+ En el nombre del Padre, y del
Hijo, y del Espíritu Santo. Amén.
Oración inicial
Gracias,
Señor, por darme la oportunidad de tener este momento de oración. Te pido que
me ayudes a ser reverente ante tu Palabra, y a que escuchándola con atención,
la haga vida en mí.
Hago en silencio un breve examen de conciencia.
Te
pido perdón, Señor, porque sé que Tú me has amado hasta el extremo, pero aún
así muchas veces desconfío de Ti. Descubro que mi fe es débil y por eso me
desvío del camino. Pero tengo la certeza de que siempre me perdonas, porque tu
misericordia es infinita. Ayúdame a ponerme de pie cada vez que tropiece.
Del santo Evangelio según san Marcos 6, 45-52
En
aquel tiempo, después de la multiplicación de los panes, Jesús apremió a sus
discípulos a que subieran a la barca y se dirigieran a Betsaida, mientras Él
despedía a la gente. Después de despedirlos, se retiró al monte a orar.
Entrada
la noche, la barca estaba en medio del lago y Jesús, solo, en tierra. Viendo
los trabajos con que avanzaban, pues el viento les era contrario, se dirigió a
ellos caminando sobre el agua, poco antes del amanecer, y parecía que iba a
pasar de largo. Al verlo andar sobre el agua, ellos creyeron que era un
fantasma y se pusieron a gritar, porque todos lo habían visto y estaban
espantados. Pero Él les habló enseguida y les dijo: "¡Ánimo! Soy yo; no
teman". Subió a la barca con ellos y se calmó el viento. Todos estaban
llenos de espanto y es que no habían entendido el episodio de los panes, pues
tenían la mente embotada.
Palabra del Señor.
Reflexión
Un
leproso llega cerca de Jesús. Era un excluido. Debía vivir alejado de los
demás. ¡Quien lo tocara quedaría impuro! Pero aquel leproso tenía mucho valor.
Transgredió las normas de la religión para poder llegar cerca de Jesús. Dice: Señor si quieres, puedes limpiarme. O
sea: “¡No necesitas tocarme! ¡Basta con
que el Señor quiera para que yo quede sano!” La frase revela dos
enfermedades: 1) la enfermedad de la lepra que vuelve a alguien impuro; 2)
la enfermedad de la soledad a la que estaba condenado por la sociedad y por la
religión. Revela también una gran fe del hombre en el poder de Jesús.
Profundamente compadecido, Jesús cura las dos enfermedades. Primero, para curar
la soledad, toca al leproso. Es como si dijera: “Para mí, tú no eres un excluido. ¡Yo te acojo como hermano¡”
Luego, cura la lepra diciendo: ¡Lo
quiero¡ ¡Queda limpio!
Jesús
no sólo cura, sino que además quiere que la persona curada pueda convivir.
Reintegra a la persona en la convivencia. En aquel tiempo, para que un leproso
fuera acogido de nuevo en la comunidad, necesitaba de un certificado de
curación de parte de un sacerdote. Es como hoy. El enfermo sale del hospital
sólo con un documento firmado por el médico de la planta. Jesús obliga al
leproso curado a que busque un documento, para que pueda convivir con
normalidad. Obliga a las autoridades a que reconozcan que el hombre ha sido
curado.
Jesús
prohibió al leproso que hablara de la curación. El evangelio de Marcos informa
que esta prohibición no fue respetada. El leproso, en cuanto salió, empezó a
hablar y a contar detalladamente todo el asunto. Resultó que Jesús ya no podía
entrar públicamente en el pueblo; tenía que andar por las afueras, en lugares
apartados (Mc 1,45). ¿Por qué? Porque Jesús había tocado al leproso. Por esto,
según la opinión de la religión de aquel tiempo, ahora él mismo era un impuro y
tenía que vivir apartado de todos. No podía entrar en las ciudades. Y Marcos
manifiesta que al pueblo poco le importaban estas normas oficiales, pues de
todas parte llegaban a donde él estaba (Mc 1,45).
Para la reflexión
personal
a) ¿Existen
hoy leyes en la iglesia que dificultan o impiden la práctica del amor hacia el
prójimo?
b) Para
poder ser curado el leproso tiene valor ante la opinión pública de su tiempo.
¿Y yo?
Medita la oración hecha canción.
ORACIÓN:
¿Qué le digo a Dios?
Orar, es
responderle al Señor que nos habla primero. Estamos queriendo escuchar su
Palabra Salvadora. Esta Palabra es muy distinta a lo que el mundo nos ofrece y
es el momento de decirle algo al Señor.
ES TU MOMENTO CON DIOS. ¡ORA!
Gracias
Jesús por hacerte hombre para traerme la salvación. Gracias Señor por cada una
de las cosas que haces por mí. Te pido que me ayudes, colaborando con tu
gracia, a responder a tu infinito amor redentor.
Reza un Padre Nuestro, un Ave
María y un Gloria
Pidámosle a María su maternal
ayuda.
Tú que del triste mortal,
eres salud y esperanza,
de tu Hijo, Virgen alcanza
la curación de mi mal,
y si este bien Temporal
no conviene al alma mía,
dame paciencia, ¡oh María!,
hasta que llegue el momento
en que de males exento
goce la Eterna Alegría.
Amén.
+ En el nombre del Padre, y del
Hijo, y del Espíritu Santo. Amén.
Padre José Luis Romero Landeros IJS
Referencias:
Mi vida en Xto.
La oración
nuestra de cada día.
Jóvenes
católicos.
Ocarm.
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