+ En el nombre
del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo. Amén.
Oración inicial
Señor, en este
momento de oración que yo voy a tener contigo, te suplico que me descubras el
sentido profundo de las Escrituras. Nos dices que Moisés escribió de ti. A
veces me aburren las lecturas del A.T. Hoy quiero leerlas con esta nueva luz
que tú me das. Voy a verte a ti en ellas. Así su lectura me resultará no sólo
interesante sino apasionante. Me acercaré a los profetas y te leeré a ti. Me
acercaré a los salmistas y te escucharé a Ti. Me acercaré al Cantar de los
Cantares y me enamoraré de Ti.
Del santo Evangelio según san Juan 5, 31-47
En
aquel tiempo, Jesús dijo a los judíos: "Si yo diera testimonio de mí, mi
testimonio no tendría valor; otro es el que da testimonio de mí y yo bien sé
que ese testimonio que da de mí, es válido.
Ustedes enviaron mensajeros a Juan el Bautista y él dio testimonio de la verdad. No es que yo quiera apoyarme en el testimonio de un hombre. Si digo esto, es para que ustedes se salven. Juan era la lámpara que ardía y brillaba, y ustedes quisieron alegrarse un instante con su luz. Pero yo tengo un testimonio mejor que el de Juan: las obras que el Padre me ha concedido realizar y que son las que yo hago, dan testimonio de mí y me acreditan como enviado del Padre.
El
Padre, que me envió, ha dado testimonio de mí. Ustedes nunca han escuchado su
voz ni han visto su rostro, y su palabra no habita en ustedes, porque no le
creen al que él ha enviado.
Ustedes
estudian las Escrituras pensando encontrar en ellas vida eterna; pues bien,
ellas son las que dan testimonio de mí. ¡Y ustedes no quieren venir a mí para
tener vida! Yo no busco la gloria que viene de los hombres; es que los conozco
y sé que el amor de Dios no está en ellos. Yo he venido en nombre de mi Padre y
ustedes no me han recibido. Si otro viniera en nombre propio, a ése sí lo
recibirían.
¿Cómo
va a ser posible que crean ustedes, que aspiran a recibir gloria los unos de
los otros y no buscan la gloria que sólo viene de Dios?
No
piensen que yo los voy a acusar ante el Padre; ya hay alguien que los acusa:
Moisés, en quien ustedes tienen su esperanza. Si creyeran en Moisés, me
creerían a mí, porque él escribió acerca de mí. Pero, si no dan fe a sus
escritos, ¿Cómo darán fe a mis palabras?"
Palabra del Señor.
h
Hoy, el Evangelio nos enseña
cómo Jesús hace frente a la siguiente objeción: según se lee en Dt 19,15, para
que un testimonio tenga valor es necesario que proceda de dos o tres testigos.
Jesús alega a favor suyo el testimonio de Juan el Bautista, el testimonio del
Padre —que se manifiesta en los milagros obrados por Él— y, finalmente, el
testimonio de las Escrituras.
Jesucristo
echa en cara a los que le escuchan tres impedimentos que tienen para
reconocerle como al Mesías Hijo de Dios: la falta de amor a Dios; la ausencia
de rectitud de intención —buscan sólo la gloria humana— y que interpretan las
Escrituras interesadamente.
El
Santo Padre San Juan Pablo II nos escribía: «A la contemplación del rostro de
Cristo tan sólo se llega escuchando en el Espíritu la voz del Padre, ya que
nadie conoce al Hijo fuera del Padre. Así, pues, se necesita la revelación del
Altísimo. Pero, para acogerla, es indispensable ponerse en actitud de
escuchar».
Por
esto, hay que tener en cuenta que, para confesar a Jesucristo como verdadero
Hijo de Dios, no es suficiente con las pruebas externas que se nos proponen; es
muy importante la rectitud en la voluntad, es decir, las buenas disposiciones.
En
este tiempo de Cuaresma, intensificando las obras de penitencia que facilitan
la renovación interior, mejoraremos nuestras disposiciones para contemplar el
verdadero rostro de Cristo. Por esto, san Josemaría nos dice: «Ese Cristo, que
tú ves, no es Jesús. —Será, en todo caso, la triste imagen que pueden formar
tus ojos turbios...—Purifícate. Clarifica tu mirada con la humildad y la
penitencia. Luego... no te faltarán las limpias luces del Amor. Y tendrás una
visión perfecta. Tu imagen será realmente la suya: ¡Él!».
Para la reflexión personal
a) ¿Cómo nos ayuda el pasaje de hoy a profundizar en
el misterio de Jesús como el enviado del Padre?
b) ¿Qué nos impide creer en Jesús?
Medita la oración hecha canción.
ORACIÓN: ¿Qué le digo a Dios?
Orar,
es responderle al Señor que nos habla primero. Estamos queriendo escuchar su
Palabra Salvadora. Esta Palabra es muy distinta a lo que el mundo nos ofrece y
es el momento de decirle algo al Señor.
Reza un Padre Nuestro, un Ave María y un Gloria
Pidámosle a Santa María, nuestra Madre, su ayuda.
Madre
mía: Jesús te alababa porque supiste
escuchar la palabra de Dios y ponerla por obra. Enséñame a mí a ser un buen
testimonio de amor, como tu Hijo.
Madre
de Cristo, Sumo y Eterno Sacerdote: déjame entrar a tu corazón, y modela mi
alma conforme a tu Hijo Jesucristo.
Amén.
+ En el nombre
del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo. Amén.
Padre José Luis Romero
Landeros IJS
Referencias:
Espada de dos
filos.
Mi vida en Xto.
La oración
nuestra de cada día.
Jóvenes
católicos.
Ocarm.
Rezandovoy
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