jueves, 5 de diciembre de 2019

Señor, creo en Ti!!


+ En el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo. Amén.

Oración inicial

Ven Espíritu Santo, ven por medio de la poderosa intercesión del Corazón Inmaculado de María Tu Amadísima Esposa, ven.

Hago en silencio un breve examen de conciencia.

Te pido perdón Señor por mis pecados cometidos. Y ya que tu siempre te muestras misericordioso con el pecador, dame fuerzas para convertirme es un mejor hijo de Dios, siendo obediente en todo al Padre.

Del santo Evangelio según san Mateo 9, 27-31

Cuando Jesús salía de Cafarnaúm, lo siguieron dos ciegos, que gritaban: "¡Hijo de David, compadécete de nosotros!" Al entrar Jesús en la casa, se le acercaron los ciegos y Jesús les preguntó: "¿Creen que puedo hacerlo?" Ellos le contestaron: "Sí, Señor". Entonces les tocó los ojos, diciendo: "Que se haga en ustedes conforme a su fe". Y se les abrieron los ojos. Jesús les advirtió severamente: "Que nadie lo sepa". Pero ellos, al salir, divulgaron su fama por toda la región.
Palabra del Señor.

Reflexión

Los dos ciegos hacen unión y, en comunidad, se dirigen ambos hacia Jesús. Al unísono realizan una plegaria de petición al Enviado de Dios, al Mesías, a quien nombran con el título de “Hijo de David”. Quieren, con su plegaria, provocar la compasión de Jesús: «¡Ten piedad de nosotros, Hijo de David!» (Mt 9,27).
Jesús interpela su fe: «¿Creen que puedo hacer eso?» (Mt 9,28). Si ellos se han acercado al Enviado de Dios es precisamente porque creen en Él. A una sola voz hacen una bella profesión de fe, respondiendo: «Sí, Señor». Y Jesús concede la vista a aquellos que ya veían por la fe. En efecto, creer es ver con los ojos de nuestro interior.
Este tiempo de Adviento es el adecuado, también para nosotros, para buscar a Jesús con un gran deseo, como los dos ciegos, haciendo comunidad, haciendo Iglesia. Con la Iglesia proclamamos en el Espíritu Santo: «Ven, Señor Jesús» (cf. Ap 22,17-20). Jesús viene con su poder de abrir completamente los ojos de nuestro corazón, y hacer que veamos, que creamos. El Adviento es un tiempo fuerte de oración: tiempo para hacer plegaria de petición, y sobre todo, oración de profesión de fe. Tiempo de ver y de creer.
Recordemos las palabras del Principito: «Lo esencial sólo se ve con el corazón».

Para la reflexión personal

a)   ¿Tengo en mi vida alguna Buena Noticia que compartir con los demás?

b)   ¿Sobre qué punto insisto más: en una buena doctrina o en la fe?

Medita la oración hecha canción.


ORACIÓN: ¿Qué le digo a Dios?

Orar, es responderle al Señor que nos habla primero. Estamos queriendo escuchar su Palabra Salvadora. Esta Palabra es muy distinta a lo que el mundo nos ofrece y es el momento de decirle algo al Señor.

ES TU MOMENTO CON DIOS. ¡ORA!

Señor te pido que por medio de tu palabra y tu amor me brindes la prudencia necesaria para hacer tu voluntad en la vida que me has regalado permitiéndome ser constante en la oración, los sacramentos y la misión que me has encomendado por el amor que nos tienes a cada uno de tus hijos. AMEN.

Reza un Padre Nuestro, un Ave María y un Gloria


Pidámosle a María su maternal ayuda.

María encinta es un potente signo de esperanza, se nos muestra en su esencia como la mujer fuerte, serena ante el dolor y el fracaso, siempre de pie con una fe entrañable en la humanidad.

María es la mujer de esperanza ante la vida, con una total entrega y disponibilidad, para acompañar y estar cerca al que sufre y es marginado.

María es la mujer que supo estar y acompañar a las mujeres que siguieron a Jesús.

María encinta es la mujer atenta a los quejidos de una humanidad con dolores de parto.

María es la mujer silenciosa y de contemplación, intuitiva para descubrir lo que el otro necesita, atenta como en las “Bodas de Caná”; le decía a su hijo: ¡no tienen vino!

Acompaña, María, la esperanza de los desesperanzados.
Amén.

+ En el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo. Amén.



Padre José Luis Romero Landeros IJS

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