+ En el nombre del Padre, y del
Hijo, y del Espíritu Santo. Amén.
Oración inicial
Señor
Jesús, al iniciar esta oración quiero decirte que creo en Ti. Sé que eres un
Dios lleno de amor y sé también que al igual que a los apóstoles me has llamado
a anunciarte a todas las personas. Que esta oración me ayude a nutrirme de Ti,
para que pueda compartir con los demás el gozo y la alegría de ser tu amigo.
Hago en silencio un breve examen de conciencia.
Buen
Jesús, reconozco también que muchas veces me alejo de Ti, no es fácil seguir
tus pasos y con frecuencia veo que me desvío. Tú sabes que deseo con todo mí
ser estar a tu lado. Estoy arrepentido de mis pecados…
Del santo Evangelio según san Lucas 19, 45-48
Aquel
día, Jesús entró en el templo y comenzó a echar fuera a los que vendían y
compraban allí, diciéndoles: "Está escrito: Mi casa es casa de oración;
pero ustedes la han convertido en cueva de ladrones".
Jesús
enseñaba todos los días en el templo. Por su parte, los sumos sacerdotes, los
escribas y los jefes del pueblo, intentaban matarlo, pero no encontraban cómo
hacerlo, porque todo el pueblo estaba pendiente de sus palabras.
Palabra del Señor.
Reflexión
Jesús no sólo es el
hombre dulce y tierno que nos habla de cosas preciosas. Es también el profeta
valiente que denuncia la falsedad, que reacciona ante el abuso, que se enfrenta
a los poderosos... En nuestra vida se han de combinar dos dimensiones de la
vida de Jesús y de los profetas: plantar el amor y arrancar el pecado, el
anuncio de la solidaridad y la denuncia del egoísmo, consolar corazones
desgarrados y remover conciencias conformistas...
Intentaban quitarlo de
en medio. El mensaje de Jesús les resultaba peligroso. Y para colmo, se atreve
a echar a los vendedores del templo. Les parece intolerable. También nosotros
tratamos de quitarnos de en medio a quien nos resulta molesto, al que nos
recuerda la verdad, tantas veces molesta... Lo pensamos y pedimos perdón.
Jesús no era un maestro
más. Sabía de qué hablaba. Hacía lo que decía. Era coherente hasta el extremo.
No era hombre de medias tintas. Conocía los problemas de la gente. Por eso y
por muchas cosas más, lo escuchaban con gusto. Nosotros no somos "el
Mesías", no somos el Hijo de Dios. Pero estamos hemos recibido el mismo
Espíritu de Jesús y estamos llamados a ser anunciadores del Evangelio. Si
intentamos seguir a Jesús con autenticidad, aunque estemos envueltos por mil
pobrezas, mucha gente estará pendiente de nuestros labios... y de nuestra vida.
Para la reflexión
personal
a) Tu
oración al Señor ¿consiste en una relación sencilla de padre a hijo como fuerza
para comunicarte con Dios, o más bien está recubierta de costumbres y prácticas
con la pretensión de conseguir su benevolencia?
b) Al
escuchar la palabra de Jesús, ¿te sientes cogido por su enseñanza como la
multitud que estaba pendiente de sus labios?
c) Es
decir, ¿prestas la debida atención a la escucha del Evangelio para unirte a
Cristo?
Medita la oración hecha canción.
ORACIÓN:
¿Qué le digo a Dios?
Orar, es
responderle al Señor que nos habla primero. Estamos queriendo escuchar su
Palabra Salvadora. Esta Palabra es muy distinta a lo que el mundo nos ofrece y
es el momento de decirle algo al Señor.
ES TU MOMENTO CON DIOS. ¡ORA!
Jesús, Tú escuchas con paciencia mis excusas,
y me miras con un inmenso cariño.
Tienes paciencia conmigo y me ayudas a entender
que sólo tiene vida el que la arriesgar por amor,
que Tú siempre estarás a mi lado
que tu fuerza será mi fuerza,
que tu sabiduría será la mía,
que todo lo puedo cuando voy contigo.
y me miras con un inmenso cariño.
Tienes paciencia conmigo y me ayudas a entender
que sólo tiene vida el que la arriesgar por amor,
que Tú siempre estarás a mi lado
que tu fuerza será mi fuerza,
que tu sabiduría será la mía,
que todo lo puedo cuando voy contigo.
Amén
Reza un Padre Nuestro, un Ave
María y un Gloria
Pidámosle a María su maternal
ayuda.
Dios te salve María
llena eres de Gracia
el Señor es contigo;
bendita tu eres
entre todas las mujeres,
y bendito es el Fruto
de tu vientre, Jesús.
Santa María, Madre de Dios,
ruega por nosotros, pecadores,
ahora y en la hora
de nuestra muerte.
llena eres de Gracia
el Señor es contigo;
bendita tu eres
entre todas las mujeres,
y bendito es el Fruto
de tu vientre, Jesús.
Santa María, Madre de Dios,
ruega por nosotros, pecadores,
ahora y en la hora
de nuestra muerte.
Amén
+ En el nombre del Padre, y del
Hijo, y del Espíritu Santo. Amén.
Padre José Luis Romero Landeros IJS
No hay comentarios.:
Publicar un comentario