+ En el nombre
del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo. Amén.
Oración inicial
Señor,
en la oración de esta mañana, me obligas a preguntarme: ¿Por qué sólo te fijas
en lo malo de tus hermanos y no te fijas en lo malo que hay dentro de ti? Para
escandalizarte de la Iglesia no es necesario ir al Vaticano. Mira dentro de ti
mismo, baja al sótano de tu corazón y descubrirás que el escándalo está dentro
de ti. Gracias, Señor, porque nos enseñas a ser realistas, ser auténticos y a
desterrar el fariseísmo.
Del santo Evangelio según san Lucas 6, 39-42
En
aquel tiempo, Jesús propuso a sus discípulos este ejemplo: "¿Puede acaso
un ciego guiar a otro ciego? ¿No caerán los dos en un hoyo? El discípulo no es
superior a su maestro; pero cuando termine su aprendizaje, será como su
maestro.
¿Por qué ves la paja en el ojo de tu hermano y no la viga que llevas en el tuyo? ¿Cómo te atreves a decirle a tu hermano: ‘Déjame quitarte la paja que llevas en el ojo’, si no adviertes la viga que llevas en el tuyo? ¡Hipócrita! Saca primero la viga que llevas en tu ojo y entonces podrás ver, para sacar la paja del ojo de tu hermano".
Palabra del Señor.
Reflexión
No
olvidemos que, en el cristianismo, todos —¡sin excepción!— somos guías, ya que
el Bautismo nos confiere una participación en el sacerdocio (mediación
salvadora) de Cristo: en efecto, todos los bautizados hemos recibido el
sacerdocio bautismal. Y todo sacerdocio, además de las misiones de santificar y
de enseñar a los demás, incorpora también el munus —la función— de regir o
dirigir.
Sí,
todos —queramos o no— con nuestra conducta tenemos la oportunidad de llegar a
ser un modelo estimulante para aquellos que nos rodean. Pensemos, por ejemplo,
en la ascendencia que unos padres tienen sobre sus hijos, los profesores sobre
los alumnos, las autoridades sobre los ciudadanos, etc. El cristiano, sin
embargo, debe tener una conciencia particularmente viva acerca de todo esto.
Pero..., «¿podrá un ciego guiar a otro ciego?».
Para
nosotros, cristianos, es como una llamada de atención aquello que los judíos y
las primeras generaciones de cristianos decían de Jesucristo: «Todo lo ha hecho
bien» (Mc 7,37); «El Señor comenzó a hacer y enseñar» (Hch 1,1).
Para la reflexión personal
a) ¿Cómo podemos dejar que Jesús nos abra los ojos para ver?
b) ¿Qué vigas nos cuesta detectar en nuestros ojos?
c) ¿Cómo pasaríamos de la hipocresía a la autenticidad en nuestra
vida cristiana?
Medita la oración hecha canción.
ORACIÓN: ¿Qué le digo a Dios?
Orar,
es responderle al Señor que nos habla primero. Estamos queriendo escuchar su
Palabra Salvadora. Esta Palabra es muy distinta a lo que el mundo nos ofrece y
es el momento de decirle algo al Señor.
Reza un Padre Nuestro, un Ave María y un Gloria
Pidámosle a Santa María su maternal ayuda.
Madre
mía, Madre de misericordia: resulta
fácil ver los defectos de los demás, y es más difícil ver los propios.
Mi
compromiso me exige juzgar, corregir, aconsejar.
¿Cómo
puedo ser un buen instrumento para llevar la misericordia de Dios a las almas?
Amén.
+ En el nombre
del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo. Amén.
Padre José Luis Romero
Landeros IJS
Referencias:
Espada de dos
filos.
Mi vida en Xto.
La oración
nuestra de cada día.
Jóvenes
católicos.
Ocarm.
Rezandovoy
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