+ En el nombre
del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo. Amén.
Oración inicial
Ven Espíritu Santo,
Ven a nuestra vida, a nuestros corazones, a nuestras conciencias.
Mueve nuestra inteligencia y nuestra voluntad para entender lo que el Padre quiere decirnos a través de su Hijo Jesús, el Cristo.
Que tu Palabra llegue a toda nuestra vida y se haga vida en nosotros.
Ven a nuestra vida, a nuestros corazones, a nuestras conciencias.
Mueve nuestra inteligencia y nuestra voluntad para entender lo que el Padre quiere decirnos a través de su Hijo Jesús, el Cristo.
Que tu Palabra llegue a toda nuestra vida y se haga vida en nosotros.
Del santo Evangelio según san Lucas: 18, 1-8
En
aquel tiempo, para enseñar a sus discípulos la necesidad de orar siempre y sin
desfallecer, Jesús les propuso esta parábola:
"En
cierta ciudad había un juez que no temía a Dios ni respetaba a los hombres.
Vivía en aquella misma ciudad una viuda que acudía a él con frecuencia para
decirle: ‘Hazme justicia contra mi adversario’.
Por
mucho tiempo, el juez no le hizo caso, pero después se dijo: ‘Aunque no temo a
Dios ni respeto a los hombres, sin embargo, por la insistencia de esta viuda,
voy a hacerle justicia para que no me siga molestando’ ".
Dicho
esto, Jesús comentó: "Si así pensaba el juez injusto, ¿creen ustedes acaso
que Dios no hará justicia a sus elegidos, que claman a él día y noche, y que
los hará esperar? Yo les digo que les hará justicia sin tardar. Pero, cuando
venga el Hijo del hombre, ¿creen ustedes que encontrará fe sobre la
tierra?"
Palabra del Señor.
Reflexión
Los evangelios nos
presentan una imagen de Jesús que ora, que vive en contacto permanente con el
Padre. La aspiración de vida de Jesús es hacer la voluntad del Padre (Jn 5,19).
Lucas es el evangelista
que nos dice más cosas sobre la vida de oración de Jesús. Nos presenta a Jesús
en constante oración. Jesús oraba mucho e insistía, para que la gente y sus
discípulos hiciesen lo mismo.
Y es en el confrontarse
con Dios donde aparece la verdad y la persona se encuentra consigo misma en
toda su realidad y humildad.
Para Jesús, la oración
estaba íntimamente unida a su vida, a los hechos concretos, a las decisiones
que debía tomar. Para ser fiel al proyecto del Padre, trataba de permanecer a
solas con Él.
De escucharlo. En los
momentos difíciles y decisivos de su vida, Jesús rezaba los Salmos. Como
cualquier otro judío piadoso, los conocía de memoria.
La recitación de los
salmos no apagó en Él el espíritu creativo. Al contrario, Jesús inventa él mismo
un salmo: Es el Padre Nuestro.
Su vida fue una plegaria
perenne.
Como Jesús, rezan en
casa, en familia, en la comunidad, en la sinagoga y junto a la gente en el
templo.
La raíz de esta nueva
oración nace de la nueva experiencia de Dios en Jesús y de la conciencia clara
y profunda de la presencia de Dios en medio de la comunidad.
Para la
reflexión personal
a) En
mi vida, ¿cuánto tiempo dedico a la oración, a la comunicación con Dios?
b) ¿Estoy
convencido que orar con mayor fervor, puede ayudarme a mí a conocer más los
planes que Dios tiene para mí?
c) ¿Tengo
verdadera confianza en que Dios puede librarme de todos los males?
d) ¿Hasta
dónde yo me pongo en las manos del Señor, o quiero ser justiciero a mi manera?
Medita la oración hecha
canción.
ORACIÓN:
¿Qué le digo a Dios?
Orar,
es responderle al Señor que nos habla primero. Estamos queriendo escuchar su
Palabra Salvadora. Esta Palabra es muy distinta a lo que el mundo nos ofrece y
es el momento de decirle algo al Señor.
ES
TU MOMENTO CON DIOS. ORA!
Reza un Padre Nuestro, un Ave
María y un Gloria
Pidámosle a María su maternal
ayuda.
¡Oh Corazón Inmaculado de María!, lleno de bondad,
muéstranos tu amor por nosotros.
Haz que la llama de tu Corazón descienda sobre todos los hombres.
Imprime el amor verdadero en nuestros corazones.
Haz que nuestros corazones tengan un deseo continuo de ti.
Acuérdate de nosotros cuando estemos en pecado.
Tú sabes que todos los hombres pecamos.
Por medio de tu Corazón Inmaculado y Materno, haz que seamos sanados de toda enfermedad espiritual.
Haznos capaces de contemplar la bondad de tu Corazón Maternal, a fin de que podamos convertirnos por la llama de tu Corazón.
Amén.
Haz que la llama de tu Corazón descienda sobre todos los hombres.
Imprime el amor verdadero en nuestros corazones.
Haz que nuestros corazones tengan un deseo continuo de ti.
Acuérdate de nosotros cuando estemos en pecado.
Tú sabes que todos los hombres pecamos.
Por medio de tu Corazón Inmaculado y Materno, haz que seamos sanados de toda enfermedad espiritual.
Haznos capaces de contemplar la bondad de tu Corazón Maternal, a fin de que podamos convertirnos por la llama de tu Corazón.
Amén.
+ En el nombre
del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo. Amén.
Padre José Luis Romero Landeros IJS
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