+ En el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo. Amén.
Oración inicial
Señor,
gracias porque eres Tú quien nos mandas que recemos, que estemos en diálogo
contigo. Muy pocas personas pueden presumir de tener un teléfono con línea
directa con el Papa. Lo consideraríamos como un privilegiado. Aun así, tendría
las horas muy limitadas. Y Tú nos dices que podemos dialogar contigo siempre
que queramos, sin pasar por secretarios y en la hora que a nosotros nos venga
bien. ¿Por qué no consideramos la oración como un privilegio que Tú, Señor, nos
haces?
Del santo Evangelio según san Mateo 7, 7-12
En
aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: "Pidan y se les dará; busquen y
encontrarán; toquen y se les abrirá. Porque todo el que pide, recibe; el que
busca, encuentra; y al que toca, se le abre.
¿Hay acaso entre ustedes alguno que le dé una piedra a su hijo, si éste le pide pan? Y si le pide pescado, ¿le dará una serpiente? Si ustedes, a pesar de ser malos, saben dar cosas buenas a sus hijos, con cuánta mayor razón el Padre, que está en los cielos, dará cosas buenas a quienes se las pidan.
Traten
a los demás como quieren que ellos los traten a ustedes. En esto se resumen la
ley y los profetas".
Palabra del Señor.
Reflexión
h
Hoy, Jesús nos habla de la
necesidad y del poder de la oración. No podemos entender la vida cristiana sin
relación con Dios, y en esta relación, la oración ocupa un lugar central.
Mientras vivimos en este mundo, los cristianos nos encontramos en un camino de
peregrinaje, pero la oración nos acerca a Dios, nos abre las puertas de su amor
inmenso y nos anticipa ya las delicias del cielo. Por esto, la vida cristiana
es una continua petición y búsqueda: «Pidan y se les dará; busquen y encontrarán;
llamen y se les abrirá», nos dice Jesús.
Al
mismo tiempo, la oración va transformando el corazón de piedra en un corazón de
carne: «Si, pues, ustedes, siendo malos, saben dar cosas buenas a sus hijos,
¡cuánto más su Padre que está en los cielos dará cosas buenas a los que se las
pidan!». El mejor resumen que podemos pedir a Dios se encuentra en el
Padrenuestro: «Venga a nosotros tu Reino, hágase tu voluntad así en la tierra
como en el cielo». Por tanto, no podemos pedir en la oración cualquier cosa,
sino aquello que sea realmente un bien. Nadie desea un daño para sí mismo; por
esto, tampoco no lo podemos querer para los demás.
Hay
quien se queja de que Dios no le escucha, porque no ve los resultados de manera
inmediata o porque piensa que Dios no le ama. En casos así, no nos vendrá mal
recordar este consejo de san Jerónimo: «Es cierto que Dios da a quien se lo
pide, que quien busca encuentra, y a quien llama le abren: se ve claramente que
aquel que no ha recibido, que no ha encontrado, ni tampoco le han abierto, es
porque no ha pedido bien, no ha buscado bien, ni ha llamado bien a la puerta».
Pidamos, pues, en primer lugar a Dios que haga bondadoso nuestro corazón como
el de Jesucristo.
Para la reflexión personal
a) ¿Qué pedimos a Dios y por quién lo hacemos?
b) ¿Qué respuestas tienen nuestras peticiones?
c) ¿Qué imagen de Dios hay detrás de nuestras
peticiones?
Medita la oración hecha canción.
ORACIÓN: ¿Qué le digo a Dios?
Orar,
es responderle al Señor que nos habla primero. Estamos queriendo escuchar su
Palabra Salvadora. Esta Palabra es muy distinta a lo que el mundo nos ofrece y
es el momento de decirle algo al Señor.
Reza un Padre Nuestro, un Ave María y un Gloria
Pidámosle a Santa María, nuestra Madre, su ayuda.
Madre
mía: Sabemos que Dios es sapientísimo, y Él
nos dará sólo lo que nos conviene y cuando nos conviene. Pero a veces nos falta
fe, confianza, perseverancia, paciencia y mucha humildad.
Ayúdanos,
Madre, a saber pedir y a confiar siempre en Dios, y en tu poderosa intercesión.
Amén.
+ En el nombre
del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo. Amén.
Padre José Luis Romero
Landeros IJS
Referencias:
Espada de dos
filos.
Mi vida en Xto.
La oración
nuestra de cada día.
Jóvenes
católicos.
Ocarm.
Rezandovoy
No hay comentarios.:
Publicar un comentario