+ En el nombre
del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo. Amén.
Oración inicial
Señor, me pongo a rezar sirviéndome
de una escena delicada, sensible, encantadora: Tu postura ante una pobre mujer
que lleva 18 años enferma sin poder enderezarse. Tú, Señor, la ves y te
compadeces; no das tiempo ni a que ella misma te lo pida ni que pase la fiesta
del sábado. Para ti la persona es lo primero. Demasiado tiempo lleva padeciendo;
por eso no estás dispuesto a que siga sufriendo ni un solo minuto más. Haz que
yo tenga esa prisa por hacer el bien.
Del santo Evangelio según san Lucas 13, 18-21
Un sábado, estaba Jesús enseñando en una sinagoga. Había ahí una mujer que llevaba dieciocho años enferma por causa de un espíritu malo. Estaba encorvada y no podía enderezarse. Al verla, Jesús la llamó y le dijo: "Mujer, quedas libre de tu enfermedad". Le impuso las manos y, al instante, la mujer se enderezó y empezó a alabar a Dios.
Pero el jefe de la sinagoga, indignado de que Jesús hubiera hecho una
curación en sábado, Le dijo a la gente: "Hay seis días de la semana en que
se puede trabajar; vengan, pues, durante esos días a que los curen y no el
sábado".
Entonces el Señor dijo: "¡Hipócritas! ¿Acaso no desata cada uno de
ustedes su buey o su burro del pesebre para llevarlo a abrevar, aunque sea
sábado? Y a está hija de Abraham, a la que Satanás tuvo atada durante dieciocho
años, ¿no era bueno desatarla de esa atadura, aun en día de sábado?".
Cuando Jesús dijo esto, sus enemigos quedaron en vergüenza; en cambio,
la gente se alegraba de todas las maravillas que él hacía.
Palabra del Señor.
Reflexión
h
Hoy, vemos a Jesús realizar una acción que
proclama su mesianismo. Y ante ella el jefe de la sinagoga se indigna e increpa
a la gente para que no vengan a curarse en sábado: «Hay seis días en que se
puede trabajar; vengan, pues, esos días a curarse, y no en día de sábado».
Me gustaría que nos centráramos en la actitud de este
personaje. Siempre me ha sorprendido cómo, ante un milagro evidente, alguien
sea capaz de cerrarse de tal modo que lo que ha visto no le afecta lo más
mínimo. Es como si no hubiera visto lo que acaba de ocurrir y lo que ello
significa. La razón está en la vivencia equivocada de las mediaciones que
tenían muchos judíos en aquel tiempo. Por distintos motivos —antropológicos,
culturales, designio divino— es inevitable que entre Dios y el hombre haya unas
mediaciones. El problema es que algunos judíos hacen de la mediación un
absoluto. De manera que la mediación no les pone en comunicación con Dios, sino
que se quedan en la propia mediación. Olvidan el sentido último y se quedan en
el medio. De este modo, Dios no puede comunicarles sus gracias, sus dones, su
amor y, por lo tanto, su experiencia religiosa no enriquecerá su vida.
Todo ello les conduce a una vivencia rigorista de la
religión, a encerrar su dios en unos medios. Se hacen un dios a medida y no le
dejan entrar en sus vidas. En su religiosidad creen que todo está solucionado
si cumplen con unas normas. Se comprende así la reacción de Jesús:
«¡Hipócritas! ¿No desatan del pesebre todos ustedes en sábado a su buey o su asno
para llevarlos a abrevar?». Jesús descubre el sinsentido de esa equivocada
vivencia del sabath.
Esta palabra de Dios nos debería ayudar a examinar
nuestra vivencia religiosa y descubrir si realmente las mediaciones que
utilizamos nos ponen en comunicación con Dios y con la vida. Sólo desde la
correcta vivencia de las mediaciones podemos entender la frase de san Agustín:
«Ama y haz lo que quieras».
Para la reflexión personal
La actitud de Jesús sanando a una mujer encorvada muestra
que Él ha venido a salvar y liberar a la gente. El encorvamiento del cuerpo es
símbolo de una situación de agobio, de sometimiento, de una pérdida de dignidad
que conlleva no poder mirar de frente a los demás. En la época de Jesús, muchas
mujeres experimentaban este «encorvamiento» por el papel que la sociedad les
otorgaba.
a)
¿Cómo es, en comparación, la situación de la mujer en la época de
Jesús y en la nuestra?
b) ¿Cuál debe ser nuestro compromiso
cristiano con aquellos que han perdido su dignidad, que no pueden andar con la
cabeza levantada?
c)
¿Cuál es la liberación que está aconteciendo hoy y que está
llevando a la gente a alegrase y alabar a Dios?
Medita la oración hecha canción.
ORACIÓN: ¿Qué le digo a Dios?
Orar,
es responderle al Señor que nos habla primero. Estamos queriendo escuchar su
Palabra Salvadora. Esta Palabra es muy distinta a lo que el mundo nos ofrece y
es el momento de decirle algo al Señor.
Reza un Padre Nuestro, un Ave María y un Gloria
Pidámosle a Santa María, Madre de Jesús y Madre nuestra, su ayuda.
Madre mía,
Salud de los enfermos: tu Hijo Jesús es dueño del sábado, y Él puede actuar
todo el tiempo sobre todas las creaturas, haciendo con lo que es suyo lo que
quiera y cuando quiera. Y, sobre todo, puede curar y sanar de todas las
enfermedades, del cuerpo y del alma. Tiene el poder y concede su gracia.
Nosotros debemos corresponder.
Ayúdanos,
Madre nuestra, a reconocer nuestras faltas, a ser conscientes de nuestras
enfermedades, y de lo que las causan, para alejarnos de ellas, y para curarnos,
acudiendo a las fuentes de la gracia, para convertirnos.
Amén.
+ En el nombre
del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo. Amén.
Padre José Luis Romero Landeros IJS
Referencias:
Espada de dos
filos.
Mi vida en Xto.
La oración
nuestra de cada día.
Jóvenes
católicos.
Ocarm.
Rezandovoy
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