lunes, 2 de diciembre de 2019

Te alabo, Señor.


+ En el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo. Amén.

Oración inicial

Señor Jesús, comenzamos el tiempo de Adviento esperando tu venida. Te pido que me ayudes a profundizar en tu Palabra, para que mi interior se vaya preparando poco a poco, y así recibirte con un corazón abierto y limpio, como fueron los brazos de tu Madre en el pesebre de Belén.

Hago en silencio un breve examen de conciencia.

Señor, reconozco que soy un pecador y he faltado contra Ti. Te pido perdón y me acojo a tu misericordia. Ayúdame a confiar en tu corazón benévolo que siempre perdona a quien en verdad se arrepiente, y así pueda renovarme en la lucha por alcanzar la santidad.

Del santo Evangelio según san Lucas 10, 21-24

En aquella misma hora Jesús se llenó de júbilo en el Espíritu Santo y exclamó: "¡Yo te alabo, Padre, Señor del cielo y de la tierra, porque has escondido estas cosas a los sabios y a los entendidos, y las has revelado a la gente sencilla! ¡Gracias, Padre, porque así te ha parecido bien! Todo me lo ha entregado mi Padre y nadie conoce quién es el Hijo, sino el Padre; ni quién es el Padre, sino el Hijo y aquel a quien el Hijo se lo quiera revelar".
Volviéndose a sus discípulos, les dijo aparte: "Dichosos los ojos que ven lo que ustedes ven. Porque yo les digo que muchos profetas y reyes quisieron ver lo que ustedes ven y no lo vieron, y oír lo que ustedes oyen y no lo oyeron".
Palabra del Señor.

Reflexión

El texto de hoy revela el fondo del corazón de Jesús, la razón de su alegría. Los discípulos habían ido a la misión, y al volver, comparten con Jesús su experiencia misionera. (Lc 10,17-21).
La razón de la alegría de Jesús es la alegría de los amigos. Al escuchar su experiencia y al percibir su alegría, Jesús también siente una gran alegría. La razón de la alegría de Jesús es el bienestar de los demás.
No es una alegría superficial. Viene del Espíritu Santo. La razón de la alegría es que los discípulos y las discípulas van a experimentar algo de Jesús durante su experiencia misionera.
Jesús los llama “pequeños”. ¿Quiénes son los pequeños? Son los setenta y dos discípulos (Lc 10,1) que vuelven de la misión: padres y madres de familia, chicos y chicas, casados y solteros/as, viejos y jóvenes. Ellos no son doctores. Son personas sencillas, sin muchos estudios que entienden las cosas de Dios mejor que los doctores.
“Sí, Padre, ¡porque así te pareció bien!” Frase muy seria. Le parece bien al Padre que los doctores y los sabios no entiendan las cosas del Reino y que las entiendan los pequeños. Por consiguiente, si los grandes quieren entender las cosas del Reino, tienen que hacerse discípulos de los pequeños.
Jesús los mira y dice: “¡Bienaventurados!” Y ¿por qué son bienaventurados? Porque están viendo cosas que los profetas quisieran ver, pero no logran ver. Y ¿qué verán? Serán capaces de percibir la acción del Reino en las cosas comunes de la vida: cuidar de los enfermos, consolar a los afligidos, echar los males de la vida.

Para la reflexión personal

a)   ¿Me considero perteneciente al grupo de los pequeños o de los doctores?

b)   ¿Cuál es la raíz de mi alegría?

c)   ¿Superficial o profunda?

Medita la oración hecha canción.


ORACIÓN: ¿Qué le digo a Dios?

Orar, es responderle al Señor que nos habla primero. Estamos queriendo escuchar su Palabra Salvadora. Esta Palabra es muy distinta a lo que el mundo nos ofrece y es el momento de decirle algo al Señor.

ES TU MOMENTO CON DIOS. ¡ORA!

Señor mío, permite que en este tiempo de adviento sea de preparación para que entres en nuestros corazones y pongamos nuestra fe en ti.
Que seas el centro de nuestras vidas y que nada nos haga apartarnos del camino que nos conduce hacia ti.
Amen

Reza un Padre Nuestro, un Ave María y un Gloria


Pidámosle a María su maternal ayuda.

María de Belén, Madre de Jesús,
Ante ti nuestro corazón...
Enséñale a crecer en amor y amistad.

María de Belén, Madre de Jesús,
Ante ti nuestras manos...
Enséñales a construir una nueva Navidad.

María de Belén, Madre de Jesús,
Ante ti nuestra fe...
Enséñale a ser sincera y comprometida.

María de Belén, Madre de Jesús,
Ante ti nuestros miedos y temores...
Enséñanos a ser valientes en la vida.

María de Belén, Madre de Jesús,
Ante ti nuestros caprichos y egoísmos
Enséñanos a ser generosos y solidarios.

María de Belén, Madre de Jesús,
Ante ti nuestra navidad llena de regalos...
Enséñanos a compartir con generosidad
Amén.


+ En el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo. Amén.



Padre José Luis Romero Landeros IJS

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