+ En el nombre del Padre, y del
Hijo, y del Espíritu Santo. Amén.
Oración inicial
Señor
Jesús, en este momento de oración quiero poner por entero mi confianza en Ti.
Sé que me conoces hasta lo más profundo y me entiendes, por eso puedo acercarme
confiadamente. Ayúdame a hacer silencio en mi interior para escuchar tu voz y
acogerla en mi corazón.
Del santo Evangelio según san Mateo 13, 10-17
En
aquel tiempo, se acercaron a Jesús sus discípulos y le preguntaron: "¿Por
qué les hablas en parábolas?" Él les respondió: "A ustedes se les ha
concedido conocer los misterios del Reino de los cielos; pero a ellos no. Al
que tiene se le dará más y nadará en la abundancia; pero al que tiene poco, aun
eso poco se le quitará.
Por eso les hablo en parábolas, porque viendo no ven y oyendo no oyen ni entienden. En ellos se cumple aquella profecía de Isaías que dice: Ustedes oirán una y otra vez y no entenderán; mirarán y volverán a mirar, pero no verán; porque este pueblo ha endurecido su corazón, ha cerrado sus ojos y tapado sus oídos, con el fin de no ver con los ojos ni oír con los oídos, ni comprender con el corazón. Porque no quieren convertirse ni que yo los salve.
Pero,
dichosos ustedes, porque sus ojos ven y sus oídos oyen. Yo les aseguro que
muchos profetas y muchos justos desearon ver lo que ustedes ven y no lo vieron
y oír lo que ustedes oyen y no lo oyeron".
Palabra del Señor.
Reflexión
Hoy,
recordamos la "alabanza" dirigida por Jesús a quienes se agrupaban
junto a Él: «¡dichosos sus ojos, porque ven, y sus oídos, porque oyen!». Y nos
preguntamos: ¿Van dirigidas también a nosotros estas palabras de Jesús, o son
únicamente para quienes lo vieron y escucharon directamente? Parece que los
dichosos son ellos, pues tuvieron la suerte de convivir con Jesús, de
permanecer física y sensiblemente a su lado. Mientras que nosotros nos
contaríamos más bien entre los justos y profetas -¡sin ser justos ni profetas!-
que habríamos querido ver y oír.
No
olvidemos, sin embargo, que el Señor se refiere a los justos y profetas
anteriores a su venida, a su revelación: «Les aseguro que muchos profetas y
justos desearon ver lo que ustedes ven, pero no lo vieron». Con Él llega la
plenitud de los tiempos, y nosotros estamos en esta plenitud, estamos ya en el
tiempo de Cristo, en el tiempo de la salvación. Es verdad que no hemos visto a
Jesús con nuestros ojos, pero sí le hemos conocido y le conocemos. Y no hemos escuchado
su voz con nuestros oídos, pero sí que hemos escuchado y escuchamos sus
palabras. El conocimiento que la fe nos da, aunque no es sensible, es un
auténtico conocimiento, nos pone en contacto con la verdad y, por eso, nos da
la felicidad y la alegría.
Agradezcamos
nuestra fe cristiana, estemos contentos de ella. Intentemos que nuestro trato
con Jesús sea cercano y no lejano, tal como le trataban aquellos discípulos que
estaban junto a Él, que le vieron y oyeron. No miremos a Jesús yendo del
presente al pasado, sino del presente al presente, estemos realmente en su
tiempo, un tiempo que no acaba. La oración -hablar con Dios- y la Eucaristía
-recibirle- nos aseguran esta proximidad con Él y nos hacen realmente dichosos
al mirarlo con ojos y oídos de fe.
Para la reflexión personal
a) Cuando
leo los evangelios, ¿soy como los que no entienden nada o como aquel a quien le
he dado conocer el Reino?
b) ¿Cuál
es la parábola de Jesús con la que más me identifico? ¿Por qué?
Medita
la oración hecha canción.
https://n9.cl/m2v0i
ORACIÓN: ¿Qué le digo a Dios?
Orar, es
responderle al Señor que nos habla primero. Estamos queriendo escuchar su
Palabra Salvadora. Esta Palabra es muy distinta a lo que el mundo nos ofrece y
es el momento de decirle algo al Señor.
Reza un Padre
Nuestro, un Ave María y un Gloria
Pidámosle a
María su maternal ayuda.
Madre
nuestra de Guadalupe: tú nos dijiste “no se turbe su corazón y no se
aflijan, ¿no estoy yo aquí que soy su Madre? ¿Tienen necesidad de alguna otra
cosa?”.
Y pienso
en lo dichoso que fue San Juan Diego porque sus ojos vieron, y sus oídos oyeron
esas palabras. Y nosotros, con él, te agradecemos que quieras mostrarte madre.
Amén.
+ En el nombre del Padre, y del
Hijo, y del Espíritu Santo. Amén.
Padre José Luis Romero Landeros IJS
Referencias:
Mi vida en Xto.
La oración
nuestra de cada día.
Jóvenes
católicos.
Ocarm.
Rezandovoy
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