+ En el nombre del Padre, y del
Hijo, y del Espíritu Santo. Amén.
Oración inicial
Señor
Jesús, Tú que has venido para servir y no para ser servido, ayúdame a tener un
corazón dócil como el tuyo, para ser permeable a tu palabra y así poder
conformarme contigo y ser un servidor de tu amor ante el mundo.
Hago en silencio un breve examen de conciencia.
Buen
Jesús, Tú que has venido a traer el perdón a los pecadores, que viniste para
estar con los enfermos y los necesitados, acoge en tu perdón a este hermano
tuyo. Me presento ante ti frágil y pecador, necesitado de tu abrazo de amor,
con la plena conciencia que no soy perfecto, que he caído, que he faltado en
obra y omisión, pero confiado en tu misericordia de todo corazón te pido
perdón.
Del santo Evangelio según san Mateo 16, 13-19
En
aquel tiempo, cuando llegó Jesús a la región de Cesárea de Filipo, hizo esta
pregunta a sus discípulos: "¿Quién dice la gente que es el Hijo del
hombre?" Ellos le respondieron: "Unos dicen que eres Juan el
Bautista; otros, que Elías; otros, que Jeremías o alguno de los profetas".
Luego
les preguntó: "Y ustedes ¿quién dicen que soy yo?" Simón Pedro tomó
la palabra y le dijo: "Tú eres el Mesías, el Hijo de Dios vivo".
Jesús
le dijo entonces: "¡Dichoso tú, Simón, hijo de Juan, porque esto no te lo
ha revelado ningún hombre, sino mi Padre que está en los cielos! Y yo te digo a
ti que tú eres Pedro y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia. Los poderes del
infierno no prevalecerán sobre ella. Yo te daré las llaves del Reino de los
cielos; todo lo que ates en la tierra, quedará atado en el cielo y todo lo que
desates en la tierra, quedará desatado en el cielo".
Palabra del Señor.
Reflexión
Hoy celebramos la Cátedra
de san Pedro. Desde el siglo IV, con esta celebración se quiere destacar el
hecho de que —como un don de Jesucristo para nosotros— el edificio de su
Iglesia se apoya sobre el Príncipe de los Apóstoles, quien goza de una ayuda
divina peculiar para realizar esa misión. Así lo manifestó el Señor en Cesárea
de Filipo: «Yo te digo que tú eres Pedro, y sobre esta piedra edificaré mi
Iglesia» (Mt 16,18). En efecto, «es escogido sólo Pedro para ser antepuesto a
la vocación de todas las naciones, a todos los Apóstoles y a todos los padres
de la Iglesia» (San León Magno).
Desde
su inicio, la Iglesia se ha beneficiado del ministerio petrino de manera que
san Pedro y sus sucesores han presidido la caridad, han sido fuente de unidad
y, muy especialmente, han tenido la misión de confirmar en la verdad a sus
hermanos.
Jesús,
una vez resucitado, confirmó esta misión a Simón Pedro. Él, que profundamente
arrepentido ya había llorado su triple negación ante Jesús, ahora hace una
triple manifestación de amor: «Señor, tú lo sabes todo, tú sabes que te amo»
(Jn 21,17). Entonces, el Apóstol vio con consuelo cómo Jesucristo no se desdijo
de él y, por tres veces, lo confirmó en el ministerio que antes le había sido
anunciado: «Apacienta mis ovejas» (Jn 21,16.17).
Esta
potestad no es por mérito propio, como tampoco lo fue la declaración de fe de
Simón en Cesárea: «No te ha revelado esto la carne ni la sangre, sino mi Padre
que está en los cielos» (Mt 16,17). Sí, se trata de una autoridad con potestad
suprema recibida para servir. Es por esto que el Romano Pontífice, cuando firma
sus escritos, lo hace con el siguiente título honorífico: Servus servorum Dei.
Se
trata, por tanto, de un poder para servir la causa de la unidad fundamentada
sobre la verdad. Hagamos el propósito de rezar por el Sucesor de Pedro, de
prestar atento obsequio a sus palabras y de agradecer a Dios este gran regalo.
Para la reflexión
personal
a) ¿Quién
es Jesús?
b) ¿Quién
es Jesús para ti?
c) ¿un
maestro de vida?
d) ¿un
amigo al que acudo cuando lo necesito?
e) ¿un
hombre excepcional?
f) ¿el
Señor que conduce mi vida?
g) ¿el
salvador de mis miedos y mis pecados?
h) ¿el
Mesías, el Hijo de Dios, que revela el rostro del Padre?
i) ¿el
Amado?
Medita la oración hecha canción.
ORACIÓN:
¿Qué le digo a Dios?
Orar, es
responderle al Señor que nos habla primero. Estamos queriendo escuchar su
Palabra Salvadora. Esta Palabra es muy distinta a lo que el mundo nos ofrece y
es el momento de decirle algo al Señor.
ES TU MOMENTO CON DIOS. ¡ORA!
Gracias
Señor por amarnos tanto y por dar tu vida en rescate por nosotros. Ayúdame Buen
Jesús a no caer en el espejismo de las ansias de poder, de éxito y de gloria
mundana; sino que siguiendo tu ejemplo de amarnos hasta el extremo, yo también
pueda servir a mis hermanos sin buscar una gloria terrena, sino que sólo busque
la alegría y felicidad de tu vida eterna.
Reza un Padre Nuestro, un Ave
María y un Gloria
Pidámosle a María su maternal
ayuda.
Madre
mía, Madre de la Iglesia: tú eres mi madre porque
eres la madre de Cristo, y el sacerdote es Cristo. Pero también eres mi madre
porque todos los bautizados formamos parte de la Iglesia, que es el cuerpo de
Cristo y está fundada sólidamente sobre la roca de Pedro.
Muestra que eres mi madre, y
ayúdame a estar muy unido al Vicario de tu Hijo, y así poder cumplir muy bien
con mi misión.
Amén.
+ En el nombre del Padre, y del
Hijo, y del Espíritu Santo. Amén.
Padre José Luis Romero Landeros IJS
Referencias:
Mi vida en Xto.
La oración
nuestra de cada día.
Jóvenes
católicos.
Ocarm.
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