+ En el nombre
del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo. Amén.
Oración inicial
Señor, quiero en
este día agradecerte la riqueza de este maravilloso texto. Alabas a Dios, Señor
del cielo y de la tierra. Con lo cual nos dices que esta tierra maravillosa ha
sido creada por el amor del Padre. Toda la creación se convierte en beso,
abrazo, caricia del Padre. Alabas a Dios porque nos puedes contar lo
maravilloso que es Dios, nuestro Padre. Para ti, Señor, la palabra “Padre”
nunca se caía de tus labios. Y das gracias a Dios porque no sólo nos revelas su
nombre, sino que nos entregas las maravillosas experiencias que tuviste del
Padre en este mundo. ¿Cómo no agradecerte?
Del santo Evangelio según san Lucas 12, 1-7
En aquel tiempo, la multitud rodeaba a Jesús en tan gran número que se
atropellaban unos a otros. Entonces Jesús les dijo a sus discípulos:
"Cuídense de la levadura de los fariseos, es decir de la
hipocresía. Porque no hay nada oculto que no llegue a descubrirse, ni nada secreto
que no llegue a conocerse. Por eso, todo lo que ustedes hayan dicho en la
oscuridad, se dirá a plena luz, y lo que hayan dicho en voz baja y en privado,
se proclamará desde las azoteas. Yo les digo a ustedes, amigos míos:
No teman a aquellos que matan el cuerpo y después ya no pueden hacer nada más. Les voy a decir a quién han de temer: Teman a aquel que, después de darles muerte, los puede arrojar al lugar de castigo. Se lo repito: A él sí tienen que temerlo.
¿No se venden cinco pajarillos por dos monedas? Sin embargo, ni de uno
solo de ellos se olvida Dios; y por lo que a ustedes toca, todos los cabellos
de su cabeza están contados. No teman, pues, porque ustedes valen mucho más que
todos los pajarillos".
Palabra del Señor.
Reflexión
h
Hoy contemplamos a Nuestro Señor Jesucristo
dirigiéndose a las gentes después de haberse confrontado con las autoridades
religiosas judías, es decir, los fariseos y los escribas. El Evangelio nos
cuenta que el gentío era tan grande que se pisaban unos a otros. Ahí queda
claro que estaban hambrientos de la Palabra de Jesús, el cual hablaba con tan
extraordinaria autoridad a sus líderes religiosos.
Pero san Lucas nos informa que antes de nada, Jesús
empezó hablando a sus discípulos diciendo: «Cuídense de la levadura de los
fariseos, que es la hipocresía». Nuestro Señor desea conducirnos a la práctica
de la sinceridad y transparencia, superando la hipocresía con que se manejaban
los fariseos y escribas. Puesto que ellos mostraban una actitud externa no
conforme con su camino interior de vida: ellos pretendían ser lo que no eran.
Es contra esto sobre lo que Jesucristo nos quiere
prevenir en el Evangelio de hoy cuando dice: «Nada hay encubierto que no haya
de ser descubierto ni oculto que no haya de saberse». Sí, todo va a ser
revelado. Por este motivo nosotros debemos luchar por ajustar nuestra vida
según lo que profesamos y proclamamos. Obviamente, esto no es fácil. Pero no
debemos temer, pues nuestro Dios está atento. Tal como dijo san Juan Pablo II,
«el amor de Dios no impone cargas que nosotros no podamos llevar (…). Porque
para todo lo que Él nos pida, Él nos proveerá de la ayuda necesaria». Nada
ocurre sin que Él lo conozca. ¡Incluso nuestros cabellos están contados! Sí,
nosotros tenemos un precio ante Dios. No tengamos miedo, pues su amor no tiene
límites.
Señor, concédenos la sabiduría para llevar bien nuestra
vida hacia las exigencias de nuestra fe, incluso en medio de las dificultades
de este mundo. Amén.
Para la reflexión personal
«No teman». En varias ocasiones Jesús repite esta frase a
sus discípulos en el evangelio de hoy. Jesús también nos invita a nosotros a
confiar en la providencia divina, en un Padre que no se olvida de cada uno de
nosotros.
a)
¿Qué rostro de Dios nos revela Jesús en el texto evangélico?
b) «No teman». ¿Cuáles son nuestros
miedos en estos momentos, aquellos que nos quitan la paz interior?
c)
¿En qué medida somos capaces de descubrir la grandeza de Dios en
la contemplación de la naturaleza?
d) «Dios no se olvida ni de uno solo de
ellos». ¿Qué mensaje de esperanza transmite esta frase del evangelio,
especialmente para los más pobres y desvalidos?
Medita la oración hecha canción.
ORACIÓN: ¿Qué le digo a Dios?
Orar,
es responderle al Señor que nos habla primero. Estamos queriendo escuchar su
Palabra Salvadora. Esta Palabra es muy distinta a lo que el mundo nos ofrece y
es el momento de decirle algo al Señor.
Reza un Padre Nuestro, un Ave María y un Gloria
Pidámosle a Santa Teresa de Jesús, su ayuda.
Santa Teresa: acudo a ti para
pedirte consejo. Tú, que eres maestra de oración y vida contemplativa, ayúdame
a mí, sacerdote, a transformar mi vida en una constante oración, para elevar mi
alma a Dios y alcanzar la santidad. Déjame entrar a tu corazón para escucharte.
Ayúdame, Madre, a
no ofender a Jesús, y a mantener muy limpia mi alma.
Amén.
+ En el nombre
del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo. Amén.
Padre José Luis Romero Landeros IJS
Referencias:
Espada de dos filos.
Mi vida en Xto.
La oración
nuestra de cada día.
Jóvenes
católicos.
Ocarm.
Rezandovoy
No hay comentarios.:
Publicar un comentario