+ En el nombre del Padre, y del
Hijo, y del Espíritu Santo. Amén.
Oración inicial
Buen
Jesús, Tú has venido a salvarnos y llevarnos de regreso a tu redil. Te pido
Señor que me ayudes a abrir mis oídos y mi corazón para que reconozca tu voz de
pastor en esta oración y así pueda seguirte con alegría y coherencia.
Hago en silencio un breve examen de conciencia.
Señor,
yo sé que peco y falto muchas veces contra Ti. Te ruego Señor que me obtengas
tu misericordia para que junto a Ti, pueda ponerme de pie y no pecar más.
Del santo Evangelio según san Marcos 6, 34-44
En
aquel tiempo, al desembarcar Jesús, vio una numerosa multitud que lo estaba
esperando, y se compadeció de ellos, porque andaban como ovejas sin pastor, y
se puso a enseñarles muchas cosas.
Cuando
ya atardecía, se acercaron sus discípulos y le dijeron: "Estamos en
despoblado y ya es muy tarde. Despide a la gente para que vayan por los
caseríos y poblados del contorno y compren algo de comer". Él les replicó:
"Denles ustedes de comer". Ellos le dijeron: "¿Acaso vamos a ir
a comprar doscientos denarios de pan para darles de comer?" Él les
preguntó: "¿Cuántos panes tienen? Vayan a ver". Cuando lo
averiguaron, le dijeron: "Cinco panes y dos pescados".
Entonces
ordenó Jesús que la gente se sentara en grupos sobre la hierba verde y se acomodaron
en grupos de cien y de cincuenta. Tomando los cinco panes y los dos pescados,
Jesús alzó los ojos al cielo, bendijo a Dios, partió los panes y se los dio a
los discípulos para que los distribuyeran; lo mismo hizo con los dos pescados.
Comieron todos hasta saciarse, y con las sobras de pan y de pescado que
recogieron llenaron doce canastos. Los que comieron fueron cinco mil hombres.
Palabra del Señor.
Reflexión
En
el evangelio de Marcos la multiplicación de los panes es muy importante.
Aparece dos veces: aquí en Mc 6,35-44 y en Mc 8,1-9. Y Jesús mismo interroga a
los discípulos respecto de la multiplicación de los panes (Mc 8,14-21). Por
esto, vale la pena observar y reflexionar hasta descubrir en qué consiste
exactamente esta importancia de la multiplicación de los panes.
Jesús
había invitado a los discípulos a que descansaran un poco en un lugar desierto
Mc 6,31). La gente se dio cuenta de que Jesús había ido a la otra orilla del
lago, y fue detrás de él y llegó antes (Mc 6,33). Cuando Jesús, al bajar del
barco vio aquella multitud que le esperaba, se entristeció “porque estaban como
ovejas sin pastor”. Esta frase evoca el salmo del buen pastor (Sal 23). Al ver
a la gente sin pastor, Jesús se olvida del descanso y empieza a enseñar,
empieza a ser pastor. Con sus palabras orienta y guía a la gente en el desierto
de la vida, y la gente podía cantar: “¡El Señor es mi pastor! ¡Nada me falta!”
(Sal 23,1).
Va
pasando el tiempo y empieza a oscurecer. Los discípulos están preocupados y
piden a Jesús que despida a la gente. Piensan que allí en el desierto no es
posible conseguir comida para tanta gente. Jesús dice: “Denles ustedes de
comer.” Quedan asustados: “¿Tendremos que ir nosotros a comprar doscientos
denarios de pan para darles de comer?” (es decir, ¡el salario de 200 días!) Los
discípulos tratan de buscar una solución fuera de la gente y para la gente.
Jesús no busca una solución fuera de la gente, sino dentro de la gente y desde
la gente. Y pregunta: “¿Ustedes tienen panes? ¿Cuántos? Vayan a ver.” La
respuesta es: “Son cinco panes, y además hay dos pescados.” ¡Es poco para tanta
gente! Jesús manda a la gente que se siente en grupos y pide a los discípulos
que distribuyan los panes y los pescados. Todos comerán hasta saciarse.
Es
importante notar cómo Marcos describe el hecho. Dice: “Jesús tomó los cinco
panes y los dos pescados y, levantando los ojos al cielo, pronunció la
bendición, partió los panes y los iba dando a los discípulos para que los
distribuyeran”. Esta manera de hablar ¿en qué hace pensar a las comunidades? Sin
duda alguna les hace pensar en la eucaristía. Pues estas mismas palabras son
usadas (hasta hoy) en la celebración de la Cena del Señor. Así, Marcos sugiere
que la eucaristía ha de llevar a compartir. Es el pan de vida que da valor y
lleva a enfrentar los problemas de la gente de forma distinta, no desde fuera,
sino desde dentro de la gente.
En
la manera de describir los hechos, Marcos evoca la Biblia para iluminar el
sentido de los hechos. Fue Moisés el que primero dio de comer a la multitud
hambrienta en el desierto (cf. Ex 16,1-36). Y el hecho de pedir que la gente se
organice en grupos de 50 y 100 recuerda el censo del pueblo en el desierto
después de la salida de Egipto (cf. Núm, cap. 1 a 4). Marcos sugiere así que
Jesús es el nuevo Mesías. La gente de las comunidades conocía el Antiguo
Testamento, y a buen entendedor, pocas palabras. Así que ellos fueron
descubriendo el misterio que rodeaba a la persona de Jesús.
Para la reflexión
personal
a) Si
hoy compartiéramos lo que tenemos, no hubiera hambre en el mundo. ¿Qué puedo
hacer yo?
Medita la oración hecha canción.
ORACIÓN:
¿Qué le digo a Dios?
Orar, es responderle
al Señor que nos habla primero. Estamos queriendo escuchar su Palabra
Salvadora. Esta Palabra es muy distinta a lo que el mundo nos ofrece y es el
momento de decirle algo al Señor.
ES TU MOMENTO CON DIOS. ¡ORA!
Gracias mi Buen Señor
por salir a nuestro encuentro. Gracias por ser ese Buen Pastor que siempre
cuida de sus ovejas. Te pido que me ayudes a confiar más en Ti. No dejes,
Señor, que me aferre a las cosas humanas, sino que siempre tenga mi mirada en
la eternidad y en la grandeza de tu amor. Amén.
Reza un Padre Nuestro, un Ave
María y un Gloria
Pidámosle a María su maternal
ayuda.
María, la de la confianza,
María la de la espera,
María del perdón,
María mujer fuerte... nadie tiene mayor amor,
que quien conserva la bondad,
el amor, la fe, aunque le hieran.
Amén
+ En el nombre del Padre, y del
Hijo, y del Espíritu Santo. Amén.
Padre José Luis Romero Landeros IJS
Referencias:
Mi vida en Xto.
La oración
nuestra de cada día.
Jóvenes
católicos.
Ocarm.
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