+ En el nombre del Padre, y del
Hijo, y del Espíritu Santo. Amén.
Oración inicial
Señor,
hoy quiero agradecerte tu presencia oculta y escondida, pero eficaz y
misteriosa en la Naturaleza. Que sepa también descubrirte vivo y presente en mi
corazón. Que mi oído interno sepa escuchar el latido de tu corazón cerca del
mío. Y que, con la voz del salmista, te diga: “Te doy gracias, Señor, de todo corazón”
Hago en silencio un breve examen de conciencia.
Reconozco,
Jesús, que soy pecador y estoy profundamente necesitado de tu perdón. Me
sostiene y alienta la firme esperanza de que tu amor y tu misericordia son
siempre más grandes que mi pecado. En Ti, Señor, confío.
Del santo Evangelio según san Marcos 4, 26-34
En
aquel tiempo, Jesús dijo a la multitud: "El Reino de Dios se parece a lo
que sucede cuando un hombre siembra la semilla en la tierra: que pasan las
noches y los días, y sin que él sepa cómo, la semilla germina y crece; y la
tierra, por sí sola, va produciendo el fruto: primero los tallos, luego las
espigas y después los granos en las espigas. Y cuando ya están maduros los
granos, el hombre echa mano de la hoz, pues ha llegado el tiempo de la
cosecha".
Les
dijo también: "¿Con qué compararemos el Reino de Dios? ¿Con qué parábola
lo podremos representar? Es como una semilla de mostaza que, cuando se siembra,
es la más pequeña de las semillas; pero una vez sembrada, crece y se convierte
en el mayor de los arbustos y echa ramas tan grandes, que los pájaros pueden
anidar a su sombra".
Y
con otras muchas parábolas semejantes les estuvo exponiendo su mensaje, de
acuerdo con lo que ellos podían entender. Y no les hablaba sino en parábolas;
pero a sus discípulos les explicaba todo en privado.
Palabra del Señor.
Reflexión
En
el alma de cada cristiano, Jesús ha sembrado —por el Bautismo— la gracia, la
santidad, la Verdad... Hemos de hacer crecer esta semilla para que fructifique
en multitud de buenas obras: de servicio y caridad, de amabilidad y
generosidad, de sacrificio para cumplir bien nuestro deber de cada instante y
para hacer felices a los que nos rodean, de oración constante, de perdón y
comprensión, de esfuerzo por conseguir crecer en virtudes, de alegría...
Así,
este Reino de Dios —que comienza dentro de cada uno— se extenderá a nuestra
familia, a nuestro pueblo, a nuestra sociedad, a nuestro mundo. Porque quien
vive así, «¿qué hace sino preparar el camino del Señor (...), a fin de que
penetre en él la fuerza de la gracia, que le ilumine la luz de la verdad, que
haga rectos los caminos que conducen a Dios?» (San Gregorio Magno).
La
semilla comienza pequeña, como «un grano de mostaza que, cuando se siembra en
la tierra, es más pequeña que cualquier semilla que se siembra en la tierra;
pero una vez sembrada, crece y se hace mayor que todas las hortalizas» (Mc
4,31-32). Pero la fuerza de Dios se difunde y crece con un vigor sorprendente.
Como en los primeros tiempos del cristianismo, Jesús nos pide hoy que
difundamos su Reino por todo el mundo..
Para la reflexión
personal
a) ¿Qué
siembro yo, inconstancias y discordias o ilusión por Jesucristo?
Medita la oración hecha canción.
ORACIÓN:
¿Qué le digo a Dios?
Orar, es
responderle al Señor que nos habla primero. Estamos queriendo escuchar su
Palabra Salvadora. Esta Palabra es muy distinta a lo que el mundo nos ofrece y
es el momento de decirle algo al Señor.
ES TU MOMENTO CON DIOS. ¡ORA!
Señor,
el grano de trigo que acojo en el cuenco de mi mano es mi vida, mi amor, mi
trabajo, mi alegría, mi fe. Señor, dame generosidad para sembrar, para
sembrarme. Dame fuerza para quitar las zarzas y las piedras, las situaciones
personales pueden ahogar mi siembra. Dame paciencia, confianza y fe, para
esperar los mejores frutos. Amén.
Reza un Padre Nuestro, un Ave
María y un Gloria
Pidámosle a María su maternal
ayuda.
Bajo tu amparo nos acogemos,
Santa Madre
de Dios;
no deseches
las súplicas
que te
dirigimos
en nuestras
necesidades;
antes bien,
líbranos siempre
de todo
peligro,
¡Oh Virgen
gloriosa y bendita!
Amén.
+ En el nombre del Padre, y del
Hijo, y del Espíritu Santo. Amén.
Padre José Luis Romero Landeros IJS
Referencias:
Mi vida en Xto.
La oración nuestra
de cada día.
Jóvenes
católicos.
Ocarm.
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