palabra del Señor.

 

 

Reflexión

h Hoy, el Evangelio toca nuestros “bolsillos mentales”... Por esto, como en tiempos de Jesús, pueden aparecer las voces de los prudentes para sopesar si vale la pena tal asunto. Los discípulos, al ver que se hacía tarde y que no sabían cómo atender a aquel gentío reunido en torno a Jesús, encuentran una salida airosa: «Que vayan a los pueblos y se compren comida». Poco se esperaban que su Maestro y Señor les fuera a romper este razonamiento tan prudente, diciéndoles: «Denles ustedes de comer».

Un dicho popular dice: «Quien deja a Dios fuera de sus cuentas, no sabe contar». Y es cierto, los discípulos —nosotros tampoco— no sabemos contar, porque olvidamos frecuentemente el sumando de mayor importancia: Dios mismo entre nosotros.

Los discípulos realizaron bien las cuentas; contaron con exactitud el número de panes y de peces, pero al dividirlos mentalmente entre tanta gente, les salía casi un cero periódico; por eso optaron por el realismo prudente: «No tenemos aquí más que cinco panes y dos peces». ¡No se percatan de que tienen a Jesús —verdadero Dios y verdadero hombre— entre ellos!

Parafraseando a san Josemaría, no nos iría mal recordar aquí que: «En las empresas de apostolado, está bien —es un deber— que consideres tus medios terrenos (2 + 2 = 4), pero no olvides ¡nunca! que has de contar, por fortuna, con otro sumando: Dios + 2 + 2...». El optimismo cristiano no se fundamenta en la ausencia de dificultades, de resistencias y de errores personales, sino en Dios que nos dice: «He aquí que yo estoy con vosotros todos los días hasta el fin del mundo.

Sería bueno que tú y yo, ante las dificultades, antes de dar una sentencia de muerte a la audacia y al optimismo del espíritu cristiano, contemos con Dios. Ojalá que podamos decir con san Francisco aquella genial oración: «Allí donde haya odio que yo ponga amor»; es decir, allí donde no salgan las cuentas, que cuente con Dios.

 

 

Para la reflexión personal

 

a)    ¿Cuáles son nuestros sentimientos ante la gente que necesita ayuda?

 

b)   ¿En qué medida estamos poniendo nuestros cinco panes y dos peces para que el Señor los aumente al servicio de los demás?

 

 

Medita la oración hecha canción.

 

https://n9.cl/oh8u

 

 

ORACIÓN: ¿Qué le digo a Dios?

 

Orar, es responderle al Señor que nos habla primero. Estamos queriendo escuchar su Palabra Salvadora. Esta Palabra es muy distinta a lo que el mundo nos ofrece y es el momento de decirle algo al Señor.

 

Reza un Padre Nuestro, un Ave María y un Gloria

 

 

Pidámosle a Santa María, nuestra Madre, su ayuda.

Madre mía: los discípulos de Jesús requirieron de mucha fe para ponerse a repartir a la multitud aquellos cinco panes y dos pescados. Fe que fue recompensada cuando comenzaron a ver que efectivamente aquel alimento se multiplicaba en sus manos.

Así nosotros, tus sacerdotes, también necesitamos fe para reconocer que no son nuestras pobres fuerzas las que obran los milagros, sino el poder conferido por tu Hijo, para que administremos la gracia convenientemente.

Sé que al que mucho se le da mucho se le pedirá. Soy consciente de que he recibido mucho. Ayúdame, Madre, para que el fruto de mi trabajo sea abundante.

Amén.

 

+ En el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo. Amén.

 

 

Padre José Luis Romero Landeros IJS

 

 

Referencias:

Espada de dos filos.

Mi vida en Xto.

La oración nuestra de cada día.

Jóvenes católicos.

Ocarm.

Rezandovoy

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