+ En el nombre del Padre, y del
Hijo, y del Espíritu Santo. Amén.
Oración inicial
Ilumina,
Señor, con tu presencia este momento especial de encuentro y comunión. Ayúdame
a permanecer contigo, a no distraerme y a interiorizar en mi mente y corazón lo
que me quieras decir.
Hago en silencio un breve examen de conciencia.
Eres
siempre bueno y misericordioso conmigo, Señor. Reconozco que muchas veces
escojo el camino del mal y te pido perdón con humildad. Confío en tu
misericordia y en que siempre me das la gracia que me fortalece y anima en mi
camino de conversión.
Del santo Evangelio según san Marcos 3, 31-35
En
aquel tiempo, llegaron a donde estaba Jesús, su madre y sus parientes; se
quedaron fuera y lo mandaron llamar. En torno a Él estaba sentada una multitud,
cuando le dijeron: "Ahí fuera están tu madre y tus hermanos, que te
buscan".
Él
les respondió: "¿Quién es mi madre y quiénes son mis hermanos?"
Luego, mirando a los que estaban sentados a su alrededor, dijo: "Éstos son
mi madre y mis hermanos. Porque el que cumple la voluntad de Dios, ése es mi
hermano, mi hermana y mi madre".
Palabra del Señor.
Reflexión
Los
familiares más próximos de Jesús han llegado desde Nazaret a Cafarnaúm. Pero en
vista de la cantidad de gente, permanecen fuera y lo mandan llamar. Le dicen:
«¡Oye!, tu madre, tus hermanos y tus hermanas están fuera y te buscan» (Mc
3,31).
En
la respuesta de Jesús, como veremos, no hay ningún motivo de rechazo hacia sus
familiares. Jesús se había alejado de ellos para seguir la llamada divina y
muestra ahora que también internamente ha renunciado a ellos: no por frialdad
de sentimientos o por menosprecio de los vínculos familiares, sino porque
pertenece completamente a Dios Padre. Jesucristo ha realizado personalmente en
Él mismo aquello que justamente pide a sus discípulos.
En
lugar de su familia de la tierra, Jesús ha escogido una familia espiritual.
Echa una mirada sobre los hombres sentados a su alrededor y les dice: «Éstos son mi madre y mis hermanos. Quien
cumpla la voluntad de Dios, ése es mi hermano, mi hermana y mi madre» (Mc
3,34-35). San Marcos, en otros lugares de su Evangelio, refiere otras de esas
miradas de Jesús a su alrededor.
¿Es
que Jesús nos quiere decir que sólo son sus parientes los que escuchan con
atención su palabra? ¡No! No son sus parientes aquellos que escuchan su
palabra, sino aquellos que escuchan y cumplen la voluntad de Dios: éstos son su
hermano, su hermana, su madre.
Lo
que Jesús hace es una exhortación a aquellos que se encuentran allí sentados —y
a todos— a entrar en comunión con Él mediante el cumplimiento de la voluntad
divina. Pero, a la vez, vemos en sus palabras una alabanza a su madre, María,
la siempre bienaventurada por haber creído.
Para la reflexión
personal
a) Quiénes
son mi madre y mis hermanos? ¿Hasta donde llega nuestro amor?
b) ¿Se
cierra en los muros de la familia, de los amigos, de los que son y piensan como
yo?
Medita la oración hecha canción.
ORACIÓN:
¿Qué le digo a Dios?
Orar, es
responderle al Señor que nos habla primero. Estamos queriendo escuchar su
Palabra Salvadora. Esta Palabra es muy distinta a lo que el mundo nos ofrece y
es el momento de decirle algo al Señor.
ES TU MOMENTO CON DIOS. ¡ORA!
Gracias,
Amigo bueno, por este momento de oración. Quiero abrir mi corazón a la
salvación y el perdón que Tú me ofreces a través del Espíritu Santo. Ayúdame a
ser siempre humilde y a saber poner toda mi confianza en su acción de modo que
nunca me aferre al pecado.
Reza un Padre Nuestro, un Ave
María y un Gloria
Pidámosle a María su maternal
ayuda.
¡Imploramos Madre nuestra, tu presencia celestial!
De tus manos, Señora, nace todo Milagro,
De tus manos, Señora, nace todo Milagro,
derrámalo sobre tus hijos.
Virgencita, Señora del cielo.
¡Imploramos Madre nuestra, tu presencia celestial!
Por Jesucristo, nuestro Señor.
Virgencita, Señora del cielo.
¡Imploramos Madre nuestra, tu presencia celestial!
Por Jesucristo, nuestro Señor.
Amén.
+ En el nombre del Padre, y del
Hijo, y del Espíritu Santo. Amén.
Padre José Luis Romero Landeros IJS
Referencias:
Mi vida en Xto.
La oración
nuestra de cada día.
Jóvenes
católicos.
Ocarm.
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