+ En el nombre del Padre, y del
Hijo, y del Espíritu Santo. Amén.
Oración inicial
Señor
Jesús, al aproximarse tu venida, te pido que esta oración vaya preparando mi
corazón para recibirte con alegría esta navidad y así pueda transformar mi vida
para seguirte fielmente en el cumplimiento de tus enseñanzas.
Hago en silencio un breve examen de conciencia.
Te pido perdón Señor por mis pecados cometidos. Y
ya que tu siempre te muestras misericordioso con el pecador, dame fuerzas para
convertirme es un mejor hijo de Dios, siendo obediente en todo al Padre.
Del santo Evangelio según san Mateo 7, 21. 24-27
En
aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: "No todo el que me diga:
‘¡Señor, Señor!’, entrará en el Reino de los cielos, sino el que cumpla la
voluntad de mi Padre, que está en los cielos.
El
que escucha estas palabras mías y las pone en práctica, se parece a un hombre
prudente, que edificó su casa sobre roca. Vino la lluvia, bajaron las
crecientes, se desataron los vientos y dieron contra aquella casa; pero no se
cayó, porque estaba construida sobre roca.
El
que escucha estas palabras mías y no las pone en práctica, se parece a un
hombre imprudente, que edificó su casa sobre arena. Vino la lluvia, bajaron las
crecientes, se desataron los vientos, dieron contra aquella casa y la arrasaron
completamente".
Palabra del Señor.
Reflexión
«Edificar en la arena una casa» (cf. Mt 7,26) es una
imagen para describir un comportamiento insensato, que no lleva a ningún
resultado y acaba en el fracaso de una vida, después de un esfuerzo largo y
penoso para construir algo. “Bene curris,
sed extra viam", decía san Agustín: corres bien, pero fuera del trayecto, podemos traducir. ¡Qué pena
llegar sólo hasta ahí: el momento de la prueba, de las tempestades y de las
crecidas que necesariamente contiene nuestra vida!
El Señor quiere enseñarnos
a poner un fundamento sólido, cuyo cimiento proviene del esfuerzo por poner en
práctica sus enseñanzas, viviéndolas cada día en medio de los pequeños
problemas que Él tratará de dirigir. Nuestras resoluciones diarias de vivir la
enseñanza del Cristo deben así acabar en resultados concretos, a falta de ser
definitivos, pero de los cuales podamos obtener alegría y agradecimiento en el
momento del examen de nuestra conciencia, por la noche. La alegría de haber
obtenido una pequeña victoria sobre nosotros mismos es un entrenamiento para
otras batallas, y la fuerza no nos faltará —con la gracia de Dios— para
perseverar hasta el fin.
Para la reflexión
personal
a) ¿Soy
de los que dicen “Señor, Señor”, o de los que ponen en práctica la palabra?
b) ¿Observo
la ley para merecer el amor y la salvación o para dar gracias a Dios por su
amor y su salvación?
Medita la oración hecha canción.
ORACIÓN:
¿Qué le digo a Dios?
Orar, es
responderle al Señor que nos habla primero. Estamos queriendo escuchar su
Palabra Salvadora. Esta Palabra es muy distinta a lo que el mundo nos ofrece y
es el momento de decirle algo al Señor.
ES TU MOMENTO CON DIOS. ¡ORA!
Gracias
Buen Jesús por este llamado a la conversión, que me permite disponer mejor mi
corazón para tu venida esta navidad.
Al
estar mi vida fundada sobre Ti, Roca sólida, estaré confiado y seguro en el
cumplimiento de tu Plan de Amor.
Amén.
Reza un Padre Nuestro, un Ave
María y un Gloria
Pidámosle a María su maternal
ayuda.
Salve, Señora, santa Reina,
santa Madre de Dios, María,
que eres virgen hecha iglesia
y elegida por el santísimo Padre del cielo,
a la cual consagró Él
con su santísimo amado Hijo
y el Espíritu Santo Paráclito,
en la cual estuvo y está
toda la plenitud de la gracia y todo bien.
Salve, palacio suyo;
salve, tabernáculo suyo;
salve, casa suya.
Salve, vestidura suya;
salve, esclava suya;
salve, Madre suya
y todas ustedes, santas virtudes,
que son infundidas por la gracia
e iluminación del Espíritu Santo
en los corazones de los fieles,
para que de infieles hagas fieles a Dios.
santa Madre de Dios, María,
que eres virgen hecha iglesia
y elegida por el santísimo Padre del cielo,
a la cual consagró Él
con su santísimo amado Hijo
y el Espíritu Santo Paráclito,
en la cual estuvo y está
toda la plenitud de la gracia y todo bien.
Salve, palacio suyo;
salve, tabernáculo suyo;
salve, casa suya.
Salve, vestidura suya;
salve, esclava suya;
salve, Madre suya
y todas ustedes, santas virtudes,
que son infundidas por la gracia
e iluminación del Espíritu Santo
en los corazones de los fieles,
para que de infieles hagas fieles a Dios.
Amén.
+ En el nombre del Padre, y del
Hijo, y del Espíritu Santo. Amén.
Padre José Luis Romero Landeros IJS
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