sábado, 29 de mayo de 2021

El bautismo de Juan, ¿era de Dios o de los hombres?

 

+ En el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo. Amén.

 

Oración inicial

 

Señor, hoy me quieres dar una lección de autoridad, pero no como la entiende el mundo sino como la entiendes Tú. Para Ti la autoridad es servicio gozoso y desinteresado. Jamás has usado tu autoridad como Hijo de Dios, para beneficio tuyo personal. Tú no entiendes la autoridad como un camino de ascenso sino de descenso: bajas en el bautismo a las aguas del Jordán para meterte en el rio de nuestra historia, y así purificarnos de nuestros egoísmos y vanidades y elevarnos a la categoría de hijos de Dios.

 

Del santo Evangelio según san Marcos 11, 27-33

En aquel tiempo, Jesús y sus discípulos llegaron de nuevo a Jerusalén, y mientras Jesús caminaba por el templo, se le acercaron los sumos sacerdotes, los escribas y los ancianos, y le preguntaron: "¿Con qué autoridad haces todo esto? ¿Quién te ha dado autoridad para actuar así?"


Jesús les respondió: "Les voy a hacer una pregunta. Si me la contestan yo les diré con qué autoridad hago todo esto. El bautismo de Juan, ¿era cosa de Dios o de los hombres? Contéstenme".

Ellos se pusieron a razonar entre sí: "Si le decimos que de Dios, nos dirá: ‘Entonces ¿por qué no le creyeron?’ y, ¿si le decimos que de los hombres?" Pero, como le tenían miedo a la multitud, pues todos consideraban a Juan como verdadero profeta, le respondieron a Jesús: "No lo sabemos". Entonces Jesús les replicó: "Pues tampoco yo les diré con qué autoridad hago todo esto".

Palabra del Señor.

 

 

Reflexión

h Hoy, el Evangelio nos pide que pensemos con qué intención vamos a ver a Jesús. Hay quien va sin fe, sin reconocer su autoridad: por eso, «se le acercan los sumos sacerdotes, los escribas y los ancianos, y le decían: ‘¿Con qué autoridad haces esto?, o ¿quién te ha dado tal autoridad para hacerlo?’».

Si no tratamos a Dios en la oración, no tendremos fe. Pero, como dice san Gregorio Magno, «cuando insistimos en la oración con toda vehemencia, Dios se detiene en nuestro corazón y recobramos la vista perdida». Si tenemos buena disposición, aunque estemos en un error, viendo que la otra persona tiene razón, acogeremos sus palabras. Si tenemos buena intención, aunque arrastremos el peso del pecado, cuando hagamos oración Dios nos hará comprender nuestra miseria, para que nos reconciliemos con Él, pidiendo perdón de todo corazón y por medio del sacramento de la penitencia.

La fe y la oración van juntas. Nos dice san Agustín que, «si la fe falta, la oración es inútil. Luego, cuando oremos, creamos y oremos para que no falte la fe. La fe produce la oración, y la oración produce a su vez la firmeza de la fe». Si tenemos buena intención, y acudimos a Jesús, descubriremos quién es y entenderemos su palabra, cuando nos pregunte: «El bautismo de Juan, ¿era del cielo o de los hombres?». Por la fe, sabemos que era del cielo, y que su autoridad le viene de su Padre, que es Dios, y de Él mismo porque es la segunda Persona de la Santísima Trinidad.

Porque sabemos que Jesús es el único salvador del mundo, acudimos a su Madre que también es Madre nuestra, para que deseando acoger la palabra y la vida de Jesús, con buena intención y buena voluntad, tengamos la paz y la alegría de los hijos de Dios.

 

Para la reflexión personal

Jesús sabe que él está en la verdad, por eso no se esconde de los sumos sacerdotes, sino que va a su encuentro, por eso regresa al templo.

a)    ¿Qué supone para cada uno de nosotros vivir nuestra vida con autenticidad?

 

b)   La «autoridad» con la que hacemos las cosas, ¿es servicio, amor por los demás o simplemente la ejercemos sin pasión, por puras relaciones personales o laborales?

 

Medita la oración hecha canción.

 

https://n9.cl/tm72p

 

 

ORACIÓN: ¿Qué le digo a Dios?

 

Orar, es responderle al Señor que nos habla primero. Estamos queriendo escuchar su Palabra Salvadora. Esta Palabra es muy distinta a lo que el mundo nos ofrece y es el momento de decirle algo al Señor.

 

Reza un Padre Nuestro, un Ave María y un Gloria

 

 

Pidámosle a Santa María, nuestra Madre, su ayuda.

Madre mía: me resulta fácil imaginarte todo el tiempo haciendo oración. Eras la llena de gracia desde tu concepción inmaculada, y por eso tu trato con Dios era constante, y estabas llena de fe, de esperanza y de amor.

Te pido que me acompañes a mí en mi oración, para que sea más eficaz.

Ya sé que al celebrar la Santa Misa siempre estás a mi lado, como cuando estuviste junto a la Cruz de Jesús. Ayúdame a no olvidar esa presencia tuya, que me da consuelo.

Y también a tener presente que tú eres la Omnipotencia Suplicante. Todo lo puede tu intercesión ante Dios.

Madre de Cristo, Sumo y Eterno Sacerdote: déjame entrar a tu corazón, y modela mi alma conforme a tu Hijo Jesucristo.

Amén.

 

+ En el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo. Amén.

 

 

Padre José Luis Romero Landeros IJS

 

 

Referencias:

Espada de dos filos.

Mi vida en Xto.

La oración nuestra de cada día.

Jóvenes católicos.

Ocarm.

Rezandovoy

No hay comentarios.:

La vida pasa rápido

  Esta vida pasará rápido,  no pelees con la gente,  no critiques tanto tu cuerpo. No te quejes tanto. No pierdas el sueño por las facturas....