viernes, 29 de noviembre de 2019

Fíjate, Señor, en mí.


+ En el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo. Amén.

Oración inicial

Buen Jesús, te agradezco por este momento que tengo para estar contigo. Te pido, Buen Señor, que tu palabra ilumine mi interior para que así, pueda ser cada vez un cristiano más coherente y más fiel a su Señor.

Hago en silencio un breve examen de conciencia.

Señor, soy frágil y pecador. Te pido perdón por todos mis pecados y te ruego que me des tu gracia y fortaleza para ponerme de pie y no pecar más contra Ti.

Del santo Evangelio según san Lucas 21, 29-33

En aquel tiempo, Jesús propuso a sus discípulos esta comparación: "Fíjense en la higuera y en los demás árboles. Cuando ven que empiezan a dar fruto, saben que ya está cerca el verano. Así también, cuando vean que suceden las cosas que les he dicho, sepan que el Reino de Dios está cerca. Yo les aseguro que antes de que esta generación muera, todo esto se cumplirá. Podrán dejar de existir el cielo y la tierra, pero mis palabras no dejarán de cumplirse".
Palabra del Señor.

Reflexión

Fíjense en la higuera... fíjate en la vida, en tu vida, en la vida de las personas cercanas... fíjate en tu grupo de fe, en tu parroquia, en la iglesia... fíjate en tu familia, en tu pueblo o ciudad, en el mundo. Jesús era un gran observador. Ver, mirar, fijarse, contemplar... ¡qué fácil es y qué poco lo hacemos! Podemos pedir a Dios que nos conceda ser personas con vista, con una mirada profunda.
La mirada de Jesús no se detenía únicamente en el cielo, más bien sabía ver el cielo en la tierra. Descubría al Padre en la historia de su pueblo, en el corazón de las personas...
Tenemos que aprender a mirar al estilo de Dios. Dios, que es bueno, que es Amor, mira todo con bondad y amor. En la Creación, el libro del Génesis repite: “y vio Dios que era bueno" (Gn 1,4.10...). Y el Evangelio nos cuenta que Jesús “fijando en él (joven rico) su mirada, le amó" (Mc 10,21). Si no miramos con amor, no descubriremos al Dios-Amor en la vida, en la historia.

Para la reflexión personal

a)   ¿Nos enteramos de las cosas que suceden en nuestro mundo y en nosotros mismos?

b)   ¿Cuál es la mirada que sentimos de Dios?

c)   ¿Cuál es la mirada que tengo para el mundo?

Medita la oración hecha canción.


ORACIÓN: ¿Qué le digo a Dios?

Orar, es responderle al Señor que nos habla primero. Estamos queriendo escuchar su Palabra Salvadora. Esta Palabra es muy distinta a lo que el mundo nos ofrece y es el momento de decirle algo al Señor.

ES TU MOMENTO CON DIOS. ¡ORA!

Señor, dichosos los que moran en tu casa
y pueden alabarte siempre;
dichoso el que saca de ti fuerzas
cuando piensa en las subidas. (Sal 84,5-6)

Reza un Padre Nuestro, un Ave María y un Gloria


Pidámosle a María su maternal ayuda.

Bajo tu amparo nos acogemos,
santa Madre de Dios;
no deseches las oraciones
que te dirigimos
en nuestras necesidades,
antes bien
líbranos de todo peligro,
¡oh Virgen gloriosa y bendita!
Amén.


+ En el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo. Amén.



Padre José Luis Romero Landeros IJS

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