+ En el nombre del Padre, y del
Hijo, y del Espíritu Santo. Amén.
Oración inicial
Puesto
en tu presencia, Señor, quiero date gracias porque me permites compartir este
momento de comunión contigo. Quiero escuchar tu Palabra, acogerla en mi
interior y seguir tus enseñanzas. Dame la luz y la gracia que necesito para
poder hacerlo.
Hago en silencio un breve examen de conciencia.
Cuando
tomo conciencia de mi fragilidad muchas veces experimento la tentación de ceder
a la desesperanza. ¡Cuántas veces soy negligente en mi combate espiritual! Sin
embargo, Tú siempre estás esperándome con los brazos abiertos para perdonarme y
devolverme a la vida. Sé que eres todo amor y misericordia y eso me llena de
confianza y de esperanza.
Del santo Evangelio según san Marcos 1, 14-20
Después
de que arrestaron a Juan el Bautista, Jesús se fue a Galilea para predicar el
Evangelio de Dios y decía: "Se ha cumplido el tiempo y el Reino de Dios ya
está cerca. Conviértanse y crean en el Evangelio".
Caminaba
Jesús por la orilla del lago de Galilea, cuando vio a Simón y a su hermano,
Andrés, echando las redes en el lago, pues eran pescadores. Jesús les dijo:
"Síganme y haré de ustedes pescadores de hombres". Inmediatamente
dejaron las redes y lo siguieron.
Un
poco más adelante, vio a Santiago y a Juan, hijos de Zebedeo, que estaban en
una barca, remendando sus redes. Los llamó, y ellos, dejando en la barca a su
padre con los trabajadores, se fueron con Jesús.
Palabra del Señor.
Reflexión
Convertirse
significa acoger agradecidos el don de la fe y hacerlo operativo por la
caridad. Convertirse quiere decir reconocer a Cristo como único señor y rey de
nuestros corazones, de los que puede disponer. Convertirse implica descubrir a
Cristo en todos los acontecimientos de la historia humana, también de la
nuestra personal, a sabiendas de que Él es el origen, el centro y el fin de
toda la historia, y que por Él todo ha sido redimido y en Él alcanza su
plenitud. Convertirse supone vivir de esperanza, porque Él ha vencido el
pecado, al maligno y la muerte, y la Eucaristía es la garantía.
Convertirse
comporta amar a Nuestro Señor por encima de todo aquí en la tierra, con todo
nuestro corazón, con toda nuestra alma y con todas nuestras fuerzas.
Convertirse presupone entregarle nuestro entendimiento y nuestra voluntad, de
tal manera que nuestro comportamiento haga realidad el lema episcopal del Santo
Padre, San Juan Pablo II, Totus tuus,
es decir, Todo tuyo, Dios mío; y todo es: tiempo, cualidades, bienes,
ilusiones, proyectos, salud, familia, trabajo, descanso, todo. Convertirse
requiere, entonces, amar la voluntad de Dios en Cristo por encima de todo y
gozar, agradecidos, de todo lo que acontece de parte de Dios, incluso
contradicciones, humillaciones, enfermedades, y descubrirlas como tesoros que
nos permiten manifestar más plenamente nuestro amor a Dios: ¡si Tú lo quieres
así, yo también lo quiero!
Convertirse
pide, así, como los apóstoles Simón, Andrés, Santiago y Juan, dejar
«inmediatamente las redes» e irse con Él (cf. Mc 1,18), una vez oída su voz.
Convertirse es que Cristo lo sea todo en nosotros.
Para la reflexión
personal
a) Hoy,
los hechos políticos y sociales ¿influyen en el anuncio que hacemos de la Buena
Nueva a la gente?
b) “¡Conviértanse!
¡Crean en la Buena Nueva!” ¿Cómo está aconteciendo esto en mi vida?
Medita la oración hecha canción.
ORACIÓN:
¿Qué le digo a Dios?
Orar, es
responderle al Señor que nos habla primero. Estamos queriendo escuchar su
Palabra Salvadora. Esta Palabra es muy distinta a lo que el mundo nos ofrece y
es el momento de decirle algo al Señor.
ES TU MOMENTO CON DIOS. ¡ORA!
Gracias
Jesús por renovarme en mi resolución de convertirme cada vez más a Ti y creer
en tu Evangelio. Ayúdame a ser como Simón y Andrés, como Santiago y Juan, y
seguirte sin temor. Quiero seguir tus pasos, ser tu discípulo. Me fortalece la
certeza de que me amas y siempre me acompañas.
Reza un Padre Nuestro, un Ave
María y un Gloria
Pidámosle a María su maternal
ayuda.
Santa María,
ayúdame a esforzarme
según el máximo de mi capacidad
y el máximo de mis posibilidades
para así responder al Plan de Dios
en todas las circunstancias
concretas de mi vida.
ayúdame a esforzarme
según el máximo de mi capacidad
y el máximo de mis posibilidades
para así responder al Plan de Dios
en todas las circunstancias
concretas de mi vida.
Amén.
+ En el nombre del Padre, y del
Hijo, y del Espíritu Santo. Amén.
Padre José Luis Romero Landeros IJS
Referencias:
Mi vida en Xto.
La oración
nuestra de cada día.
Jóvenes
católicos.
Ocarm.
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