+ En el nombre
del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo. Amén.
Oración inicial
Señor, ¡qué difícil
nos lo has puesto! El camino de la cruz nos repugna, nos tira hacia atrás, no
lo podemos entender. No lo entendía Pedro, ni los apóstoles, ni tampoco
nosotros. Pero Tú, Señor, ya has pasado por él, has ido por delante, no te has
echado atrás a pesar de que tu carne se resistía. Señor, si Tú no nos ayudas,
no podemos aceptar la cruz. Es demasiado pesada para nosotros. Si no somos
capaces de llevarla, haznos, al menos, tus Cireneos.
Del santo Evangelio según san Lucas 9, 43-45
En aquel tiempo, como todos comentaban, admirados, los prodigios que Jesús hacía, éste dijo a sus discípulos: "Presten mucha atención a lo que les voy a decir: El Hijo del hombre va a ser entregado en manos de los hombres".
Pero ellos no
entendieron estas palabras, pues un velo les ocultaba su sentido y se las
volvía incomprensibles. Y tenían miedo de preguntarle acerca de este asunto.
Palabra del Señor.
Reflexión
h
Hoy, más de dos mil años después, el anuncio
de la pasión de Jesús continúa provocándonos. Que el Autor de la Vida anuncie
su entrega a manos de aquéllos por quienes ha venido a darlo todo es una clara
provocación. Se podría decir que no era necesario, que fue una exageración.
Olvidamos, una y otra vez, el peso que abruma el corazón de Cristo, nuestro
pecado, el más radical de los males, la causa y el efecto de ponernos en el lugar
de Dios. Más aún, de no dejarnos amar por Dios, y de empeñarnos en permanecer
dentro de nuestras cortas categorías y de la inmediatez de la vida presente. Se
nos hace tan necesario reconocer que somos pecadores como necesario es admitir
que Dios nos ama en su Hijo Jesucristo. Al fin y al cabo, somos como los
discípulos, «ellos no entendían lo que les decía; les estaba velado de modo que
no lo comprendían y temían preguntarle acerca de este asunto».
Por decirlo con una
imagen: podremos encontrar en el Cielo todos los vicios y pecados, menos la
soberbia, puesto que el soberbio no reconoce nunca su pecado y no se deja
perdonar por un Dios que ama hasta el punto de morir por nosotros. Y en el
infierno podremos encontrar todas las virtudes, menos la humildad, pues el
humilde se conoce tal como es y sabe muy bien que sin la gracia de Dios no
puede dejar de ofenderlo, así como tampoco puede corresponder a su Bondad.
Una de las claves
de la sabiduría cristiana es el reconocimiento de la grandeza y de la
inmensidad del Amor de Dios, al mismo tiempo que admitimos nuestra pequeñez y
la vileza de nuestro pecado. ¡Somos tan tardos en entenderlo! El día que
descubramos que tenemos el Amor de Dios tan al alcance, aquel día diremos como
san Agustín, con lágrimas de Amor: «¡Tarde te amé, Dios mío!». Aquel día puede
ser hoy. Puede ser hoy. Puede ser.
Para la reflexión personal
Al igual que los discípulos, nosotros también nos unimos
fácilmente al aplauso, pero nos cuesta aceptar los momentos de dolor o de
dificultad.
a)
¿Qué rostro de Dios se nos revela en esas situaciones dolorosas?
b) ¿Qué es lo que más nos asusta en el
seguimiento de Jesús?
c)
¿Qué le preguntaríamos a Jesús?
Medita la oración hecha canción.
ORACIÓN: ¿Qué le digo a Dios?
Orar,
es responderle al Señor que nos habla primero. Estamos queriendo escuchar su
Palabra Salvadora. Esta Palabra es muy distinta a lo que el mundo nos ofrece y
es el momento de decirle algo al Señor.
Reza un Padre Nuestro, un Ave María y un Gloria
Pidámosle a Santa María, nuestra Madre, su ayuda.
Madre mía:
tú eres Reina de la humildad y Madre de la Iglesia, que es el cuerpo de Cristo,
tu Hijo.
Por esa
razón te preocupas de nosotros, tus hijos, miembros de la Iglesia y, por eso,
parte del cuerpo de tu Hijo; nos proteges de las asechanzas del demonio, y nos
cuidas.
Te
interesa especialmente que luchemos para ser humildes, porque sólo así vamos a
poder servir a tu Hijo eficazmente. Intercedes por nosotros, y sabes muy bien
qué es lo que nos conviene.
¡Ayúdanos
a ser miembros vivos y fuertes!
Amén.
+ En el nombre
del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo. Amén.
Padre José Luis Romero Landeros IJS
Referencias:
Espada de dos
filos.
Mi vida en Xto.
La oración
nuestra de cada día.
Jóvenes
católicos.
Ocarm.
Rezandovoy
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