jueves, 20 de octubre de 2022

Padre Nuestro, Padre de la Naturaleza

 


Padre nuestro que estás en el bosque,
en el mar, el desierto y la ciudad.
Santificada sea tu creación,
pletórica de desarrollo
fuerza y vida.

 

Venga a nosotros tu sabiduría,
para proteger y desarrollar la belleza
que se nos ha dado,
que está en la flor y el arcoíris,
en el agua y la fértil madre tierra,
en el cálido aliento del sol
y en la fresca oscuridad del descanso.

 

Hágase Señor tu voluntad,
para que seamos los hombres
a tu imagen y semejanza
los que asumamos el reto,
de mantener el proceso vital de tu creación.

 

Danos hoy el verdor de cada día,
en el prado y en el monte,
en el jardín y en la tierra que agoniza.

 

Perdona nuestra irresponsabilidad,
al no cuidar de la tierra
que nos has dado.

 

Como nosotros por tu amor,
perdonamos a los contaminadores,
y les instamos con vehemencia
que abandonen su trabajo de destrucción.

 

Y no nos dejes caer en la desertización,
que a la muerte conduce,
que niega tu obra,
y aniquila la vida.

 

Y líbranos del conformismo,
para que se transformen nuestras vidas,
en fuerza dinámica,
que reproduce la vida. 

Amén

 

martes, 18 de octubre de 2022

Cambiar el mundo



Llegó una vez un profeta a una ciudad y comenzó a gritar, en su plaza mayor, que era necesario un cambio de la marcha del país. El profeta gritaba y gritaba y una multitud considerable acudió a escuchar sus voces, aunque más por curiosidad que por interés.

Y el profeta ponía toda su alma en sus voces, exigiendo el cambio de las costumbres. Pero, según pasaban los días, eran menos cada vez los curiosos que rodeaban al profeta y ni una sola persona parecía dispuesta a cambiar de vida.  Pero el profeta no se desalentaba y seguía gritando. Hasta que un día ya nadie se detuvo a escuchar sus voces. Mas el profeta seguía gritando en la soledad de la gran plaza. Y pasaban los días. Y el profeta seguía gritando. Y nadie le escuchaba.

Al fin, alguien se acercó y le preguntó: "¿Por qué sigues gritando? ¿No ves que nadie está dispuesto a cambiar?"

"Sigo gritando" -dijo el profeta- "porque si me callara, ellos me habrían cambiado a mí."

sábado, 15 de octubre de 2022

El Tenedor

         Había una mujer que había sido diagnosticada con una enfermedad incurable y a la que le habían dado sólo tres meses de vida. Así que empezó a poner sus cosas «en orden». Contactó a su sacerdote y lo citó en su casa para discutir algunos aspectos de su última voluntad. Le dijo qué canciones quería que se cantaran en su funeral, qué lecturas hacer y con qué traje deseaba ser enterrada.

 


La mujer también solicitó ser enterrada con su Biblia favorita. Todo estaba en orden y el sacerdote se estaba preparando para irse cuando la mujer recordó algún muy importante para ella. – Hay algo más, dijo ella exaltada. – Qué es?, preguntó el sacerdote. – Esto es muy importante, continuó la mujer. Quiero ser enterrada con un tenedor en mi mano derecha.

 El sacerdote quedó impávido mirando a la mujer, sin saber exactamente qué decir. – Eso lo sorprende o no? preguntó la mujer – Bueno, para ser honesto, estoy intrigado con la solicitud, dijo el sacerdote. La mujer explicó: – En todos los años que he asistido a eventos sociales y cenas de compromiso, siempre recuerdo que cuando se retiraban los platos del platillo principal, alguien inevitablemente se agachaba y decía, «Quédate con tu tenedor». Era mi parte favorita porque sabía que algo mejor estaba por venir… como pastel de chocolate o pastel de manzana.

 ¡Algo maravilloso y sustancioso! Así que quiero que la gente me vea dentro de mi ataúd con un tenedor en mi mano y quiero que se pregunten: «¿Qué onda con el tenedor?» Después quiero que usted les diga: «Se quedó con su tenedor porque lo mejor está por venir.»

 Los ojos del sacerdote se llenaron de lágrimas de alegría mientras abrazaba a la mujer despidiéndose. Él sabía que esta sería una de las últimas veces que la vería antes de su muerte. Pero también sabía que la mujer tenía un mejor concepto de la esperanza cristiana que él mismo.

 Ella sabía que algo mejor estaba por venir. Durante el funeral, la gente pasaba por el ataúd de la mujer y veían el precioso vestido que llevaba, su Biblia favorita y el tenedor puesto en su mano derecha. Una y otra vez el sacerdote escuchó la pregunta: «¿Qué onda con el tenedor?». Y una y otra vez sonrió.

 Durante su mensaje, el sacerdote les platicó a las personas la conversación que había tenido con la mujer poco tiempo antes de morir. También les habló acerca del tenedor y qué era lo que significaba para ella.

 El sacerdote les dijo a las personas cómo él no podía dejar de pensar en el tenedor y también que probablemente ellos tampoco podrían dejar de pensar en él. Estaba en lo correcto. Así que, la próxima vez que tomes en tus manos un tenedor, déjalo recordarte que lo mejor está aún por venir…

La vida pasa rápido

  Esta vida pasará rápido,  no pelees con la gente,  no critiques tanto tu cuerpo. No te quejes tanto. No pierdas el sueño por las facturas....