+ En el nombre del Padre, y del
Hijo, y del Espíritu Santo. Amén.
Oración inicial
Te
doy gracias Jesús porque me permites tener este momento de oración. Quiero
conocerte cada vez más, profundizar en tu Palabra, escucharte y seguirte. Dame
la luz y la gracia que necesito para poder hacerlo.
Hago en silencio un breve examen de conciencia.
Aunque
me cueste tengo que reconocer que soy frágil y pecador. ¡Cuántas veces me dejo
llevar por las ocasiones y soy negligente en el rechazo de las tentaciones! Sin
embargo, Tú siempre estás esperándome con los brazos abiertos para perdonarme y
devolverme a la vida. En ti confío, Señor, y sé que eres todo amor y
misericordia.
Del santo Evangelio según san Marcos 8, 11-13
En
aquel tiempo, se acercaron a Jesús los fariseos y se pusieron a discutir con
Él, y para ponerlo a prueba, le pedían una señal del cielo. Jesús suspiró
profundamente y dijo: "¿Por qué esta gente busca una señal? Les aseguro
que a esta gente no se le dará ninguna señal". Entonces los dejó, se
embarcó de nuevo y se fue a la otra orilla.
Palabra del Señor.
Reflexión
También
hoy día se piden señales a Jesús: que haga notar su presencia en el mundo o que
nos diga de una manera evidente cómo hemos de actuar nosotros. El Papa nos hace
ver que la negativa de Jesucristo a dar una señal a los judíos —y, por tanto,
también a nosotros— se debe a que quiere «cambiar la lógica del mundo,
orientada a buscar signos que confirmen el deseo de autoafirmación y de poder
del hombre». Los judíos no querían un signo cualquiera, sino aquel que indicara
que Jesús era el tipo de mesías que ellos esperaban. No aguardaban al que venía
para salvarlos, sino el que venía a dar seguridad a su visión de cómo se tenían
que hacer las cosas.
En
definitiva, cuando los judíos del tiempo de Jesús como también los cristianos
de ahora pedimos —de una manera u otra— una señal, lo que hacemos es pedir a
Dios que actúe según nuestra manera, la que nosotros creemos más acertada y que
de hecho apoye a nuestro modo de pensar. Y Dios, que sabe y puede más (y por
eso pedimos en el Padrenuestro que se haga “su” voluntad), tiene sus caminos,
aunque a nosotros no nos sea fácil comprenderlos. Pero Él, que se deja
encontrar por todos los que le buscan, también, si le pedimos discernimiento,
nos hará comprender cuál es su manera de obrar y cómo podemos distinguir hoy
sus signos.
Para la reflexión
personal
Ante
la alternativa: tener fe en Jesús o pedir un signo del cielo, los fariseos
querían un signo del cielo. No fueron capaces de creer en Jesús. ¿Me ocurrió
algo así a mí también? ¿Qué escogí?
Medita la oración hecha canción.
ORACIÓN:
¿Qué le digo a Dios?
Orar, es
responderle al Señor que nos habla primero. Estamos queriendo escuchar su
Palabra Salvadora. Esta Palabra es muy distinta a lo que el mundo nos ofrece y
es el momento de decirle algo al Señor.
ES TU MOMENTO CON DIOS. ¡ORA!
Gracias,
Jesús, por este momento de encuentro contigo. Gracias por el don de la fe. Te
pido que me ayudes a crecer cada vez más en confianza en Ti y que me
fortalezcas con la gracia de tu Resurrección.
Reza un Padre Nuestro, un Ave
María y un Gloria
Pidámosle a María su maternal
ayuda.
Madre
mía: tú eres un faro resplandeciente, una señal segura para
nuestros naufragios, ayúdanos a estar siempre bien y dispuestos y preparados
para la venida de tu Hijo.
Amén.
+ En el nombre del Padre, y del
Hijo, y del Espíritu Santo. Amén.
Padre José Luis Romero Landeros IJS
Referencias:
Mi vida en Xto.
La oración
nuestra de cada día.
Jóvenes
católicos.
Ocarm.
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