+ En el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo. Amén.
Oración inicial
Ven,
Señor Jesús, porque mi fe vacila ante las dificultades. Me cuesta creer aquello
que no entiendo con mi razón. Es lo que le pasó a Zacarías. Por eso quedó mudo.
Aumenta mi fe para creer como María, que se fío plenamente de ti. Ella es
nuestro modelo de fe. Ella cantó el Magníficat como premio a su fe. Hay algo
más hermoso que el entender: es el fiarse de ti como lo hizo María. Gracias,
Señor, por la fe de María nuestra madre.
Del santo Evangelio según san Lucas 1, 5-25
Hubo
en tiempo de Herodes, rey de Judea, un sacerdote llamado Zacarías, del grupo de
Abías, casado con una descendiente de Aarón, llamada Isabel. Ambos eran justos
a los ojos de Dios, pues vivían irreprochablemente, cumpliendo los mandamientos
y disposiciones del Señor. Pero no tenían hijos, porque Isabel era estéril y
los dos, de avanzada edad. Un día en que le correspondía a su grupo desempeñar
ante Dios los oficios sacerdotales, le tocó a Zacarías, según la costumbre de
los sacerdotes, entrar al santuario del Señor para ofrecer el incienso,
mientras todo el pueblo estaba afuera, en oración, a la hora de la incensación.
Se le apareció entonces un ángel del Señor, de pie, a la derecha del altar del incienso. Al verlo, Zacarías se sobresaltó y un gran temor se apoderó de él. Pero el ángel le dijo: "No temas, Zacarías, porque tu súplica ha sido escuchada. Isabel, tu mujer, te dará un hijo, a quien le pondrás el nombre de Juan. Tú te llenarás de alegría y regocijo, y otros muchos se alegrarán también de su nacimiento, pues él será grande a los ojos del Señor; no beberá vino ni licor y estará lleno del Espíritu Santo, ya desde el seno de su madre. Convertirá a muchos israelitas al Señor; irá delante del Señor con el espíritu y el poder de Elías, para convertir los corazones de los padres hacia sus hijos, dar a los rebeldes la cordura de los justos y prepararle así al Señor un pueblo dispuesto a recibirlo".
Pero
Zacarías replicó: "¿Cómo podré estar seguro de esto? Porque yo ya soy
viejo y mi mujer también es de edad avanzada". El ángel le contestó:
"Yo soy Gabriel, el que asiste delante de Dios. He sido enviado para
hablar contigo y darte esta buena noticia. Ahora tú quedarás mudo y no podrás
hablar hasta el día en que todo esto suceda, por no haber creído en mis
palabras, que se cumplirán a su debido tiempo".
Mientras
tanto, el pueblo estaba aguardando a Zacarías y se extrañaba de que tardara
tanto en el santuario. Al salir no pudo hablar y en esto conocieron que había
tenido una visión en el santuario. Entonces trató de hacerse entender por señas
y permaneció mudo.
Al
terminar los días de su ministerio, volvió a su casa. Poco después concibió
Isabel, su mujer, y durante cinco meses no se dejó ver, pues decía: "Esto
es obra del Señor. Por fin se dignó quitar el oprobio que pesaba sobre
mí".
Palabra del Señor.
Reflexión
h
Hoy, el ángel Gabriel anuncia al
sacerdote Zacarías el nacimiento “sobrenatural” de Juan el Bautista, que
preparará la misión del Mesías. Dios, en su amorosa providencia, prepara el
nacimiento de Jesús con el nacimiento de Juan, el Bautista. Aunque Isabel sea
estéril, no importa. Dios quiere hacer el milagro por amor a nosotros, sus
criaturas.
Pero
Zacarías no manifiesta en el momento oportuno la visión sobrenatural de la fe:
«¿En qué lo conoceré? Porque yo soy viejo y mi mujer avanzada en edad». Tiene
una mirada excesivamente humana. Le falta la docilidad confiada en los planes
de Dios, que siempre son más grandes que los nuestros: ¡en este caso, ni más ni
menos que la Encarnación del Hijo de Dios para la salvación del género humano!
El ángel encuentra a Zacarías como “despistado”, lento para las cosas de Dios,
como estando en “fuera de juego”.
Cuando
ya faltan pocos días para la Navidad, conviene que el Ángel del Señor nos
encuentre preparados, como María. Es necesario tratar de mantener la presencia
de Dios a lo largo del día, intensificar nuestro amor a Jesucristo en nuestro
tiempo de oración, recibir con mucha devoción la Sagrada Comunión: ¡porque
Jesús nace y viene a nosotros! Y que no nos falte la visión sobrenatural en
todos los quehaceres de nuestra vida. Hemos de poner visión sobrenatural en
nuestro trabajo profesional, en nuestros estudios, en nuestros apostolados,
incluso en los contratiempos de la jornada. ¡Nada escapa a la providencia
divina! Con la certeza y la alegría de saber que nosotros colaboramos con los
ángeles y con el Señor en los planes amorosos y salvadores de Dios.
Para la reflexión personal
Dios realiza
grandes obras convirtiendo la esterilidad en fecundidad.
a) ¿Cómo
experimentamos que Dios continúa obrando maravillas a pesar de nuestra
infecundidad?
b) ¿Cuál
es nuestra respuesta a los planes de Dios? ¿Hay sorpresa, temor, confianza,
aceptación?
Medita la oración hecha canción.
ORACIÓN: ¿Qué le digo a Dios?
Orar,
es responderle al Señor que nos habla primero. Estamos queriendo escuchar su
Palabra Salvadora. Esta Palabra es muy distinta a lo que el mundo nos ofrece y
es el momento de decirle algo al Señor.
Reza un Padre Nuestro, un Ave María y un Gloria
Pidámosle a Santa María, nuestra Madre, su ayuda.
Madre
mía: la
historia de la vocación de san Juan Bautista es muy especial, como única es la
llamada de cada uno de nosotros, los que hemos entregado nuestra vida a Dios.
No tiene sentido comparar nuestra vocación con la de otros, pero sí nos
emociona la historia de cada alma que responde con su sí al Señor.
Los
sacerdotes están configurados con Cristo. El Precursor de tu Hijo tuvo una
misión única, pero no tenía esa configuración. Ayúdanos, Madre, para tener una
fe fuerte, que nos haga vivir en santidad cumpliendo siempre la voluntad de
Dios.
Tú
eres maestra de fe, y tu Hijo quiso que nos acompañaras en esta vida,
especialmente a tus hijos predilectos, tus hijos sacerdotes, para que podamos
llevar la cruz de cada día, siguiendo los pasos de Cristo.
Te
pido que nos ayudes a ser fieles administradores de la misericordia, para que
tu Hijo se alegre cuando venga a juzgarnos, mirando el fruto de su entrega en
la Cruz.
Amén.
+ En el nombre
del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo. Amén.
Padre José Luis Romero
Landeros IJS
Referencias:
Espada de dos
filos.
Mi vida en Xto.
La oración
nuestra de cada día.
Jóvenes
católicos.
Ocarm.
Rezandovoy
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