jueves, 28 de noviembre de 2019

Confío, Señor en tus palabras.


+ En el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo. Amén.

Oración inicial

Señor Jesús, tengo un gran deseo de tener un diálogo íntimo contigo. Quisiera ponerme en tu presencia y escuchar lo que quieres decirme en este día, acrecentar nuestra amistad y conocerte cada vez más. Aquí me encuentro Señor dispuesto a vivir según tu Palabra.

Hago en silencio un breve examen de conciencia.

Sé que mi vida muchas veces no corresponde a mi deseo de seguirte y que he dejado entrar el pecado en mi vida. Te quiero decir que esto me duele enormemente y no quisiera ofenderte ni una vez más. Confió firmemente en tu misericordia que siempre me perdona y me permite empezar de nuevo.

Del santo Evangelio según san Lucas 21, 20-25

En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: "Cuando vean a Jerusalén sitiada por un ejército, sepan que se aproxima su destrucción. Entonces, los que estén en Judea, que huyan a los montes; los que estén en la ciudad, que se alejen de ella; los que estén en el campo, que no vuelvan a la ciudad; porque esos días serán de castigo para que se cumpla todo lo que está escrito.
¡Pobres de las que estén embarazadas y de las que estén criando en aquellos días! Porque vendrá una gran calamidad sobre el país y el castigo de Dios se descargará contra este pueblo. Caerán al filo de la espada, serán llevados cautivos a todas las naciones y Jerusalén será pisoteada por los paganos, hasta que se cumpla el plazo que Dios les ha señalado.
Habrá señales prodigiosas en el sol, en la luna y en las estrellas. En la tierra las naciones se llenarán de angustia y de miedo por el estruendo de las olas del mar; la gente se morirá de terror y de angustiosa espera por las cosas que vendrán sobre el mundo, pues hasta las estrellas se bambolearán. Entonces verán venir al Hijo del hombre en una nube, con gran poder y majestad. Cuando estas cosas comiencen a suceder, pongan atención y levanten la cabeza, porque se acerca la hora de su liberación".
Palabra del Señor.

Reflexión

Otra vez Jesús utiliza un lenguaje simbólico, difícil de comprender para nosotros. El panorama que dibuja es desolador: destrucción, venganza, signos en los astros... Sin embargo, a pesar de todo, las últimas palabras de Jesús son esperanzadoras: “levanten, alcen la cabeza, se acerca su liberación". Aunque a veces no lo parezca, hasta en las situaciones más dolorosas, Dios está presente y busca nuestra liberación, nuestra felicidad.
Podemos pensar en situaciones difíciles que hemos vivido. Y recordar cómo a pesar de todas las apariencias negativas, Dios se ha hecho paso y nos ha ido salvando poco a poco. Damos gracias. Si no hemos descubierto la presencia de Dios en los momentos dolorosos de la vida, le pedimos que nos conceda luz para saber descubrirlo.
Dios nos pone a veces en camino de personas que sufren mucho, que no tienen un futuro esperanzador. Y nos pide que les ayudemos a levantarse, a caminar, a disfrutar de la salvación (del amor de Dios y de los hermanos).

Para la reflexión personal

a)   Persecución de las comunidades. Destrucción de Jerusalén. Desesperación. Ante los acontecimientos que hoy hacen sufrir a la gente ¿me desespero?

b)   ¿Cuál es la fuente de mi esperanza?

c)   Hijo de Hombre es el título que Jesús gustaba usar. Él quería humanizar la vida. Cuanto más humano, más divino, decía el Papa León Magno.

d)   En mi relación con los demás, ¿soy humano?

Medita la oración hecha canción.


ORACIÓN: ¿Qué le digo a Dios?

Orar, es responderle al Señor que nos habla primero. Estamos queriendo escuchar su Palabra Salvadora. Esta Palabra es muy distinta a lo que el mundo nos ofrece y es el momento de decirle algo al Señor.

ES TU MOMENTO CON DIOS. ¡ORA!

Gracias Señor, porque por encima de todas las vicisitudes de nuestra zarandeada historia, nos abre, la puerta definitiva de tu amor, difundido como semilla en nosotros. Aumenta nuestra fe y fortalece nuestra esperanza para que nuestra espera no sea pasiva, sino que mientras caminamos hacia la plenitud del Reino, que ya ha despuntado entre nosotros con tu Encarnación, colaboremos, bajo la acción del Espíritu Santo, en su construcción y extensión. Amén.

Reza un Padre Nuestro, un Ave María y un Gloria


Pidámosle a María su maternal ayuda.

Dulzura de los ángeles, alegría de los afligidos,
abogada de los cristianos, Virgen madre del Señor, protégeme y sálvame de los sufrimientos eternos.
María, purísimo incensario de oro, que ha contenido a la Trinidad excelsa; en ti se ha complacido el Padre, ha habitado el Hijo, y el Espíritu Santo, que cubriéndote con su sombra, Virgen, te ha hecho madre de Dios.
Nosotros nos alegramos en ti,
tú eres nuestra defensa ante Dios.
Extiende tu mano invencible y aplasta a nuestros enemigos.
Manda a tus siervos el socorro del cielo.
Amén.


+ En el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo. Amén.



Padre José Luis Romero Landeros IJS

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