+ En el nombre
del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo. Amén.
Oración inicial
Señor, leyendo
hoy el evangelio, me dan ganas de decirte: hazme pequeño, como ese granito de
mostaza. No quiero presumir de saber mucho, de tener mucho, de valer mucho.
Quiero presumir de mi pequeñez. Y eso es lo que te ofrezco: “eso poquito que
hay en mí”. Tú, Dios Padre, sabrás que vas a edificar “con lo poco que soy”.
Del santo Evangelio según san Juan 13, 18-21
En aquel tiempo, Jesús dijo: "¿A qué se parece el Reino de Dios? ¿Con qué podré compararlo? Se parece a la semilla de mostaza que un hombre sembró en su huerta; creció y se convirtió en un arbusto grande y los pájaros anidaron en sus ramas".
Y
dijo de nuevo: "¿Con qué podré comparar al Reino de Dios? Con la levadura
que una mujer mezcla con tres medidas de harina y que hace fermentar toda la
masa".
Palabra del Señor.
Reflexión
h
Hoy, los textos de la liturgia,
mediante dos parábolas, ponen ante nuestros ojos una de las características
propias del Reino de Dios: es algo que crece lentamente —como un grano de
mostaza— pero que llega a hacerse grande hasta el punto de ofrecer cobijo a las
aves del cielo. Así lo manifestaba Tertuliano: «¡Somos de ayer y lo llenamos
todo!».
Con
esta parábola, Nuestro Señor exhorta a la paciencia, a la fortaleza y a la
esperanza. Estas virtudes son particularmente necesarias a quienes se dedican a
la propagación del Reino de Dios.
Es
necesario saber esperar a que la semilla sembrada, con la gracia de Dios y con
la cooperación humana, vaya creciendo, ahondando sus raíces en la buena tierra
y elevándose poco a poco hasta convertirse en árbol. Hace falta, en primer
lugar, tener fe en la virtualidad —fecundidad— contenida en la semilla del
Reino de Dios. Esa semilla es la Palabra; es también la Eucaristía, que se
siembra en nosotros mediante la comunión. Nuestro Señor Jesucristo se comparó a
sí mismo con el «grano de trigo [que cuando] cae en tierra y muere (...) da
mucho fruto».
El
Reino de Dios, prosigue Nuestro Señor, es semejante «a la levadura que tomó una
mujer y la metió en tres medidas de harina, hasta que fermentó todo». También
aquí se habla de la capacidad que tiene la levadura de hacer fermentar toda la
masa. Así sucede con “el resto de Israel” de que se habla en el Antiguo
Testamento: el “resto” habrá de salvar y fermentar a todo el pueblo. Siguiendo
con la parábola, sólo es necesario que el fermento esté dentro de la masa, que
llegue al pueblo, que sea como la sal capaz de preservar de la corrupción y de
dar buen sabor a todo el alimento. También es necesario dar tiempo para que la
levadura realice su labor.
Parábolas
que animan a la paciencia y la segura esperanza; parábolas que se refieren al
Reino de Dios y a la Iglesia, y que se aplican también al crecimiento de este
mismo Reino en cada uno de nosotros.
Para la reflexión personal
El Señor puede realizar cosas grandes con cada uno de
nosotros si dejamos que sea Él quien vaya marcando el ritmo de nuestra vida.
a)
¿En qué se nota que somos levadura en medio del mundo?
b)
¿Qué cosas nos permiten tomar conciencia de que el Reino de Dios
está presente en medio de nosotros y que crece de manera misteriosa en la
historia de cada persona y de la Iglesia?
Medita la oración hecha canción.
ORACIÓN: ¿Qué le digo a Dios?
Orar,
es responderle al Señor que nos habla primero. Estamos queriendo escuchar su
Palabra Salvadora. Esta Palabra es muy distinta a lo que el mundo nos ofrece y
es el momento de decirle algo al Señor.
Reza un Padre Nuestro, un Ave María y un Gloria
Pidámosle a Santa María, nuestra Madre, su ayuda.
Madre
nuestra: me
cuesta subir a la Cruz de tu Hijo, pero me doy cuenta de que, si no lo hago, no
puedo identificarme plenamente con Él.
Mi
vocación de sacerdote, configurado con Cristo, me exige seguir sus pasos, vivir
su vida, hacerme una sola cosa con Él.
Te
pido tu intercesión para que no sólo lo tenga presente, sino para que tenga la
valentía de decir que sí a la cruz, aunque me cueste.
Amén.
+ En el nombre
del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo. Amén.
Padre José Luis Romero
Landeros IJS
Referencias:
Espada de dos
filos.
Mi vida en Xto.
La oración
nuestra de cada día.
Jóvenes
católicos.
Ocarm.
Rezandovoy
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