+ En el nombre del Padre, y del
Hijo, y del Espíritu Santo. Amén.
Oración inicial
Señor,
Dios mío, puesto en tu presencia te agradezco por todas las bendiciones que me
das. Acompáñame en este momento de oración y en este día con la luz de tu
Espíritu para vivir según tu Evangelio. Ayúdame, Señor Dios mío, a ser santo y
alcanzar la salvación que tienes prometida para quienes viven según tus
mandatos.
Hago en silencio un breve examen de conciencia.
Puesto
en tu presencia tomo conciencia de las muchas veces que me aparto de ti.
Cuántas veces, Señor, me aferro a cosas materiales o limitadas, dejándote de
lado. Cuántas veces vivo de modo egoísta, busco solo mi propio bien y me olvido
de aquellos que están al último. Te pido, Señor, perdón, e invoco tu ayuda para
ser cada vez más humilde y ser como Tú, que viniste a servir y no a ser
servido.
Del santo Evangelio según san Marcos 7, 31-37
En
aquel tiempo, salió Jesús de la región de Tiro y vino de nuevo, por Sidón, al
mar de Galilea, atravesando la región de Decápolis. Le llevaron entonces a un
hombre sordo y tartamudo, y le suplicaban que le impusiera las manos. Él lo apartó
a un lado de la gente, le metió los dedos en los oídos y le tocó la lengua con
saliva. Después, mirando al cielo, suspiró y le dijo: "¡Effetá!" (que
quiere decir" ¡Ábrete!"). Al momento se le abrieron los oídos, se le
soltó la traba de la lengua y empezó a hablar sin dificultad.
Él
les mandó que no lo dijeran a nadie; pero cuanto más se lo mandaba, ellos con
más insistencia lo proclamaban; y todos estaban asombrados y decían: "¡Qué
bien lo hace todo! Hace oír a los sordos y hablar a los mudos".
Palabra del Señor.
Reflexión
Hoy, el Evangelio nos
presenta un milagro de Jesús: hizo volver la escucha y destrabó la lengua a un
sordo. La gente se quedó admirada y decía: «Todo lo ha hecho bien» (Mc 7,37).
Ésta
es la biografía de Jesús hecha por sus contemporáneos. Una biografía corta y
completa. ¿Quién es Jesús? Es aquel que todo lo ha hecho bien. En el doble
sentido de la palabra: en el qué y en el cómo, en la sustancia y en la manera.
Es aquel que sólo ha hecho obras buenas, y el que ha realizado bien las obras
buenas, de una manera perfecta, acabada. Jesús es una persona que todo lo hace
bien, porque sólo hace acciones buenas, y aquello que hace, lo deja acabado. No
entrega nada a medias; y no espera a acabarlo después.
Procura
también tú dejar las cosas totalmente listas ahora: la oración; el trato con
los familiares y las otras personas; el trabajo; el apostolado; la diligencia
para formarte espiritual y profesionalmente; etc. Sé exigente contigo mismo, y
sé también exigente, suavemente, con quienes dependen de ti. No toleres
chapuzas. No gustan a Dios y molestan al prójimo. No tomes esta actitud
simplemente para quedar bien, ni porque este procedimiento es el que más rinde,
incluso humanamente; sino porque a Dios no le agradan las obras malas ni las
obras “buenas” mal hechas. La Sagrada Escritura afirma: «Las obras de Dios son
perfectas» (Dt 32,4). Y el Señor, a través de Moisés, manifiesta al Pueblo de
Israel: «No ofrezcáis nada defectuoso, pues no os sería aceptado» (Lev 22,20).
Pide la ayuda maternal de la Virgen María. Ella, como Jesús, también lo hizo
todo bien.
Para la reflexión
personal
a) ¿Cómo
miro el mundo?
b) ¿Cómo
miro a las personas?
c) ¿Cómo
realizar hoy aquello que Jesús pide: “No llevar bolsa”, “no ir de casa en
casa”, “no saludar a nadie por el camino”, anunciar el Reino?
Medita la oración hecha canción.
ORACIÓN:
¿Qué le digo a Dios?
Orar, es
responderle al Señor que nos habla primero. Estamos queriendo escuchar su
Palabra Salvadora. Esta Palabra es muy distinta a lo que el mundo nos ofrece y
es el momento de decirle algo al Señor.
ES TU MOMENTO CON DIOS. ¡ORA!
Te
agradezco, Señor, por este momento de oración, y por tu presencia en mi vida.
Quiero vivir completamente entregado a Ti, y te pido la fuerza de tu gracia para
que así sea. Ayúdame a luchar contra las insidias del enemigo, y a ser
coherente con el camino que Tú me llamas a vivir, aceptando siempre las
alegrías y cruces que vendrán en el camino.
Reza un Padre Nuestro, un Ave
María y un Gloria
Pidámosle a María su maternal
ayuda.
Madre
mía, medianera de todas las gracias, Santa María de Guadalupe: el
pueblo cristiano te imagina siempre, sobre todo a la hora del rezo del Ángelus,
que recibiste la embajada del arcángel san Gabriel cuando estabas haciendo
oración. Era lo habitual en ti: mantener un diálogo abierto con Dios,
conociendo su voluntad, y bien dispuesta a cumplirla. Por eso Jesús te puso
como modelo de quien escucha la palabra de Dios y la pone en práctica.
Ayúdame a mí, Madre, a tener
abiertos mis oídos y mis labios, para poder recibir y corresponder bien,
asumiendo mi responsabilidad, a las gracias que Dios me da.
Amén.
+ En el nombre del Padre, y del
Hijo, y del Espíritu Santo. Amén.
Padre José Luis Romero Landeros IJS
Referencias:
Mi vida en Xto.
La oración
nuestra de cada día.
Jóvenes
católicos.
Ocarm.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario