+ En el nombre del Padre, y del
Hijo, y del Espíritu Santo. Amén.
Oración inicial
Buen
Señor, puesto en tu presencia te pido que me abras los ojos de la mente y
los oídos del corazón para que, escuchando tus palabras de amor, pueda hacerlas
vida en mí.
Hago en silencio un breve examen de conciencia.
Jesús,
sé también que muchas veces me alejo de Ti, que no te amo sobre todas las cosas,
que el mundo y las cosas que pasan me distraen y no me decido a darlo todo por
Ti. Quiero pedirte que me des la fuerza para perseverar siempre y que renovado
por tu perdón siga siempre con esperanza el camino hacia la santidad.
Del santo Evangelio según san Marcos 12, 28-34
En
aquel tiempo, uno de los escribas se acercó a Jesús y le preguntó: "¿Cuál
es el primero de todos los mandamientos?" Jesús le respondió: "El
primero es: Escucha, Israel: El Señor, nuestro Dios, es el único Señor; amarás
al Señor, tu Dios, con todo tu corazón, con toda tu alma, con toda tu mente y
con todas tus fuerzas.
El
segundo es éste: Amarás a tu prójimo como a ti mismo. No hay ningún mandamiento
mayor que éstos".
El
escriba replicó: "Muy bien, Maestro. Tienes razón, cuando dices que el
Señor es único y que no hay otro fuera de él, y amarlo con todo el corazón, con
toda el alma, con todas las fuerzas, y amar al prójimo como a uno mismo, vale
más que todos los holocaustos y sacrificios".
Jesús,
viendo que había hablado muy sensatamente, le dijo: "No estás lejos del
Reino de Dios". Y ya nadie se atrevió a hacerle más preguntas.
Palabra del Señor.
Reflexión
Dios
es amor todopoderoso, amor hasta el extremo, amor crucificado: «Es en la cruz
donde puede contemplarse esta verdad» (Benedicto XVI). Este Evangelio no es
sólo una autorrevelación de cómo Dios mismo —en su Hijo— quiere ser amado. Con
un mandamiento del Deuteronomio: «Ama al Señor, tu Dios» (Dt 6,5) y otro del
Levítico: «Ama a los otros» (Lev 19,18), Jesús lleva a término la plenitud de
la Ley. Él ama al Padre como Dios verdadero nacido del Dios verdadero y, como
Verbo hecho hombre, crea la nueva Humanidad de los hijos de Dios, hermanos que
se aman con el amor del Hijo.
La
llamada de Jesús a la comunión y a la misión pide una participación en su misma
naturaleza, es una intimidad en la que hay que introducirse. Jesús no
reivindica nunca ser la meta de nuestra oración y amor. Da gracias al Padre y
vive continuamente en su presencia. El misterio de Cristo atrae hacia el amor a
Dios —invisible e inaccesible— mientras que, a la vez, es camino para
reconocer, verdad en el amor y vida para el hermano visible y presente. Lo más
valioso no son las ofrendas quemadas en el altar, sino Cristo que quema como
único sacrificio y ofrenda para que seamos en Él un solo altar, un solo amor.
Esta
unificación de conocimiento y de amor tejida por el Espíritu Santo permite que
Dios ame en nosotros y utilice todas nuestras capacidades, y a nosotros nos
concede poder amar como Cristo, con su mismo amor filial y fraterno. Lo que
Dios ha unido en el amor, el hombre no lo puede separar. Ésta es la grandeza de
quien se somete al Reino de Dios: el amor a uno mismo ya no es obstáculo sino
éxtasis para amar al único Dios y a una multitud de hermanos.
Para la reflexión personal
a) Para
ti, ¿qué es lo más importante en la religión?
b) Nosotros
hoy, ¿estamos más cerca o más lejos del Reino de Dios del doctor que fue
elogiado por Jesús?
c) ¿Qué
piensas?
Medita
la oración hecha canción.
ORACIÓN: ¿Qué le digo a Dios?
Orar, es
responderle al Señor que nos habla primero. Estamos queriendo escuchar su
Palabra Salvadora. Esta Palabra es muy distinta a lo que el mundo nos ofrece y
es el momento de decirle algo al Señor.
ES TU MOMENTO CON DIOS. ¡ORA!
Gracias
Señor por salir a mi encuentro y mostrarme el camino del amor. Yo quiero
seguirte y amarte con todas mis fuerzas y con todo mi corazón. Te pido que me
ayudes a vivir también ese amor con mi prójimo, amándolo como Tú me has amado a
mí.
Reza un Padre
Nuestro, un Ave María y un Gloria
Pidámosle a
María su maternal ayuda.
Madre
mía: tu vida entera en la tierra fue
una manifestación continua de amor a Dios y al prójimo: ¿cómo puedo amar con un
corazón como el tuyo?
Amén.
+ En el nombre del Padre, y del
Hijo, y del Espíritu Santo. Amén.
Padre José Luis Romero Landeros IJS
Referencias:
Mi vida en Xto.
La oración
nuestra de cada día.
Jóvenes
católicos.
Ocarm.
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