jueves, 28 de octubre de 2021

Los llamó apóstoles.

 

+ En el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo. Amén.

 

Oración inicial

Señor, que bonita lección me das en este fragmento del evangelio. Antes de llamar a tus discípulos, te has pasado una noche rezando en la montaña. En el silencio de la noche, escuchabas mejor la palabra del Padre. A todos llamabas por su nombre. A todos los querías con un amor particular y a todos los presentabas ante el Padre para que quedaran envueltos en su ternura. Haz, Señor, que yo no haga absolutamente nada sin antes contar contigo.

 

 

Del santo Evangelio según san Lucas 6, 12-19

Por aquellos días, Jesús se retiró al monte a orar y se pasó la noche en oración con Dios.


Cuando se hizo de día, llamó a sus discípulos, eligió a doce de entre ellos y les dio el nombre de apóstoles. Eran Simón, a quien llamó Pedro, y su hermano Andrés; Santiago y Juan; Felipe y Bartolomé; Mateo y Tomás; Santiago, el hijo de Alfeo, y Simón, llamado el Fanático; Judas, el hijo de Santiago, y Judas Iscariote, que fue el traidor.

Al bajar del monte con sus discípulos y sus apóstoles, se detuvo en un llano. Allí se encontraba mucha gente, que había venido tanto de Judea y Jerusalén, como de la costa de Tiro y de Sidón. Habían venido a oírlo y a que los curara de sus enfermedades; y los que eran atormentados por espíritus inmundos quedaban curados. Toda la gente procuraba tocarlo, porque salía de él una fuerza que sanaba a todos.

Palabra del Señor.

 

 

Reflexión

h Estamos en unos tiempos en que se ha valorado tanto el hacer, el trabajar, el reunirse, que la oración al Padre ha quedado un tanto marginada. Incluso se ha buscado una salida airosa: «Toda la vida es oración».

¿Qué hacer en estos casos? Acudir al Evangelio y ver qué ha pasado con Jesús. La gente puede decir lo que quiera, pero lo que es evidente en el evangelio es que Jesús rezaba y rezaba mucho. Se nos habla de oración en el monte, de noches enteras en oración. La oración ha sido algo “esencial” en la vida de Jesús.

El que “toda la vida es oración” es una frase bien lograda. ¡Ojalá fuera así! Pero debajo de esta frase puede esconderse una gran mentira.

La experiencia nos dice que “es imposible hacer de la vida una oración cuando no se hace mucha oración en la vida”. Y es lo que hizo Jesús. Siempre que Jesús tenía que hacer algo importante, se retiraba a orar.

Es lo que aparece en este evangelio. La elección de los doce significa que Jesús piensa en perpetuar su obra a través de los doce que van a ser los continuadores de las doce tribus de Israel. Jesús les llama por su nombre. Esos nombres los ha llevado antes a la oración.

La oración nos prepara para la vida. Al final del relato se nos dice que “todos querían tocar a Jesús”. En la oración Jesús sacaba fuerza para curar las heridas de la humanidad.

¡Qué fuerza tienen para hacer el bien unas manos que, antes de tocar a nadie, han sido tocadas por Dios!

 

 

Para la reflexión personal

 

Jesús pasó la noche entera en oración para saber qué escoger, y escogió a estos doce.

 

¿Cuál es la lección que sacas de aquí?

 

Los primeros cristianos recordaban los nombres de los doce apóstoles que estaban en el origen de sus comunidades. Y tú ¿recuerdas los nombres de las personas que están en el origen de la comunidad a la que perteneces?

Recuerda el nombre de algún/a catequista o profesor/a que fue significativa para tu formación cristiana.

¿Qué es lo que más recuerdas de ellas: el contenido de lo que te enseñaron o el testimonio que dieron?

 

Medita la oración hecha canción.

 

https://n9.cl/hvn5d

 

 

ORACIÓN: ¿Qué le digo a Dios?

 

Orar, es responderle al Señor que nos habla primero. Estamos queriendo escuchar su Palabra Salvadora. Esta Palabra es muy distinta a lo que el mundo nos ofrece y es el momento de decirle algo al Señor.

 

Reza un Padre Nuestro, un Ave María y un Gloria

 

 

Pidámosle a Santa María, Madre de Jesús y Madre nuestra, su ayuda.

Madre nuestra: tú trataste mucho a los Apóstoles durante la vida pública de Jesús, acompañada de las santas mujeres. Me imagino que los tratabas como hijos, incluso llamándoles así. Y ellos te trataban como madre. Para ti eran unos niños, y los mirabas con ternura y con mucho cariño, y les ayudabas y confortabas para que cumplieran bien con su ministerio.

Madre de Cristo, Sumo y Eterno Sacerdote: yo también soy tu hijo, y siento esa misma compañía. Ayúdame a ser como niño. Déjame entrar a tu corazón, y modela mi alma conforme a tu Hijo Jesucristo.

Amén.

 

+ En el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo. Amén.

 

 

Padre José Luis Romero Landeros IJS

 

 

Referencias:

Espada de dos filos.

Mi vida en Xto.

La oración nuestra de cada día.

Jóvenes católicos.

Ocarm.

Rezandovoy

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