miércoles, 24 de febrero de 2021

La gente de este tiempo es gente perversa.

 + En el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo. Amén.

 

Oración inicial

 

Señor, aquí me tienes de nuevo a tus pies para estar un rato contigo. Me gustaría profundizar en este día en el gran signo de Jonás que, después de estar tres días y tres noches en el vientre de un cetáceo, en lo profundo del mar,  saltó  a la playa de la vida. A veces, Señor, se nos olvida que jamás has hablado de tu muerte como el fin de tu vida sino que, detrás de la muerte, nos has abierto una puerta  a la esperanza que ya nada ni nadie nos podrá cerrar: Y esa puerta siempre abierta es tu gloriosa Resurrección. Haz que yo viva de esta gran verdad.

 

Del santo Evangelio según san Lucas 11, 29-32

En aquel tiempo, la multitud se apiñaba alrededor de Jesús y éste comenzó a decirles: "La gente de este tiempo es una gente perversa. Pide una señal, pero no se le dará más señal que la de Jonás. Pues así como Jonás fue una señal para los habitantes de Nínive, lo mismo será el Hijo del hombre para la gente de este tiempo.


Cuando sean juzgados los hombres de este tiempo, la reina del sur se levantará el día del juicio para condenarlos, porque ella vino desde los últimos rincones de la tierra para escuchar la sabiduría de Salomón, y aquí hay uno que es más que Salomón.

Cuando sea juzgada la gente de este tiempo, los hombres de Nínive se levantarán el día del juicio para condenarla, porque ellos se convirtieron con la predicación de Jonás, y aquí hay uno que es más que Jonás".

Palabra del Señor.

 

Reflexión

h Hoy, Jesús nos dice que la señal que dará a la “generación malvada” será Él mismo, como la “señal de Jonás”. De la misma manera que Jonás dejó que lo arrojaran por la borda para calmar la tempestad que amenazaba con hundirlos —y, así, salvar la vida de la tripulación—, de igual modo permitió Jesús que le arrojasen por la borda para calmar las tempestades del pecado que hacen peligrar nuestras vidas. Y, de igual forma que Jonás pasó tres días en el vientre de la ballena antes de que ésta lo vomitara sano y salvo a tierra, así Jesús pasaría tres días en el seno de la tierra antes de abandonar la tumba.

La señal que Jesús dará a los “malvados” de cada generación es su muerte y resurrección. Su muerte, aceptada libremente, es la señal del increíble amor de Dios por nosotros: Jesús dio su vida para salvar la nuestra. Y su resurrección de entre los muertos es la señal de su divino poder. Se trata de la señal más poderosa y conmovedora jamás dada.

Pero, además, Jesús es también la señal de Jonás en otro sentido. Jonás fue un icono y un medio de conversión. Cuando en su predicación «dentro de cuarenta días Nínive será destruida» advierte a los ninivitas paganos, éstos se convierten, pues todos ellos —desde el rey hasta niños y animales— se cubren con arpillera y cenizas. Durante estos cuarenta días de Cuaresma, tenemos a alguien “mucho más grande que Jonás” predicando la conversión a todos nosotros: el propio Jesús. Por tanto, nuestra conversión debiera ser igualmente exhaustiva.

«Pues Jonás era un sirviente», escribe san Juan Crisóstomo en la persona de Jesucristo, «pero yo soy el Maestro; y él fue arrojado por la ballena, pero yo resucité de entre los muertos; y él proclamaba la destrucción, pero yo he venido a predicar la Buena Nueva y el Reino».

La semana pasada, el Miércoles de Ceniza, nos cubrimos con ceniza, y cada uno escuchó las palabras de la primera homilía de Jesucristo, «Arrepiéntete y cree en el Evangelio». La pregunta que debemos hacernos es: —¿Hemos respondido ya con una profunda conversión como la de los ninivitas y abrazado aquel Evangelio?

 

Para la reflexión personal

 

a)    En nuestra vida, ¿Qué señales de Dios descubrimos?

 

b)   ¿Cómo las interpretamos y a dónde nos conducen?

 

c)   ¿Cómo las transmitimos a los demás?

 

Medita la oración hecha canción.

 

https://n9.cl/mnun

 

 

ORACIÓN: ¿Qué le digo a Dios?

 

Orar, es responderle al Señor que nos habla primero. Estamos queriendo escuchar su Palabra Salvadora. Esta Palabra es muy distinta a lo que el mundo nos ofrece y es el momento de decirle algo al Señor.

 

Reza un Padre Nuestro, un Ave María y un Gloria

 

 

Pidámosle a Santa María, nuestra Madre, su ayuda.

Madre mía: me doy cuenta de que mi condición de sacerdote es señal para los hombres de la presencia misericordiosa de tu Hijo, porque yo actúo siempre in persona Christi, y es Él quien da eficacia a mi ministerio.

No faltarán dificultades para poder dar un buen testimonio de Jesús. Te pido tu ayuda para perseverar en mi lucha, con tenacidad, para identificarme plenamente con tu Hijo, permaneciendo firme, como tú, junto a la Cruz.

Amén.

 

+ En el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo. Amén.

 

 

Padre José Luis Romero Landeros IJS

 

 

Referencias:

Espada de dos filos.

Mi vida en Xto.

La oración nuestra de cada día.

Jóvenes católicos.

Ocarm.

Rezandovoy

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