+ En el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo. Amén.
Oración inicial
Señor,
quiero comenzar mi oración pidiéndote lo que te pedía aquel escriba del
evangelio: “Te seguiré dondequiera que vayas”. En realidad, aquel escriba no
pudo hacerte una oración tan bella si antes Tú no lo hubieras seducido desde
dentro. Sólo el enamorado es capaz de dejar todo por seguir a su enamorada.
Sólo el enamorado es capaz de sacrificarse para demostrarle a su amor todo lo
que le quiere. Haz que yo te siga, Señor, “con un corazón enamorado”.
Del santo Evangelio según san Mateo 8, 18-22
En aquel tiempo, al ver Jesús que la multitud lo rodeaba, les ordenó a sus discípulos que cruzaran el lago hacia la orilla de enfrente. En ese momento se le acercó un escriba y le dijo: "Maestro, te seguiré a dondequiera que vayas". Jesús le respondió: "Las zorras tienen madrigueras y las aves del cielo, nidos; pero el Hijo del hombre no tiene en donde reclinar la cabeza".
Otro
discípulo le dijo: "Señor, permíteme ir primero a enterrar a mi
padre". Pero Jesús le respondió: "Tú sígueme y deja que los muertos
entierren a sus muertos".
Palabra del Señor.
Reflexión
h
Hoy, el Evangelio nos presenta
—a través de dos personajes— una cualidad del buen discípulo de Jesús: el
desprendimiento de los bienes materiales. Pero antes, el texto de san Mateo nos
da un detalle que no querría pasar por alto: «Viéndose Jesús rodeado de la
muchedumbre...». Las multitudes se reúnen cerca del Señor para escuchar su
palabra, ser curados de sus dolencias materiales y espirituales; buscan la
salvación y un aliento de Vida eterna en medio de los vaivenes de este mundo.
Como
entonces, algo parecido pasa en nuestro mundo de hoy día: todos —más o menos
conscientemente— tenemos la necesidad de Dios, de saciar el corazón de los
bienes verdaderos, como son el conocimiento y el amor a Jesucristo y una vida
de amistad con Él. Si no, caemos en la trampa de querer llenar nuestro corazón
de otros “dioses” que no pueden dar sentido a nuestra vida: el móvil, Internet,
el viaje a las Bahamas, el trabajo desenfrenado para ganar más y más dinero, el
coche mejor que el del vecino, o el gimnasio para lucir el mejor cuerpo del
país.... Es lo que les pasa a muchos actualmente.
En
contraste, resuena el grito lleno de fuerza y de confianza del Papa San Juan
Pablo II hablando a la juventud: «Se puede ser moderno y profundamente fiel a
Jesucristo». Para eso es preciso, como el Señor, el desprendimiento de todo
aquello que nos ata a una vida demasiado materializada y que cierra las puertas
al Espíritu.
«El
Hijo del hombre no tiene donde reclinar la cabeza (...). Sígueme», nos dice el
Evangelio de hoy. Y san Gregorio Magno nos recuerda: «Tengamos las cosas
temporales para uso, las eternas en el deseo; sirvámonos de las cosas
terrenales para el camino, y deseemos las eternas para el fin de la jornada».
Es un buen criterio para examinar nuestro seguimiento de Jesús.
Para la reflexión personal
Cada uno de nosotros somos también seguidores de
Jesús.
a)
Si nos
fijamos en nuestra historia de seguimiento hasta hoy, ¿qué seguridades nos impiden
seguirle con más radicalidad?
b)
¿Qué
excusas tenemos en nuestro corazón ante las exigencias del evangelio?
Medita la oración hecha canción.
ORACIÓN: ¿Qué le digo a Dios?
Orar,
es responderle al Señor que nos habla primero. Estamos queriendo escuchar su
Palabra Salvadora. Esta Palabra es muy distinta a lo que el mundo nos ofrece y
es el momento de decirle algo al Señor.
Reza un Padre Nuestro, un Ave María y un Gloria
Pidámosle a Santa María, nuestra Madre, su ayuda.
Madre
mía: tu
Hijo me ha llamado, pero eres tú quien me lleva a Él. Es por ti que se va y se
vuelve a Jesús.
Yo
te pido que me ayudes a descubrir cuáles son las tentaciones más grandes que
tengo, y me consigas la gracia para resistir y no caer.
Me
duele pensar que a ti te haga sufrir la falta de entrega de uno de tus hijos
predilectos, porque tú esperas mucho de los que se nos ha dado mucho.
Ayúdanos,
Madre, a ser fieles a Jesús, y que nuestra decisión de seguirlo se mantenga
siempre firme, con obras y de verdad.
Amén.
+ En el nombre
del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo. Amén.
Padre José Luis Romero Landeros IJS
Referencias:
Espada de dos
filos.
Mi vida en Xto.
La oración
nuestra de cada día.
Jóvenes
católicos.
Ocarm.
Rezandovoy
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