+ En el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo. Amén.
Oración inicial
“Los
talentos no son un derecho. Son un regalo que el Señor nos hace. Un regalo se
recibe para usarlo, ponerlo en acción, compartirlo. No lo recibo para guardarlo
sin destapar y mantenerlo ajeno a mi vida. Esto fue lo que hizo aquel siervo
del evangelio. No se detuvo a valorar la confianza que le había dado su Señor,
ni lo valioso del único talento que poseía, ni lo mucho que podía ganar con él
Simplemente recibió y escondió; desenterró y entregó” (Papa Francisco).
Del santo Evangelio según san Mateo 25, 14-30
En
aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos esta parábola: "El Reino de los
cielos se parece también a un hombre que iba a salir de viaje a tierras
lejanas; llamó a sus servidores de confianza y les encargó sus bienes. A uno le
dio cinco millones; a otro, dos; y a un tercero, uno, según la capacidad de
cada uno, y luego se fue.
El que recibió cinco millones fue enseguida a negociar con ellos y ganó otros cinco. El que recibió dos hizo lo mismo y ganó otros dos. En cambio, el que recibió un millón hizo un hoyo en la tierra y allí escondió el dinero de su señor. Después de mucho tiempo regresó aquel hombre y llamó a cuentas a sus servidores.
Se
acercó el que había recibido cinco millones y le presentó otros cinco,
diciendo: ‘Señor, cinco millones me dejaste; aquí tienes otros cinco, que con
ellos he ganado’. Su señor le dijo: ‘Te felicito, siervo bueno y fiel. Puesto
que has sido fiel en cosas de poco valor, te confiaré cosas de mucho valor.
Entra a tomar parte en la alegría de tu señor’.
Se
acercó luego el que había recibido dos millones y le dijo: ‘Señor, dos millones
me dejaste; aquí tienes otros dos, que con ellos he ganado’. Su señor le dijo:
‘Te felicito, siervo bueno y fiel. Puesto que has sido fiel en cosas de poco
valor, te confiaré cosas de mucho valor. Entra a tomar parte en la alegría de
tu señor’.
Finalmente,
se acercó el que había recibido un millón y le dijo: ‘Señor, yo sabía que eres
un hombre duro, que quieres cosechar lo que no has plantado y recoger lo que no
has sembrado. Por eso tuve miedo y fui a esconder tu millón bajo tierra. Aquí
tienes lo tuyo’.
El
señor le respondió: ‘Siervo malo y perezoso. Sabías que cosecho lo que no he
plantado y recojo lo que no he sembrado. ¿Por qué, entonces, no pusiste mi
dinero en el banco para que, a mi regreso, lo recibiera yo con intereses?
Quítenle el millón y dénselo al que tiene diez. Pues al que tiene se le dará y
le sobrará; pero al que tiene poco, se le quitará aun eso poco que tiene. Y a
este hombre inútil, échenlo fuera, a las tinieblas. Allí será el llanto y la
desesperación’ ".
Palabra del Señor.
Reflexión
Nos
acercamos a la fiesta del Adviento y, por tanto, el final del año litúrgico
está cerca.
Dios,
dándonos la vida, nos ha entregado también unas posibilidades -más pequeñas o
más grandes- de desarrollo personal, ético y religioso. No importa si uno tiene
mucho o poco, lo importante es que se ha de hacer rendir lo que hemos recibido.
El hombre de nuestra parábola, que esconde su talento por miedo al amo, no ha
sabido arriesgarse: «El que había recibido uno se fue, cavó un hoyo en tierra y
escondió el dinero de su señor». Quizá el núcleo de la parábola pueda ser éste:
hemos de tener la concepción de un Dios que nos empuja a salir de nosotros
mismos, que nos anima a vivir la libertad por el Reino de Dios.
La
palabra "talento" de esta parábola -que no es nada más que un peso
que denota la cantidad de 30 Kg de plata- ha hecho tanta fortuna, que incluso
ya se la emplea en el lenguaje popular para designar las cualidades de una
persona. Pero la parábola no excluye que los talentos que Dios nos ha dado no
sean sólo nuestras posibilidades, sino también nuestras limitaciones. Lo que
somos y lo que tenemos, eso es el material con el que Dios quiere hacer de
nosotros una nueva realidad.
Para la
reflexión personal
Hay que evitar que, por miedo, pereza o irresponsabilidad,
nuestros talentos no den el fruto esperado.
a)
¿Qué talentos/cualidades nos ha dado Dios?
b)
¿A quiénes benefician nuestros talentos? ¿Cómo los estamos
haciendo fructificar?
Medita la oración hecha
canción.
ORACIÓN:
¿Qué le digo a Dios?
Orar,
es responderle al Señor que nos habla primero. Estamos queriendo escuchar su
Palabra Salvadora. Esta Palabra es muy distinta a lo que el mundo nos ofrece y
es el momento de decirle algo al Señor.
Reza un Padre
Nuestro, un Ave María y un Gloria
Pidámosle a María, nuestra Madre,
su maternal ayuda.
Madre
mía: tú
eres nuestra abogada, y estarás presente el día de nuestro Juicio particular.
Sé que nos quieres a todos tus hijos en el cielo, y por eso nos ayudas, ya
desde ahora, para conseguir la vida eterna.
Tú
eres Madre de la Iglesia, el Cuerpo de Cristo, del que formamos parte todos los
bautizados
Ayúdame,
Madre, a rendir los talentos que he recibido, a corresponder al amor de
predilección que ha tenido Dios conmigo, por haber recibido los sacramentos y todas
las demás gracias que de ellos se derivan.
Amén.
+ En el nombre
del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo. Amén.
Padre José Luis Romero
Landeros IJS
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