+ En el nombre del Padre, y del
Hijo, y del Espíritu Santo. Amén.
Oración inicial
Señor
Jesús, así como San Esteban se dejó iluminar por tu Palabra, te pido que me
ayudes a tener durante esta oración el silencio interior para dejarme iluminar
por Ti.
Hago en silencio un breve examen de conciencia.
Te
pido perdón Señor por mis pecados. Ayúdame a confiar en tu amor misericordioso
que siempre perdona a quien en verdad se arrepiente, y que así pueda renovarme
en la lucha por alcanzar la santidad.
Del santo Evangelio según san Mateo 10, 17-22
En
aquel tiempo, Jesús dijo a sus apóstoles: "Cuídense de la gente, porque
los llevarán a los tribunales, los azotarán en las sinagogas, los llevarán ante
gobernadores y reyes por mi causa; así darán testimonio de mí ante ellos y ante
los paganos. Pero, cuando los entreguen, no se preocupen por lo que van a decir
o por la forma de decirlo, porque, en ese momento se les inspirará lo que han
de decir. Pues no serán ustedes los que hablen, sino el Espíritu de su Padre el
que hablará por ustedes.
El
hermano entregará a su hermano a la muerte, y el padre, a su hijo; los hijos se
levantarán contra sus padres y los matarán; todos los odiarán a ustedes por mi
causa, pero el que persevere hasta el fin se salvará".
Palabra del Señor.
Reflexión
Cuando
todavía estamos saboreando la ternura del niño Dios, celebramos la fiesta del
primer mártir: San Esteban. Por eso, el evangelio nos habla de persecuciones,
odios y sufrimientos. Parece que no tiene ninguna relación, pero,
desgraciadamente, la ternura no sólo causa alegría, también provoca el odio de
los violentos.
Nos
duele ser incomprendidos por cualquier persona. Sin embargo, nos hiere de una
forma especial el rechazo de los más cercanos: de los padres, de los hijos, de
los amigos más cercanos, de los que tienen la misma fe o las mismas ideas...
El
que persevere hasta el final se salvará. Es fácil amar cuando nos pagan con
amor. Cuesta mucho más cuando recibimos indiferencia o críticas. Sólo con la
ayuda de Dios podemos perseverar en la adversidad.
Para la reflexión
personal
a)
¿Cómo doy testimonio de ti?
b)
¿Qué hace de un creyente ser profeta?
c)
¿Qué me pides como profeta de tu reino?
d)
¿Qué tipo de profeta soy?
e)
¿Qué genera en mí ser profeta?
f) ¿Qué me exige ser profeta?
Medita la oración hecha canción.
ORACIÓN:
¿Qué le digo a Dios?
Orar, es
responderle al Señor que nos habla primero. Estamos queriendo escuchar su
Palabra Salvadora. Esta Palabra es muy distinta a lo que el mundo nos ofrece y
es el momento de decirle algo al Señor.
ES TU MOMENTO CON DIOS. ¡ORA!
Señor, hazme profeta.
Hazme profecía.
Señor, que no tema tanto el rechazo
como la esterilidad que produce hacer lo de siempre,
lo que todos, lo que se lleva…
simplemente por evitar el conflicto
y la reacción que provoca escuchar tu Palabra
y ponerla en práctica,
ponerla en práctica y dar testimonio profético
Hazme profecía.
Señor, que no tema tanto el rechazo
como la esterilidad que produce hacer lo de siempre,
lo que todos, lo que se lleva…
simplemente por evitar el conflicto
y la reacción que provoca escuchar tu Palabra
y ponerla en práctica,
ponerla en práctica y dar testimonio profético
Amén.
Reza un Padre Nuestro, un Ave
María y un Gloria
Pidámosle a María su maternal
ayuda.
Querida María,
Madre de Jesús y también Madre
mía.
Hoy quiero decirte desde el
fondo de mi corazón
que te amo mucho
y que me siento muy feliz porque
Dios te escogió
para ser la mamá de su Hijo,
que es nuestro Salvador.
¡Qué bueno que le dijiste que
sí!
¡Qué bueno que Jesús pudo tener
una mamá tan buena y tan linda como tú!
Enséñame, María, a amar a Dios
como lo amas tú,
y a decirle siempre sí.
Enséñame a amar a Jesús
y a seguir sus enseñanzas de
amor.
Mi deseo más grande es parecerme
a ti,
aunque sea solo un poquito,
para que Dios se sienta también
muy feliz conmigo.
Amén.
+ En el nombre del Padre, y del
Hijo, y del Espíritu Santo. Amén.
Padre José Luis Romero Landeros IJS
Referencias:
Mi vida en Xto.
La oración
nuestra de cada día.
Jóvenes
católicos.
Ocarm.
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