+ En el nombre del Padre, y del
Hijo, y del Espíritu Santo. Amén.
Oración inicial
Ayúdame,
Señor Jesús, a disponer mi mente y corazón para este momento de encuentro
contigo. Ayúdame a hacer silencio en mi interior para poder escuchar tu
Palabra, interiorizarla y, con la fuerza del Espíritu Santo, hacerla vida en
mí.
Hago en silencio un breve examen de conciencia.
Con
humildad vuelvo mi corazón a Ti, Señor, y te pido que me perdones por todas las
veces en que he andado el camino del mal. Concédeme la fuerza para poder
convertirme cada día más a Ti.
Del santo Evangelio según san Marcos 2, 18-22
En
una ocasión en que los discípulos de Juan el Bautista y los fariseos ayunaban,
algunos de ellos se acercaron a Jesús y le preguntaron: "¿Por qué los
discípulos de Juan y los discípulos de los fariseos ayunan, y los tuyos
no?"
Jesús
les contestó: "¿Cómo van a ayunar los invitados a una boda, mientras el
esposo está con ellos? Mientras está con ellos el esposo, no pueden ayunar.
Pero llegará el día en que el esposo les será quitado y entonces sí ayunarán.
Nadie
le pone un parche de tela nueva a un vestido viejo, porque el remiendo encoge y
rompe la tela vieja y se hace peor la rotura. Nadie echa vino nuevo en odres
viejos, porque el vino rompe los odres, se perdería el vino y se echarían a
perder los odres. A vino nuevo, odres nuevos".
Palabra del Señor.
Reflexión
Los
discípulos de Jesús no ayunaban como los de Juan y los de los fariseos. ¡Cuánto
cuesta abrirse a la novedad! Somos "animales de costumbres", en una
sociedad que cambia mucho por fuera y poco por dentro. Dios nos invita a vivir
la novedad de cada día, de cada momento, de cada persona, de cada
experiencia...
Jesús
es el vino nuevo de Dios. Y necesita odres nuevos, corazones nuevos, vidas
nuevas. Es un vino que transforma la cabeza, el corazón, la mirada, la
voluntad, el comportamiento...
El
vino nuevo de Jesús necesita también un mundo nuevo, trae un mundo nuevo, nos
da fuerza para trabajar por un mundo nuevo.
Deja
por un momento tu mente calculadora e imagina. Imagina como sería un mundo
nuevo en Honduras, en Mozambique, en Asia... en tu país, en tu pueblo o ciudad,
en tu familia...
Dios
quiere un mundo nuevo y para Él nada hay imposible.
Para la reflexión
personal
a) ¿Quiero
dejarme cambiar por Jesús?
b) ¿tengo
confianza en él?
¿o prefiero seguir con la rutina, los agobios y la
insatisfacción de cada día?
c) ¿Estamos
dispuestos a reconfigurar la vida?
Medita la oración hecha canción.
ORACIÓN:
¿Qué le digo a Dios?
Orar, es
responderle al Señor que nos habla primero. Estamos queriendo escuchar su
Palabra Salvadora. Esta Palabra es muy distinta a lo que el mundo nos ofrece y
es el momento de decirle algo al Señor.
ES TU MOMENTO CON DIOS. ¡ORA!
Señor
Jesús, gracias por este momento de oración y de meditación en tu Palabra. La
conciencia de cuánto necesito de Ti me ayuda a buscarte con mayor ardor. Quiero
ser cada vez más dócil y silente para acogerte en mi corazón y permanecer
siempre contigo.
Reza un Padre Nuestro, un Ave
María y un Gloria
Pidámosle a María su maternal
ayuda.
Bendita tu Madre que fue la máxima heredera de todos tus
bienes.
Eres lo más preciado, cuídame con tu misericordia y dulzura.
Eres lo más preciado, cuídame con tu misericordia y dulzura.
¡Oh Madre Santísima!
Tú que eres todo, cuidanos y protegenos,
así como hiciste con tu hijo, Jesús, y llévanos a la vida
eterna.
Amén.
+ En el nombre del Padre, y del
Hijo, y del Espíritu Santo. Amén.
Padre José Luis Romero Landeros IJS
Referencias:
Mi vida en Xto.
La oración
nuestra de cada día.
Jóvenes
católicos.
Ocarm.
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