viernes, 27 de marzo de 2020

Los judíos trataban de matarlo.


+ En el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo. Amén.

Oración inicial

Señor Jesús, confieso que Tú eres el enviado del Padre. Ayúdame a permanecer en tu presencia en este momento de oración. Ayúdame para que la luz de tu verdad ilumine mi mente y mi corazón.

Hago en silencio un breve examen de conciencia.

Tú, Señor, conoces mi corazón; Tú lo sabes todo. Sabes que a pesar de que muchas te he dado la espalda con mi pecado, anhelo estar siempre contigo. Aquí estoy, Señor, dispuesto una vez más a recibir tu perdón, confiando en tu infinito amor y misericordia.

Del santo Evangelio según san Juan 7, 1-2. 10. 25-30

En aquel tiempo, Jesús recorría Galilea, pues no quería andar por Judea, porque los judíos trataban de matarlo. Se acercaba ya la fiesta de los judíos, llamada de los Campamentos.
Cuando los parientes de Jesús habían llegado ya a Jerusalén para la fiesta, llegó también él, pero sin que la gente se diera cuenta, como de incógnito. Algunos, que eran de Jerusalén, se decían: "¿No es éste al que quieren matar? Miren cómo habla libremente y no le dicen nada. ¿Será que los jefes se han convencido de que es el Mesías? Pero nosotros sabemos de dónde viene éste; en cambio, cuando llegue el Mesías, nadie sabrá de dónde viene".
Jesús, por su parte, mientras enseñaba en el templo, exclamó: "Conque me conocen a mí y saben de dónde vengo… Pues bien, yo no vengo por mi cuenta, sino enviado por el que es veraz; y a él ustedes no lo conocen. Pero yo sí lo conozco, porque procedo de él y él me ha enviado". Trataron entonces de capturarlo, pero nadie le pudo echar mano, porque todavía no había llegado su hora.
Palabra del Señor.

Reflexión

Jesús sabe que muchos judíos tratan de matarlo en Jerusalén. Por eso anda cauteloso. No quiere provocar la reacción violenta de sus enemigos. Pero la cautela, no le lleva a decir lo contrario de lo que piensa y sigue dando testimonio de aquél que lo ha enviado. No se deja llevar ni siquiera por el miedo a la muerte. Su voluntad es insobornable.
Tampoco los cristianos deberíamos provocar la reacción contraria de nuestros “enemigos”. No podemos provocar, pero tampoco podemos quedarnos callados. No podemos traicionar a Dios. Es difícil este equilibrio, pero es necesario.

Para la reflexión personal

a)   Como en el tiempo de Jesús, también hoy hay muchas ideas y opiniones sobre las cosas de la fe. ¿Cómo actúo?

b)   ¿Me agarro a las ideas antiguas y me encierro en ellas, o procuro entender el porqué de las novedades? 

Medita la oración hecha canción.




ORACIÓN: ¿Qué le digo a Dios?

Orar, es responderle al Señor que nos habla primero. Estamos queriendo escuchar su Palabra Salvadora. Esta Palabra es muy distinta a lo que el mundo nos ofrece y es el momento de decirle algo al Señor.

ES TU MOMENTO CON DIOS. ¡ORA!

Gracias, Señor Jesús, por renovarme en la conciencia de quién eres Tú. Ayúdame a profundizar cada día más en la fe que he recibido como miembro de tu Cuerpo que es la Iglesia. Te pido que envíes tu Espíritu sobre mí para que pueda vivir según tus enseñanzas.

Reza un Padre Nuestro, un Ave María y un Gloria


Pidámosle a María su maternal ayuda.

Madre mía: protege especialmente las vocaciones al sacerdocio desde su nacimiento, y dame fortaleza para cuidar la mía, hasta la muerte.
Acompáñame en mi formación permanente para poder dar mucho fruto.
Amén.

+ En el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo. Amén.


Padre José Luis Romero Landeros IJS


Referencias:
Mi vida en Xto.
La oración nuestra de cada día.
Jóvenes católicos.
Ocarm.
Rezandovoy

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