+ En el nombre
del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo. Amén.
Oración inicial
Señor,
como hicieron tus discípulos, yo también hoy te pido con sencillez y humildad:
Enséñame a orar. No necesito la enseñanza de los sabios ni de los entendidos de
este mundo. Tampoco necesito lecciones de oración de otras religiones. Ni
siquiera de la religión judía. Quiero que me enseñes Tú y sólo Tú. Quiero que
me transmitas tus sentimientos, tus emociones, tu latido interior, cuando
orabas al Padre en la soledad y silencio de una noche en Galilea o en Jerusalén. Quiero orar como
orabas Tú.
Del santo Evangelio según san Lucas 10, 25-37
En
aquel tiempo, se presentó ante Jesús un doctor de la ley para ponerlo a prueba
y le preguntó: "Maestro, ¿qué debo hacer para conseguir la vida
eterna?"
Jesús le dijo: "¿Qué es lo que está escrito en la ley? ¿Qué lees en ella?" El doctor de la ley contestó: "Amarás al Señor tu Dios, con todo tu corazón, con toda tu alma, con todas tus fuerzas y con todo tu ser, y a tu prójimo como a ti mismo". Jesús le dijo: "Has contestado bien; si haces eso, vivirás".
El
doctor de la ley, para justificarse, le preguntó a Jesús: "¿Y quién es mi
prójimo?" Jesús le dijo: "Un hombre que bajaba por el camino de
Jerusalén a Jericó, cayó en manos de unos ladrones, los cuales lo robaron, lo
hirieron y lo dejaron medio muerto. Sucedió que por el mismo camino bajaba un
sacerdote, el cual lo vio y pasó de largo. De igual modo, un levita que pasó
por ahí, lo vio y siguió adelante. Pero un samaritano que iba de viaje, al
verlo, se compadeció de él, se le acercó, ungió sus heridas con aceite y vino y
se las vendó; luego lo puso sobre su cabalgadura, lo llevó a un mesón y cuidó
de él. Al día siguiente sacó dos denarios, se los dio al dueño del mesón y le
dijo: ‘Cuida de él y lo que gastes de más, te lo pagaré a mi regreso’.
¿Cuál
de estos tres te parece que se portó como prójimo del hombre que fue asaltado
por los ladrones?" El doctor de la ley le respondió: "El que tuvo
compasión de él". Entonces Jesús le dijo: "Anda y haz tú lo
mismo".
Palabra del Señor.
Reflexión
El
mensaje evangélico señala el camino de la vida: «Amarás al Señor tu Dios con
todo tu corazón, (…) y a tu prójimo como a ti mismo». Y porque Dios nos ha
amado primero, nos lleva a la unión con Él. La beata Teresa de Calcuta dice:
«Nosotros necesitamos esta unión íntima con Dios en nuestra vida cotidiana. ¿Y
cómo podemos conseguirla? A través de la oración». Estando en unión con Dios
empezamos a experimentar que todo es posible con Él, incluso el amar al
prójimo.
Alguien
decía que el cristiano entra en la iglesia para amar a Dios y sale para amar al
prójimo. El Papa Benedicto subraya que el programa del cristiano —el programa
del buen samaritano, el programa de Jesús— es «un corazón que ve». ¡Ver y
parar! En la parábola, dos personas ven al necesitado, pero no paran. Por esto
Cristo reprochaba a los fariseos diciendo: «Tienen ojos y no ven». Al
contrario, el samaritano ve y para, tiene compasión y así salva la vida al
necesitado y a sí mismo.
Cuando
el famoso arquitecto catalán Antonio Gaudí fue atropellado por un tranvía,
algunas personas que estaban de paso no pararon para ayudar a aquel anciano
herido. No llevaba documento alguno y por su aspecto parecía un mendigo.
Seguramente que si la gente hubiese sabido quién era aquel prójimo, hubiese
hecho cola para auxiliarlo.
Cuando
practicamos el bien, pensamos que lo hacemos por el prójimo, pero realmente
también lo hacemos por Cristo: «Les aseguro que todo lo que hicieron por uno de
los más pequeños de estos mis hermanos, a mi lo hicieron». Y mi prójimo, dice
Benedicto XVI, es cualquiera que tenga necesidad de mí y que yo pueda ayudar.
Si cada uno, al ver al prójimo en necesidad, se detuviera y se compadeciera de
él una vez al día o a la semana, la crisis disminuiría y el mundo devendría
mejor. «Nada nos asemeja tanto a Dios como las obras buenas» (San Gregorio de
Nisa).
Para la reflexión personal
Jesús pone de manifiesto en el evangelio de hoy que hay
que amar a Dios de un modo total, y que ese amor se revela en el amor al
prójimo.
a)
¿Quiénes son hoy el sacerdote, el levita y el samaritano? ¿Y el
hombre tendido en medio del camino.
b)
¿Cómo son nuestras actitudes y obras en lo referente a la caridad
con el prójimo?
c)
¿De quién nos está pidiendo el Señor que seamos prójimos?
Medita la oración hecha canción.
ORACIÓN: ¿Qué le digo a Dios?
Orar,
es responderle al Señor que nos habla primero. Estamos queriendo escuchar su
Palabra Salvadora. Esta Palabra es muy distinta a lo que el mundo nos ofrece y
es el momento de decirle algo al Señor.
Reza un Padre Nuestro, un Ave María y un Gloria
Pidámosle a Santa Faustina su ayuda.
Santa
Faustina: me
alegro contigo en la fiesta que hoy se celebra en tu honor en el cielo, y pido
tu consejo para vivir y ejercer con más confianza la Divina Misericordia.
Amén.
+ En el nombre del
Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo. Amén.
Padre José Luis Romero
Landeros IJS
Referencias:
Espada de dos
filos.
Mi vida en Xto.
La oración
nuestra de cada día.
Jóvenes
católicos.
Ocarm.
Rezandovoy
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