viernes, 22 de noviembre de 2019

Creo en la Resurrección de los muertos. Creo en ti, Señor.

+ En el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo. Amén.

Oración inicial

Te pido Señor que me ilumines con la presencia de tu Espíritu Santo en este espacio de encuentro con tu palabra. Que pueda abrir mi mente y mi corazón a tu palabra y pueda encontrar en ella luces para mi caminar.

Hago en silencio un breve examen de conciencia.

Perdóname Señor por todos los momentos en que me quedo centrado en mí mismo y me olvido de mirarte. Sé que tu amor es más fuerte y que con tu misericordia me ayudas a levantarme una y otra vez de cada caída.

Del santo Evangelio según san Lucas 20, 27-40

En aquel tiempo, se acercaron a Jesús algunos saduceos. Como los saduceos niegan la resurrección de los muertos, le preguntaron: "Maestro, Moisés nos dejó escrito que si alguno tiene un hermano casado que muere sin haber tenido hijos, se case con la viuda para dar descendencia a su hermano. Hubo una vez siete hermanos, el mayor de los cuales se casó y murió sin dejar hijos. El segundo, el tercero y los demás, hasta el séptimo, tomaron por esposa a la viuda y todos murieron sin dejar sucesión. Por fin murió también la viuda. Ahora bien, cuando llegue la resurrección, ¿de cuál de ellos será esposa la mujer, pues los siete estuvieron casados con ella?"
Jesús les dijo: "En esta vida, hombres y mujeres se casan, pero en la vida futura, los que sean juzgados dignos de ella y de la resurrección de los muertos, no se casarán ni podrán ya morir, porque serán como los ángeles e hijos de Dios, pues Él los habrá resucitado.
Y que los muertos resucitan, el mismo Moisés lo indica en el episodio de la zarza, cuando llama al Señor, Dios de Abraham, Dios de Isaac, Dios de Jacob. Porque Dios no es Dios de muertos, sino de vivos, pues para Él todos viven".
Entonces, unos escribas le dijeron: "Maestro, has hablado bien". Y a partir de ese momento ya no se atrevieron a preguntarle nada.
Palabra del Señor.

Reflexión

«Todo el que vive y cree en Mí, no morirá jamás» nos dice el Señor Jesús. Ahí está la clave. Vivir en Cristo; creer en Cristo. Sumergirnos en su Muerte —muriendo a todo lo que nos aleja del Evangelio— para ser elevados por su Resurrección a ser hijos de Dios. Esa es la dinámica de la vida cristiana que nos va haciendo crecer, por acción del Espíritu de Amor, en una relación personal y vivificante con el Señor Jesús. “Entender las Escrituras y el poder de Dios” significa procurar recorrer cotidianamente el camino de la fe, confiando en las promesas del Señor y buscando siempre la guía de nuestra Madre María. Significa también que las decisiones que tomamos en la vida, la orientación que le damos a nuestra existencia no pueden estar al margen de la consideración de “la otra vida”, y de lo que Jesús nos enseña al respecto. Recordemos, lo que el Señor nos invita a vivir es un camino, y como todo camino tiene un final que es el encuentro definitivo con Él. ¿Cómo podemos avanzar sin considerar seriamente ese final que, por lo demás, es el comienzo de la eternidad?

Para la reflexión personal

a)   ¿Te agobian cosas que aún no han pasado?

b)   ¿Un futuro que no ha llegado? Eso nos descuida el vivir nuestro HOY.

c)   Dios es un Dios de vivos y no de muertos. Es normal sentir dolor ante la partida de un ser querido, pero ¿Quién ha muerto?

d)   Ellos ¿O nuestra fe en la resurrección?

e)   La Salvación y la Resurrección. Por un lado tenemos la promesa y por el otro la recompensa, no descuidemos nuestro presente por pensar en un futuro que depende del ahora.

Medita la oración hecha canción.


ORACIÓN: ¿Qué le digo a Dios?

Orar, es responderle al Señor que nos habla primero. Estamos queriendo escuchar su Palabra Salvadora. Esta Palabra es muy distinta a lo que el mundo nos ofrece y es el momento de decirle algo al Señor.

ES TU MOMENTO CON DIOS. ¡ORA!

Dios no es un Dios de muertos. Si Dios es Dios de estos, están vivos. Quien está inscrito en el nombre de Dios participa de la vida de Dios, vive. Creer es estar inscritos en el nombre de Dios. Y así estamos vivos. Quien pertenece al nombre de Dios no es un muerto, pertenece al Dios vivo. En este sentido deberíamos entender el dinamismo de la fe, que es inscribir nuestro nombre en el nombre de Dios y así entrar en la vida.
Amén

Reza un Padre Nuestro, un Ave María y un Gloria


Pidámosle a María su maternal ayuda.

Salve, Reina de los Cielos
y Señora de los ángeles;
salve raíz, salve puerta,
que dio paso a nuestra luz.

Alégrate, Virgen gloriosa,
entre todas la más bella;
salve, agraciada doncella,
ruega a Cristo por nosotros.
Amén

+ En el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo. Amén.



Padre José Luis Romero Landeros IJS

No hay comentarios.:

La vida pasa rápido

  Esta vida pasará rápido,  no pelees con la gente,  no critiques tanto tu cuerpo. No te quejes tanto. No pierdas el sueño por las facturas....