lunes, 25 de octubre de 2021

Mujer, quedas libre de tu enfermedad.

 

+ En el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo. Amén.

 

Oración inicial

Señor, me pongo a rezar sirviéndome de una escena delicada, sensible, encantadora: Tu postura ante una pobre mujer que lleva 18 años enferma sin poder enderezarse. Tú, Señor, la ves y te compadeces; no das tiempo ni a que ella misma te lo pida ni que pase la fiesta del sábado. Para ti la persona es lo primero. Demasiado tiempo lleva padeciendo; por eso no estás dispuesto a que siga sufriendo ni un solo minuto más. Haz que yo tenga esa prisa por hacer el bien.

 

 

Del santo Evangelio según san Lucas 13, 18-21


Un sábado, estaba Jesús enseñando en una sinagoga. Había ahí una mujer que llevaba dieciocho años enferma por causa de un espíritu malo. Estaba encorvada y no podía enderezarse. Al verla, Jesús la llamó y le dijo: "Mujer, quedas libre de tu enfermedad". Le impuso las manos y, al instante, la mujer se enderezó y empezó a alabar a Dios.

Pero el jefe de la sinagoga, indignado de que Jesús hubiera hecho una curación en sábado, Le dijo a la gente: "Hay seis días de la semana en que se puede trabajar; vengan, pues, durante esos días a que los curen y no el sábado".

Entonces el Señor dijo: "¡Hipócritas! ¿Acaso no desata cada uno de ustedes su buey o su burro del pesebre para llevarlo a abrevar, aunque sea sábado? Y a está hija de Abraham, a la que Satanás tuvo atada durante dieciocho años, ¿no era bueno desatarla de esa atadura, aun en día de sábado?".

Cuando Jesús dijo esto, sus enemigos quedaron en vergüenza; en cambio, la gente se alegraba de todas las maravillas que él hacía.

Palabra del Señor.

 

 

Reflexión

h Hoy, vemos a Jesús realizar una acción que proclama su mesianismo. Y ante ella el jefe de la sinagoga se indigna e increpa a la gente para que no vengan a curarse en sábado: «Hay seis días en que se puede trabajar; vengan, pues, esos días a curarse, y no en día de sábado».

Me gustaría que nos centráramos en la actitud de este personaje. Siempre me ha sorprendido cómo, ante un milagro evidente, alguien sea capaz de cerrarse de tal modo que lo que ha visto no le afecta lo más mínimo. Es como si no hubiera visto lo que acaba de ocurrir y lo que ello significa. La razón está en la vivencia equivocada de las mediaciones que tenían muchos judíos en aquel tiempo. Por distintos motivos —antropológicos, culturales, designio divino— es inevitable que entre Dios y el hombre haya unas mediaciones. El problema es que algunos judíos hacen de la mediación un absoluto. De manera que la mediación no les pone en comunicación con Dios, sino que se quedan en la propia mediación. Olvidan el sentido último y se quedan en el medio. De este modo, Dios no puede comunicarles sus gracias, sus dones, su amor y, por lo tanto, su experiencia religiosa no enriquecerá su vida.

Todo ello les conduce a una vivencia rigorista de la religión, a encerrar su dios en unos medios. Se hacen un dios a medida y no le dejan entrar en sus vidas. En su religiosidad creen que todo está solucionado si cumplen con unas normas. Se comprende así la reacción de Jesús: «¡Hipócritas! ¿No desatan del pesebre todos ustedes en sábado a su buey o su asno para llevarlos a abrevar?». Jesús descubre el sinsentido de esa equivocada vivencia del sabath.

Esta palabra de Dios nos debería ayudar a examinar nuestra vivencia religiosa y descubrir si realmente las mediaciones que utilizamos nos ponen en comunicación con Dios y con la vida. Sólo desde la correcta vivencia de las mediaciones podemos entender la frase de san Agustín: «Ama y haz lo que quieras».

 

 

Para la reflexión personal

La actitud de Jesús sanando a una mujer encorvada muestra que Él ha venido a salvar y liberar a la gente. El encorvamiento del cuerpo es símbolo de una situación de agobio, de sometimiento, de una pérdida de dignidad que conlleva no poder mirar de frente a los demás. En la época de Jesús, muchas mujeres experimentaban este «encorvamiento» por el papel que la sociedad les otorgaba.

 

a)   ¿Cómo es, en comparación, la situación de la mujer en la época de Jesús y en la nuestra?

 

b)  ¿Cuál debe ser nuestro compromiso cristiano con aquellos que han perdido su dignidad, que no pueden andar con la cabeza levantada?

 

c)   ¿Cuál es la liberación que está aconteciendo hoy y que está llevando a la gente a alegrase y alabar a Dios?

 

 

Medita la oración hecha canción.

 

https://n9.cl/k5m7r

 

 

ORACIÓN: ¿Qué le digo a Dios?

 

Orar, es responderle al Señor que nos habla primero. Estamos queriendo escuchar su Palabra Salvadora. Esta Palabra es muy distinta a lo que el mundo nos ofrece y es el momento de decirle algo al Señor.

 

Reza un Padre Nuestro, un Ave María y un Gloria

 

 

Pidámosle a Santa María, Madre de Jesús y Madre nuestra, su ayuda.

Madre mía, Salud de los enfermos: tu Hijo Jesús es dueño del sábado, y Él puede actuar todo el tiempo sobre todas las creaturas, haciendo con lo que es suyo lo que quiera y cuando quiera. Y, sobre todo, puede curar y sanar de todas las enfermedades, del cuerpo y del alma. Tiene el poder y concede su gracia. Nosotros debemos corresponder.

Ayúdanos, Madre nuestra, a reconocer nuestras faltas, a ser conscientes de nuestras enfermedades, y de lo que las causan, para alejarnos de ellas, y para curarnos, acudiendo a las fuentes de la gracia, para convertirnos.

Amén.

 

+ En el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo. Amén.

 

 

Padre José Luis Romero Landeros IJS

 

 

Referencias:

Espada de dos filos.

Mi vida en Xto.

La oración nuestra de cada día.

Jóvenes católicos.

Ocarm.

Rezandovoy

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